Herrería de Sant Gervasi

Herrería de Sant Gervasi Luis Miguel Añón

Sarrià - Sant Gervasi

Joaquim, el último herrero de Sarrià que despide 80 años de artesanía metálica y un yunque histórico

El edificio donde se encuentra el negocio será demolido para dar lugar a una residencia de ancianos, que aún no tiene fecha de estreno

31 diciembre, 2023 22:00

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Los residentes de Sarrià-Sant Gervasi que buscan escudos para ventanas, muebles de hierro o maña en la reparación de objetos metálicos acaban siempre en la misma dirección: la calle Atenas. Concretamente, en la esquina con la Ronda del General Mitre. La ubicación lleva a una de las pocas herrerías que subsisten en Barcelona, aunque no por mucho tiempo. El edificio donde se encuentra el local será demolido para dar lugar a una residencia de ancianos, que aún no tiene fecha de estreno. El derribo no solo supondrá la pérdida de un oficio histórico, sino que también marcará la desaparición de un legado artesanal que ha moldeado la identidad de este barrio durante décadas.

En el interior del taller, detrás de los martillazos, las chispas de la soldadura de puntos, un juego de barras metálicas y un yunque de 1867 se asoma una cabeza: la de Joaquim Briz Figueras, el propietario. A veces también la de Pilar, su mujer, la cual se ha convertido en su fiel apoyo. “Sin ella no habría podido tirar para adelante con el negocio”, explica Joaquim a Metrópoli

Herrería de Sant Gervasi

Herrería de Sant Gervasi Luis Miguel Añón

SUEÑOS NO CUMPLIDOS

El herrero de 76 años recibió varios jarros de agua fría antes de convertirse en el propietario del taller. Cuando acabó la escuela básica, quería estudiar en la Massana para aprender a dibujar. No obstante, su familia “no se podía permitir ese gasto”, ya que eran cuatro hermanos y poder seguir estudiando “era para adinerados”. Ante la negativa, a Joaquim no le quedó más remedio que ponerse a trabajar, lo que le llevaría al segundo escollo. “Mi primer empleo fue en una casa de transistores, en el que tenía que trabajar en una cadena de montaje y colocar las piezas de manera repetitiva", describe el herrero. Aunque ganaba un buen sueldo, le resultaba un “tostón” y decidió forjar un nuevo rumbo. 

Mientras paseaba por las calles de Sant Gervasi, la luz de una lámpara de pie le guió a entrar en el interior de un taller para preguntar “si necesitaban una mano”. Joaquim pudo encontrar en el local un trabajo en el que “aprender técnicas de soldadura eléctrica”, pero que con el tiempo se convertiría en un trajín de gritos para él. “Después de dos años lo dejé”, expresa el herrero tras asegurar que “no soportaba que el dueño le gritara”. Además, según confiesa, “siempre se iba de cháchara” y lo dejaba solo. Un día, Joaquim llegó al límite y, entre risas, dice que “le tiró el soplete por encima”.

"LA SUERTE"

Estas experiencias le sirvieron de escarmiento a Joaquim y, de alguna manera, lo condujeron a donde “estaba su suerte”. El herrero acabó enfrente de la herrería de Josep Dalmau, en la que trabajaría primero para él, antes de convertirse en el propietario.

El portero del Ateneo de Sant Gervasi se asoció con el herrero Josep Dalmau en los años 50 y abrieron la actual herrería. En enero de 1966, tras la remodelación del Ateneo, Josep Dalmau quedó como único propietario del taller, momento en que Joaquim Briz comenzó a trabajar con Dalmau. “Justo llegué cuando su hijo se tenía que ir al servicio militar y necesitaba una persona que lo supliera”, resalta. Una coincidencia que le permitió aprender todas las sílabas del oficio. “Dalmau era muy bueno en su profesión y gracias a él me he vuelto un experto en este trabajo” reconoce el herrero. Una de las lecciones que recuerda es la importancia de la precisión al trabajar el metal, especialmente al picar: ”Este señor se ponía en el yunque, encendía el fuego y me decía: ¡Pica!". Durante los siguientes años, el taller trabajó principalmente para periódicos como La Vanguardia y el Noticiero Universal, pero también para empresas como Ralocar o Arboretum. 

