Agentes de la Guardia Urbana acudieron el viernes al bar Champi, en el número 73 de la calle València, para precintarlo. Pero como en aquel momento no presentaba actividad, levantaron acta y abandonaron el lugar sin ordenar el cierre a la responsable del negocio. Tras el gran incendio que se ha declarado durante la madrugada y que ha dejado cuatro personas heridas, este martes por la tarde el Ayuntamiento ha defendido que "no podía saber" lo que iba a ocurrir.
Lo ha hecho por boca de Albert Batlle, teniente de alcaldía de Seguridad, que en una rueda de prensa ha explicado que "constaban quejas por molestias" en el bar, de las que no ha dado más detalle. Aun así, ha insistido en que las denuncias "tienen carácter subjetivo" y que el consistorio no había detectado "evidencia de actividad delictiva, más allá de los problemas de convivencia". Por todo esto, ha defendido con estas palabras la actuación del Ayuntamiento: "Con los datos que teníamos, no podíamos saber que se iba a producir un incidente como el que se ha producido".
LO IBAN A PRECINTAR POR RAZONES DE SALUBRIDAD
Batlle ha contado que el día 1 de abril varios vecinos comparecieron frente a la Guardia Urbana para narrar los problemas que estaban padeciendo con el bar Champi. La policía municipal activó entonces un servicio de inspección, que "el día 8 tomó la determinación de pedir un precinto provisional por razones de salubridad", sin haber resuelto todavía las quejas vecinales, que estaban por investigar.
El mismo día 8, la Guardia Urbana acudió al local para realizar el precinto. Como ya se ha explicado, el bar estaba cerrado en ese momento. "Constataron que la actividad estaba interrumpida. Levantaron un acta en la que decían que no se podía precintar porque no había actividad", ha afirmado Batlle. El teniente de Seguridad ha añadido también que "no obstante, pasaron más veces para ver si se retomaba".
LOS VECINOS AFIRMAN QUE HA SIDO PROVOCADO
Entre los cuatro heridos se encuentra la responsable del negocio, una mujer de nacionalidad china a la que le traspasaron el bar hace apenas entre cuatro y cinco meses. La presidenta de la comunidad, Iliana Garcimarrero, asegura que en varias ocasiones había amenazado con prender fuego al local. "La mayoría de los vecinos hemos asumido que hoy lo ha conseguido", ha explicado a Metrópoli.
La titular del bar es de hecho quien ha resultado herida de mayor consideración, y permanece ingresada en el Hospital Vall d'Hebron bajo custodia policial –que no detenida–.
UNA QUINCENA DE PERSONAS NO PUEDEN VOLVER A SUS CASAS
Por motivos que los Bombers de Barcelona y la policía científica de los Mossos d'Esquadra todavía están investigando, alrededor de las 4:00 horas de la mañana se ha producido una potente deflagración en los bajos de la calle València, 73. Las llamas se han extendido rápidamente por el edificio, hasta el punto que los vecinos han tenido que protegerse en la azotea. "La evacuación se ha hecho por la fachada porque la portería estaba completamente destrozada, y la escalera era inaccesible", ha detallado Batlle.
En total se han visto afectadas 50 personas de ocho edificios y 30 núcleos familiares distintos. La mayoría residen en el mismo edificio de València, 73. Se sabe también que el techo de la vivienda que está justo encima del local incendiado se ha hundido, aunque no ha herido a nadie porque los inquilinos no estaban en casa. Los vecinos de este edificio no podrán volver a corto plazo a sus domicilios. Tampoco podrán hacerlo los inquilinos de dos pisos de avenida de Roma, 90. En todos estos casos, aún se están evaluando posibles afectaciones estructurales.
Según el Ayuntamiento, son una quincena las personas que no van a poder volver a sus casas por el momento. La mayoría permanecerán en casas de familiares y amigos, pero hay cuatro que han requerido apoyo habitacional del Centre d'Urgències i Emergències Socials de Barcelona (CUESB).