Sergey Krivopost aun no se ha recuperado del tremendo susto. El joven de 18 años relata nervioso como el martes al mediodía cuatro individuos entraron en su tienda, lo retuvieron, lo golpearon con los cascos de la moto y le amenazaron con un cuchillo en repetidas ocasiones. Se trata del enésimo robo con violencia en los últimos dos meses en La Marina del Port, un barrio atemorizado y harto de episodios similares con asaltos brutales a vecinos, algunas personas mayores, con varios heridos de gravedad.
"No podemos bajar a comprar con miedo", exclama indignada Rosalía Fernández, presidenta de la Asociación de Vecinos Can Clos que agrupa a todas asociaciones vecinales del distrito de Sants - Montjuïc. La preocupación vecinal la han reflejado este miércoles unos 150 vecinos que se han concentrado para mostrar su malestar ante una oleada de robos. Los Mossos d'Esquadra niegan que haya un repunte de estos delitos en la zona y apuntan a un conflicto entre "dos colectivos" como el aumento de la percepción de inseguridad.
AMENAZAS DE MUERTE
Fernández señala que el miedo impide que muchas víctimas de robos pongan la denuncia pertinente. "Lo que los mossos ven es una cosa y la realidad es otra. En Can Clos le sacaron un cuchillo enorme a un hombre, que no se atreve a denunciar", explica. Desde los mossos recuerdan la detención el pasado 6 de septiembre de un hombre de 27 años como el responsable de una serie de robos de joyas a ancianos en la calle. Pero las agresiones se han repetido durante estas semanas.
A Krivopost lo llevaron a una sala de su comercio y le amenazaron con romperle el cuello y "rajarle" la cara. "Solo agradezco estar vivo. He estado pensando muchas veces en qué podría haber hecho y no hice", cuenta este muchacho. Los mossos visitaban visitaban esta mañana este local de intercambio de criptomonedas (una moneda digital) para intentar identificar las huellas de los atracadores. El desorden de papeles revueltos en el suelo era evidente un día después del robo.
MOVILIZACIÓN VECINAL
El asalto duró unos 10 minutos que se hicieron eternos para este estudiante de Segundo de Bachillerato que desempeña su primer trabajo. "Después de tranquilizarme, mi padre me ha dado la bienvenida al mundo de los adultos", comenta con una risa nerviosa. Las cámaras del negocio, que solo graban lo que sucede en ese momento, no registraron los hechos. Un vecino vio como los asaltantes huían en dos motocicletas.
Cuando Javier Benesenes vio a través de las redes sociales la cara amoratada de una mujer de 67 años, víctima de un asalto, se dijo a sí mismo que había que hacer algo. El pasado miércoles, logró una pequeña concentración de una treintena de vecinos para intentar tomar alguna acción y frenar la oleada de robos. "Aquí no permitimos que la gente del barrio robe en el barrio. La gente tiene miedo, los mayores no salen a la calle", afirma este vecino.
Benesenes empezó a pegar carteles por el barrio y este miércoles más de 100 personas acudían a la segunda protesta espontánea en una semana. "Cuando enganchaba un cartel, alguien se me acercaba explicando un robo que había sucedido cerca", asegura. Tras reunirse con los mossos y la Guardia Urbana, los vecinos, apoyados por todas las asociaciones vecinales, han conseguido una reunión con representantes del Ayuntamiento el próximo martes. "En todas las reuniones con la policía se nos dice que no tienen efectivos. Les entendemos, pero necesitamos estar protegidos", reclama Fernández.
ASFIXIA
Los robos violentos, asegura Benesenes, son diarios. Especialmente crudo es el de una mujer de 67 años que el 4 de septiembre fue sorprendida por dos jóvenes que abordaron a su víctima por detrás y le practicaron la técnica del mataleón, consistente en asfixiar a la persona hasta perder el conocimiento. "Tuve la sensación de que mi vida se terminaba", relata la mujer, que recibió una brutal lluvia de golpes en la cara. Ahora, dice, en ocasiones le aterra salir a la calle y pasea con un miedo atroz a que alguien la vuelta a atacar.
Cartel de convocatoria de la protesta de este miércoles para denunciar los robos / G.A
Algunos vecinos, organizados en un grupo de Whatsapp, proponen dar caza a estos ladrones, que dicen tener identificados. Fernández no es partidaria de ir a buscar a los agresores, pero entiende la "gran indignación" que siente el barrio. En los dos últimos días sostiene que ha habido un leve aumento de presencia policial.