La calle Petons del Born, un callejón sin salida que atrae a juerguistas, incívicos y ladrones
Los vecinos de esta estrecha avenida de Ciutat Vella quieren cerrar su acceso para evitar las molestias diarias
4 julio, 2022 00:00Noticias relacionadas
Durante el día son muchos los turistas que se detienen a fotografiar la calle Petons, a la que generalmente terminan sin querer. Ubicada a unos metros de Arc de Triomf, tiene poco más de dos metros de ancho. Su forma sinuosa, con dos galerías que se ensanchan durante su recorrido, y el hecho de que se trate de un callejón sin salida le otorgan una aura especial. Su peculiaridad, sin embargo, lo ha convertido en un imán para incívicos, consumidores de droga, juerguistas y también ladrones.
Toni explica que los ruidos en este callejuela se producían ya antes de la pandemia pero que ahora la situación se ha agravado. "Esto es inhumano, cada día pasa algo. Aquí viene todo el mundo, desde guiris hasta los yonkis", describe este hombre. Su piso se encuentra en Portal Nou aunque su balcón da a Petons. Ocurre lo mismo con la mayoría de los vecinos de esta singular calle, que acoge las partes traseras de varios negocios. Los dormitorios y salones de varios bloques de viviendas son testigos de las conversaciones, gritos y peleas que transcurren en este estrecho callejón que amplifica cualquier sonido.
ROBOS VIOLENTOS
Desde unos barrotes de hierro que protegen el acceso a un salón de un primer piso, Romina denuncia un reguero de robos violentos. Cuenta un par de casos por semana. "Escuchamos los gritos de socorro y te altera porque no podemos hacer nada, salvo llamar a la policía", comenta. Toni cuenta que presenció un robo especialmente violento en el que dos ladrones rociaron con espray pimienta para quitarle un reloj a su víctima, un hombre de 50 años que paseaba junto a su esposa.
Los residentes denuncian que la calle se ha convertido en el lavabo particular de las decenas de jóvenes que hacen botellón los fines de semana en el paseo de Lluís Companys. "Ese es el verdadero problema", comenta Francisco desde su balcón, en el primer edificio de la calle. "Creíamos que este era un sitio tranquilo pero quizá en noviembre nos volvemos a mudar", añade Andrea, su pareja.
CIERRE DE LA CALLE
Bajo su balcón, estos jóvenes argentinos han visto casi de todo: jóvenes orinando, drogándose y hasta practicando sexo a las seis de la tarde. "La verdad es que no era la expectativa que tenía antes de venir aquí", admite Francisco. Las broncas son habituales y también el consumo de drogas a edades muy cortas. Hace dos semanas, cuentan, una ambulancia atendía en el paseo a una adolescente de 13 años que sufrió una sobredosis.
Toni tiene clara la solución: cerrar la calle con una especie de vallado o puerta. Este vecino está decidido a solicitarlo al Ayuntamiento de Barcelona. Antes, recogerá firmas entre los residentes y las presentará el 21 de julio en el próximo Consejo de Distrito de Ciutat Vella. Las primeras respuestas que ha obtenido de media docena de vecinos es positiva. El grupo de Junts per Catalunya en el distrito ha recogido la iniciativa de este vecino y pedirá al gobierno municipal que atienda esta petición con el cierre nocturno de la calle.
TURISTAS DESPISTADOS
En pocos minutos, Metrópoli ha presenciado hasta cuatro grupos de personas que entraban despistados en la calle y daban media vuelta. De noche, sigue Toni, también ocurre, pero con un jolgorio mayor por parte de grupos de personas que empiezan a gritar entre las paredes de los edificios, dispuestos a poco centímetros unos de los otros.
Este vecino está convencido de que su idea puede prosperar y señala otros ejemplos de calles de Ciutat Vella que se encuentran cerradas. Un ejemplo es la calle Perot lo lladre, denominada así porque fue el refugio del bandolero más famoso de la Cataluña de principios del siglo XVII.