El Ayuntamiento de Barcelona se enfrenta a una indemnización millonaria por la expropiación del Hotel Buenos Aires de Vallvidrera. El pasado 17 de noviembre, el consistorio aprobó en comisión, con los votos a favor del gobierno municipal y ERC, la modificación del Plan General Metropolitano (MPGM) para preservar a nivel arquitectónico el establecimiento hotelero y cambiar la calificación del suelo -ahora de uso privado- para poner en marcha pisos dotacionales. 

Con este cambio, Barcelona en Comú y PSC quieren acabar con los planes del fondo London Private Company de levantar un hotel de lujo en los terrenos, propiedad de la congregación de los Padres Paúles y con los que el citado fondo había alcanzado un acuerdo de compra. El pasado verano, la teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz, anunció la intención de frenar la operación y quedarse el edificio por unos 3,5 millones.

CONTENCIOSO, A LA VISTA

Fuentes conocedoras del proyecto aseguran que, muy probablemente, el caso acabará con un contencioso-administrativo millonario contra el Ayuntamiento o con un acuerdo entre las partes, muy por encima de los 3,5 millones que dijo el Ayuntamiento que pagaría, y que deberá incluir una indemnización y el lucro cesante, es decir el beneficio que dejará de percibir la empresa.

El Ayuntamiento ya ha tenido que hacer frente a pagos millonarios por recuperar el patrimonio de la ciudad. Dos casos recientes son las casitas de Encarnació y la Torre Garcini del Guinardó, donde el municipio ha acabado pagando un pastizal tras una gestión más que cuestionable y tras actuar tarde. Para Jordi Coronas, concejal de ERC, el gobierno municipal salva el patrimonio de la ciudad “a golpe de talonario y a golpe de expropiación". Según el edil, en ocasiones, el gobierno municipal recupera patrimonio de forma "arbitraria". Coronas defiende que el edificio de Vallvidrera pase a manos públicas, pero reconoce que "saldrá caro".

Desde su llegada a la alcaldía en junio de 2015, el gobierno de Ada Colau no se interesó por el viejo Hotel Buenos Aires, cerrado al público desde hace años, hasta que fue okupado en marzo de 2019 por okupas y vecinos que reclamaban su recuperación para el barrio. Así se lo recordó a Sanz el concejal de JuntsxCat, Jordi Martí, en comisión. El inmueble ni estaba catalogado -"como otros muchos en la ciudad", subrayó Martí- y el uso del suelo era privado. Dicho de otra manera, la operación inmobiliaria planteada parece que reunía todos los requisitos legales y podría acabar costando a la ciudad otro ojo de la cara en plena crisis económica y social. El acuerdo de compraventa entre los Padres Paúles y London Private Company es de 2018.

El comedor del antiguo Hotel Buenos Aires / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA



ESPECULAR

En la comisión, Sanz dijo que era "una anomalía" que el edificio no estuviera catalogado y aseguró que no había podido hablar con los propietarios, los Padres Paúles, a los que acusó de querer especular. También opinó que “no tenía sentido” que un fondo que no era el titular, pero que tenía un acuerdo de compraventa, solicitara unas licencias. “No nos gusta”, sentenció la edil de Barcelona en Comú. Este viernes, la modificación del PGM deberá ser ratificada por el pleno y, posteriormente, recibir el visto bueno de la Generalitat.

El plan municipal afecta a casi 4.000 metros cuadrados y prevé mantener de pie el edificio actual, con planta baja más tres, y protegerlo a nivel arquitectónico para evitar que sea demolido. El proyecto, además, incluye levantar otro inmueble de 1.045 metros cuadrados. La intención del Ayuntamiento es hacer 37 pisos dotacionales, 17 para gente mayor, en el antiguo hotel, y 20 para jóvenes, en la nueva edificación. Muy probablemente, la planta baja y el antiguo comedor se dedicarán a equipamientos de barrio. Los usos se consensuarán con los vecinos.

Según ha podido saber este medio, antes de plantear la expropiación -que todavía no se ha ejecutado y que se iniciará después de que se haya cumplimentado la modificación del PGM-, hubo intercambios de correos, documentación y reuniones entre el Ayuntamiento, la propiedad y el fondo. Fuentes conocedoras del proyecto afirman que el Ayuntamiento propuso una permuta con unos terrenos municipales de Via Augusta.

INTENTO DE COMPRA

Posteriormente, un cambio de los interlocutores municipales endureció el posicionamiento y el consistorio puso sobre la mesa la posibilidad de expropiar. Por el camino, también se planteó la compra del viejo Hotel Buenos Aires por parte del Ayuntamiento, supeditada a otra operación urbanística que no tenía nada que ver con la de Vallvidrera y en la que el gobierno municipal quería obtener los fondos para adquirir el equipamiento hotelero.

Las fuentes consultadas por este medio afirman que la intención inicial de London Private Company no era derribar el icónico edificio sino que para hacer el hotel se quería aprovechar la estructura. Siempre según esta versión, el Ayuntamiento habría respondido que con la actual calificación no se podía hacer un hotel y habría planteado a los promotores un uso residencial. Posteriormente, el fondo habría llegado a comunicar al consistorio su intención de demoler el inmueble (siempre con la idea de acabar haciendo un hotel). Un informe de Patrimonio indicaría que el Ayuntamiento no se podía oponer al derribo, pero también aconsejaba incluir al edificio dentro del catálogo arquitectónico de la ciudad para preservarlo.

