Muchos vecinos de la calle dels Salvador han barajado la idea de marcharse del Raval. "En algún momento, todos nos lo hemos planteado", confiesa un vecino, que pide mantener el anonimato. En esta zona del antiguo barrio chino, que delimita con el barrio de Sant Antoni, la presión y el malestar por múltiples factores se acumula día tras día.

A la presión de la inseguridad que causan los narcotraficantes, la actividad propia de los narcopisos y su suciedad, se suman ahora, cada vez con más intensidad, las amenazas y la violencia explícita de los camellos contra los vecinos que se atreven a denunciar el "Súper Salva". Es el nuevo nombre con el que los propios vecinos han rebautizado su calle.

'ESTAMOS PERDIENDO LA BATALLA'

Con esta ironía, un grupo de vecinos saldrá este sábado de sus casas para manifestarse contra la presencia de, al menos, cuatro narcopisos en su calle. La Guardia Urbana ha sido informada de la protesta y hoy se comunicará a los Mossos d'Esquadra, según cuenta un vecino. Hartos de que su calle se haya convertido en un supermercado de la droga durante el confinamiento, colgarán varias pancartas señalando a las mafias. "Es una batalla que estamos perdiendo", cuenta un residente desesperado.

Los narcotraficantes se han adueñado de esta calle. El descaro con el que venden droga sonroja. Hace unos días, un chico ofrecía un gramo de cocaína a 60 euros a grito pelado en medio de la calle. "No tienen ningún tipo de vergüenza", describe este inquilino. Mañana a las 17 horas, decenas de inquilinos se pondrán las mascarillas y se manifestarán manteniendo la distancia de seguridad. También tienen previsto iluminar la calle con luces led. 

ATRACOS A BARRENDEROS Y TRABAJADORES DE REPARTO

Nadie se libra de las zarpas de estas mafias durante el estado de alarma. Vecinos, personal de la limpieza del Ayuntamiento de Barcelona y hasta repartidores a domicilio han sido atracados en los últimos días. Desde la calle dels Salvador creen que la presión en otros puntos de venta de droga ha desplazado la situación a su calle, incrementando el flujo de compradores y las peleas. 

Estas semanas, la presión policial ha cerrado algunos de los puntos de venta de droga, como el ubicado en el número 20 o el 7bis. En el último bloque, hasta hace poco seguían operando otros dos narcopisos, pero la urbana los vigila muy de cerca y la venta se ha frenado. Sí que sigue con actividad el piso del número  5bis y en el 38 de la calle Sant Antoni Abad.

El Ayuntamiento ha retirado este viernes los contenedores que rebosaban basura dibujando una escena esperpéntica. "No sabemos si es maquillaje porque mañana vendrán las cámaras", se pregunta un vecino desconfiado. Tras varios meses de lucha por separado, desde hace un mes, unos 200 vecinos coordinan las acciones de denuncia a través de un grupo de Whatsapp y las redes sociales.

EL DRAMA DE UNA PAREJA Y SU BEBÉ

En el caso del número 20, una pareja con un bebé en situación de vulnerabilidad decidió instalarse en el domicilio. Era una manera para evitar el regreso de los vendedores, algo que ocurre a menudo cuando la policía abandona el lugar. Las mafias han regresado a este piso y han amenazado con golpes de cadenas en las puertas a sus inquilinos. Quieren volver a ocupar el piso y no se dan por vencidos. Una situación que ha causado crisis de ansiedad en la joven pareja que carece, por el momento, sin una alternativa digna para vivir. 

 

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