Imagen de la herrería en su interior

Imagen de la herrería en su interior Luis Miguel Añón

PROPIETARIO

Pasados cinco años de picaduras y martillazos, “el destino” decidió que Joaquim sería el propietario después de que Josep Dalmau enfermara. El 1 de octubre de 1973, el taller fue rebautizado con el nombre de Joaquim en su cartel. 

La adrenalina de convertirse en propietario desembocó en otra área de su vida: la familia. La idea de formar su propio hogar rondaba por la cabeza de Joaquim y su mujer cuando se aventuraron a comprar un piso cerca de la herrería. “Nos lanzamos sin tener ni un duro”, confirma. Joaquim confiaba en su suerte, pero también en el esfuerzo, por lo que comenzó a trabajar “los domingos, festivos, renunció a vacaciones y descansos” para pagar la hipoteca. Por suerte, siempre contaba con un apoyo: su mujer. Ella siempre estaba “para apoyarle, amarle y sostenerle”. Las comidas en el taller solían ser recurrentes, ya que la vida de ambos, sobre todo para Joaquim, se había volcado en su oficio. “Mi esposa y yo calentábamos la comida con el soplete y comíamos en el taller”, recuerda con nostalgia el herrero. Juntos lograron pagar en “dos años” la vivienda y “formar una familia con cuatro hijos maravillosos”, aunque “ninguno ha seguido el oficio de su padre”.

Imagen de la fragua, el fogón que se usa principalmente para forjar metales

Imagen de la fragua, el fogón que se usa principalmente para forjar metales Luis Miguel Añón

RESIDENCIA DE ANCIANOS

El inmueble donde se encuentra el taller ejerció como cine, teatro, sala de fiestas y sala de billares del distrito. La antigüedad del edificio llevó al propietario, el Ateneu de Sant Gervasi, a venderlo al promotor de la residencia Activa Parc de les Aigües hace cinco años. La empresa indemnizó a Joaquim, quien sigue trabajando en el taller con media pensión hasta que comiencen las obras de la nueva construcción. Joaquim desocupará el local dos meses antes de la fecha de desalojo.

En 2021, el Ayuntamiento dio luz verde a un Plan Especial Urbanístico para la instalación del equipamiento privado de 75 plazas, de las que 16 serán públicas. La configuración de la edificación es de 3 plantas de sótano, la 2 y 3 destinadas a aparcamiento --20 plazas--, y la planta 1, a servicios comunes. La planta baja y la planta altillo también se destinan a servicios comunes. En los niveles 1, 2 y 3 se ubicarán las 39 habitaciones --36 dobles y 3 individuales--. 

La superficie total de la parcela abarca 703,10 metros cuadrados, lo que permite la construcción de hasta 1.730 metros cuadrados por encima del nivel del suelo, según lo establecido en el plan aprobado por el consistorio.

Render de la futura residencia de ancianos Activa Parc de les Aigües en la calle Atenas, 27

Render de la futura residencia de ancianos Activa Parc de les Aigües en la calle Atenas, 27 Ayuntamiento de Barcelona

Al mirar hacia atrás, Joaquim recuerda el arduo trabajo que dedicó para construir su hogar y sacar adelante su herrería: sus tendones rotos por picar se lo recuerdan cada día. Un oficio que ha pasado por diferentes etapas y que el herrero ha vivido en sus carnes. Desde las remachadoras y soldaduras de forja, que dieron paso al autógeno con gas de carburo, realizado en el mismo taller, hasta su posterior reemplazo por el acetileno y la soldadura eléctrica. La antigua herrería y todas las herramientas asociadas siguen siendo testigos silenciosos de técnicas de trabajo que se han ido perdiendo. Toda esta maquinaria desaparecerá cuando las grúas y excavadoras destruyan el taller. Cuando llegue este momento, Joaquim “lo afrontará con orgullo”, pues sabe que “le toca jubilarse”. Entretanto, recibe pedidos y se aferra con fuerza a su taller, porque aunque diga que “estará tranquilo”, cuesta desapegarse de los metales fríos que una vez calentaron su hogar y le permitieron desarrollar su vocación de herrero.