Los vecinos del número 73 de la calle València piensan que las bolas de fuego que devastaron sus viviendas se podrían haber evitado. Iliana Garcimarrero, sin casa temporalmente a causa del incendio del pasado 12 de abril, explica que la dueña del bar donde prendieron las llamas amenazó varias veces con quemar el inmueble. Desde hacía tiempo mostraba una actitud errática con comportamientos paranoides. El Ayuntamiento de Barcelona conocía a esta mujer y decidió precintar el local cuando los vecinos la sorprendieron mojando papel de cocina en aceite en la cocina. El incendio causó cuatro heridos, incluida la restauradora, que sufrió las peores quemaduras.

El caso del Eixample no es aislado. En los últimos cinco meses, Barcelona ha registrado dos incendios con consecuencias aun peores: cinco muertos y otros heridos más. El pasado 30 de noviembre, cuatro miembros de una familia –entre ellos dos niños de uno y tres años– morían víctimas de un incendio en un antiguo cajero okupado de la plaza de Tetuan. El 13 de febrero, otro fuego en el Hotel Coronado del Poble-sec causaba la muerte de un hombre de negocios que estaba en la ciudad de paso. Los dos fuegos se produjeron en circunstancias diferentes, pero tienen algo en común: la administración conocía las irregularidades que giraban alrededor de ambos casos y planea la sensación de que se pudo hacer algo más para evitar las tragedias.

VECINOS SIN CASA

Una veintena de vecinos de la calle València duermen desde hace dos semanas en casas de familiares. La gran lengua de fuego destrozó muros de carga y provocó daños estructurales en el edificio. También destruyó dos pisos del número 90 de la avenida Roma. Los afectados tardarán meses en regresar a sus casas.

La treintañera que regentaba el bar del bajo de la calle València hacía tiempo que no recibía clientes. Los espantaba con su actitud hostil y las amenazas e intimidaciones que vertía sobre los vecinos. La mujer explicitó varias veces su deseo de quemar el local. Sobre las 03.00 de la madrugada, minutos antes del incendio, un vecino la vio, cuenta Iliana.  A pesar de las sospechas vecinales, el regidor de Seguridad, Albert Batlle, señalaba este jueves que será muy difícil determinar la causa del incendio debido a la gran destrucción causada por el mismo.

LA MUERTE DE RASHAD

Los Mossos d'Esquadra retiraron la vigilancia policial sobre la mujer ingresada en el hospital al no encontrar indicios que apunten a su autoría, pero los vecinos insisten: la mujer tenía comportamientos pirómanos y en una ocasión encendió pequeñas llamaradas con un mechero y un pote de gas. El 8 de abril, agentes de la Guardia Urbana debían precintar el bar con una cinta adhesiva, pero no lo hicieron al no encontrar a la mujer. En ese momento el bar estaba cerrado. Según señalan fuentes policiales es el protocolo administrativo a seguir para comunicar el cierre de actividad de un local. De todos modos, el precinto no hubiera evitado en ningún caso el incendio.

Tanzee Haider sigue pensando que la muerte de su cuñado era evitable. El pasado 13 de febrero, Rashad Mehmood moría a los 44 años a causa de la intoxicación de humo que provocó un incendio ubicado en la habitación del lado del Hotel Coronado donde se hospedaba. Las sospechas de los Mossos sobre la intencionalidad del fuego cobraron más fuerza cuando El País informó que  la inquilina del cuarto había perdido su anterior piso en Gràcia a causa por otro fuego, posiblemente provocado.

LA TRAGEDIA DE TETUAN

Los servicios sociales municipales hacían un seguimiento de la mujer. Habían solicitado su ingreso en un centro psiquiátrico y se movilizaron para conseguirlo. Pero la máquina burocrática impidió un ingreso a tiempo. Cuando el hotel ardió, en la lista de la clínica se advertía de que su ingreso podía alargarse dos o tres meses. El pasado julio, los vecinos de su vivienda de Gràcia alertaron a la policía de sus actitudes agresivas y de que repetía con frecuencia que iba a "incendiar el edificio". El escenario que recuerda inevitablemente al fuego de la calle València.

Uno de los incendios más trágicos que se recuerdan en Barcelona ocurrió en la plaza Tetuan el 30 de noviembre de 2021. Allí falleció una familia entera: el padre, la madre, el pequeño Slam de tres años y un bebé de uno. El dramático suceso volvió a destapar la cruda realidad de la pobreza en la que viven centenares de personas en la ciudad. También niños (209, según los cálculos oficiales de entonces). 

88 INTERVENCIONES DE SERVICIOS SOCIALES

Esta semana, los Mossos descartaban que el fuego hubiera sido provocado, una sospecha que cogió fuerza por una pelea que se produjo entre varios ocupantes de la sede bancaria pocas horas antes del incendio. Los servicios sociales también conocían la situación de infravivienda del local.

Bomberos, policías y ambulancias acuden al incendio en la plaza de Tetuan / CEDIDA

El Ayuntamiento realizó hasta 88 intervenciones a través de sus técnicos, que conocían bien a las víctimas. Existía un procedimiento judicial para desalojar el bajo propiedad de Evo Banco. La regidora de Servicios Sociales, Laura Pérez, explicó que la venta de la chatarra que el padre vendía hubiera dificultado "encajar otras alternativas" de vivienda. De nuevo, la administración llego tarde.

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