El antiguo Hotel Buenos Aires, en una imagen de época / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA



SIN CONTESTAR A METRÓPOLI ABIERTA

Este medio se ha dirigido al Ayuntamiento de Barcelona para saber por qué el Ayuntamiento no intentó hacerse con el edificio antes del verano pasado, cuando ya estaba okupado y se anunció que se iba a expropiar, y si se ha abordado la posibilidad de una permuta o la compra del edificio. Metrópoli Abierta ha preguntado también si el permiso de derribo se había concedido y por el calendario y los costes finales que se estimaba podía tener la operación. Las fuentes municipales consultadas no han contestado a las preguntas y han remitido a este diario a las declaraciones de Sanz tras el desalojo (el 28 de octubre) y a las explicaciones que dio en comisión municipal.

El pasado 28 de octubre, Sanz dijo que el Ayuntamiento quiere que el antiguo Hotel Buenos Aires sea un equipamiento público y aseguró que antes de que esto sea una realidad se ha intentado llegar a un acuerdo con la propiedad para buscar una solución intermedia para abrir el espacio haciéndose cargo el consistorio de todos los gastos (alquiler y suministros). En sus declaraciones, Sanz no aclaró si la oferta era permitiendo la okupación ilegal. La teniente de alcaldía sí se mostró en desacuerdo con el desalojo. Calificó el dispositivo policial de “desmesurado” y puso en duda por qué el departamento de Interior lo autorizó.

PAGAR UN PRECIO JUSTO, NO UN PRECIO DE MERCADO

Sanz da por hecho que la propiedad recorrerá la modificación del PGM, lo que retrasará la expropiación y la transformación del viejo hotel en equipamientos públicos. Requerida si puede tardar años en ser una realidad, la edil respondió que espera que no, pero que la intención municipal es pagar un precio justo y no de mercado como han propuesto los titulares de los terrenos. “La expropiación nos asegura que pagamos un precio justo”, subrayó.

Enfrentamiento entre Mossos y okupas por el desalojo del antiguo Hotel Buenos Aires / TWITTER



El edificio fue okupado en marzo de 2019. Contaba con el apoyo de numerosos vecinos y del propio Ayuntamiento. El hotel fue desalojado el 28 de octubre tras un enfrentamiento entre okupas y los Mossos d’Esquadra. La alcaldesa de Barcelona dijo que la intervención policial no se tendría que haber producido porque se habían iniciado los trámites para convertirlo en un equipamiento público. Según Colau, la propiedad se “negó” a negociar con el Ayuntamiento. Al menos en otra ocasión, una semana antes, el desalojo se tuvo que paralizar ante la fuerte oposición vecinal.

"AUTÉNTICA BARBARIDAD"

Distintos concejales de la oposición han cuestionado la operación municipal por los altos costes económicos que tendrá para la ciudad. "Acabarán pagando una auténtica barbaridad por esta expropiación", opina el concejal de Ciutadans, Celestino Corbacho", que sostiene que muy probablemente el caso acabará en los tribunales. "Es un caso en el que hay poco de sentido común y mucho de revancha".

"Solo se han preocupado de catalogar el edificio en el momento que había una orden de desalojo. No estamos en contra de dotar al barrio de equipamientos y pisos dotacionales pero sí que se utilice el instrumento de la expropiación. Habrá un sobrecoste implícito en esta operación. El particular iniciará un proceso judicial para reclamar sus derechos ", sostiene el edil popular Óscar Ramirez

"GESTIÓN DEFICIENTE"

El exprimer ministro francés y líder de Barcelona pel Canvi, Manuel Valls, ha encontrado "a faltar el diálogo necesario con la propiedad para pagar un precio justo" y ha valorado la operación como un "chantaje" con la excusa de hacer más vivienda pública. Para Valls, el Ayuntamiento debe empezar por levantar pisos públicos en solares vacíos y no hacer pagar a la ciudad precios tan altos. "Es un caso de gestión deficiente". 

En términos similares se expresan otras fuentes con años de servicio en el Ayuntamiento. Prevén que hasta que los equipamientos sean una realidad pasarán años y temen que, tras la expropiación, indemnización y rehabilitación, la cantidad pagada por unos pisos dotacionales será mucho más elevada que si las viviendas sociales que se quieren hacer se hubieran hecho en otros terrenos libres de cargas.

DESDE 1885 

El edificio nació como fonda en 1885, a finales del siglo XIX. A principios del siglo XX fue transformado en un gran hotel por el arquitecto Jeroni Granell. La imagen actual es de hace más de un siglo, entre los años 1908 y 1909. El edificio es modernista. La estancia más valiosa y luminosa es el comedor, con siete balcones de gran tamaño. La gran mayoría de sus elementos ornamentales se han preservado. El nivel de protección arquitectónica será el C, que obliga a mantener la volumetría. También está previsto restaurar las fachadas y conservar el gran comedor.

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