Albert López es uno de los autores del crimen de la Guardia Urbana, un caso que ha vuelto a ganar popularidad tras el estreno de El cuerpo en llamas en Netflix. La serie está basada en un suceso real que tuvo lugar en Barcelona y que se ha convertido en el homicidio más mediático de los últimos años, cuya trama se basa en el triángulo amoroso mortal formado por tres exagentes de la policía municipal.

Rosa Peral y Albert López eran amantes. A su vez, ella estaba saliendo con Pedro Rodríguez. Este hombre era un estorbo para ellos, así que planearon un crimen casi perfecto para deshacerse de él. La víctima era de complexión grande y fuerte, así que lo drogaron para que no se pudiera defender de sus ataques. Transportaron su cadáver hasta el pantano de Foix y, una vez ahí, lo calcinaron, algo que imposibilitó saber con exactitud la causa de su muerte.

LA ESTRATEGIA DE LOS ASESINOS

Rosa Peral tenía una batalla legal por la custodia de sus hijas con su exmarido, Rubén. Así que decidieron matar a dos pájaros de un tiro e intentar involucrarlo a él en el crimen. Para hacerlo, se desplazaron con el móvil de la víctima a las cercanías de su casa. Con esta estrategia, pretendían distraer a los investigadores y que estos, con la geolocalización, comprobaran que Pedro había estado cerca del domicilio de Rubén. No obstante, la jugada les salió mal, ya que él tenía coartada.

Rosa Peral y Albert López en una salida motera

Ambos mantuvieron el crimen en silencio y se prometieron que jamás confesarían el sangriento suceso. Rosa Peral no tardó en romper su promesa. Cuando se vio acorralada por las diligencias de los Mossos d'Esquadra, señaló directamente a Albert López como autor de los hechos. Se definía como una víctima que ayudó a su amante a deshacerse del cadáver "porque le tenía miedo".

SE CULPAN MUTUAMENTE DEL CRIMEN

Cuando López descubrió que Rosa lo había delatado, optó por la misma estrategia que ella: culparla y desentenderse del crimen. Ambas versiones estaban llenas de contradicciones y eso se hizo más que evidente en el juicio. Una de las pruebas determinantes fue que, tras el asesinato, no mostraron absolutamente ningún tipo de remordimiento y se fueron a cenar con sus amigos, fotografiándose juntos.

Otro detalle que acabó delatando a Albert es que días antes del crimen, le preguntó a un compañero cuál era la mejor manera deshacerse de un cadáver. ¿Adivináis cuál fue su respuesta? Quemándolo, que fue exactamente como apareció el cadáver de Pedro el 4 de mayo de 2017. Ambos acabaron condenados. A ella le han caído 25 años y a él, 20. Los exguardias urbanos se siguen mostrando como víctimas que han acabado entre rejas de manera "injusta", pero nada más lejos de la realidad: hay pruebas más que evidentes que demuestran su culpabilidad.

SE HACEN LA VÍCTIMA DESDE LA CÁRCEL

Rosa Peral ha lamentado que se haya hecho especial hincapié en sus relaciones amorosas y sexuales durante el juicio. No obstante, tal explica el fiscal del caso, Félix Martín, conocer su personalidad y manera de relacionarse es clave para entender el crimen.

Rosa Peral y Albert López en una imagen de archivo 

Albert López, por su parte, ha escrito un libro de más de 400 páginas titulado Presunción de culpabilidad, donde narra todos los detalles del crimen de la Guardia Urbana "bajo su punto de vista" en el que, evidentemente, él es "inocente". 

UNO DE LOS LIBROS MÁS VENDIDOS DE AMAZON

A diferencia de Rosa Peral, a la que han cambiado de cárcel en cinco ocasiones, el comportamiento de este asesino ha sido más o menos correcto. Está en el módulo de policías de la cárcel de Quatre Camins, en la Roca del Vallès. Dos años después del homicidio, se apuntó a un taller de escritura creativa que lo impulsó a escribir el libro, que es el más vendido de Amazon de la categoría de "Basado en hechos reales".

Albert López solo se atribuye un delito: el de ocultación de cadáver, penado entre seis meses y tres años de cárcel. Asegura que Rosa Peral acudió a él desesperada para que la ayudara a deshacerse del cuerpo de Pedro Rodríguez, pidiéndole que comprara gasolina para quemarlo en el pantano.

ALBERT QUIERE BLANQUEAR SU IMAGEN DE ASESINO

El exagente asegura que hay varios fallos en la investigación que no se tuvieron en cuenta y que demostrarían su inocencia. El texto, más allá de mostrar esas pruebas inexistentes, se basa en un lavado de cara con un único fin: blanquear su imagen de asesino. Si bien es cierto que da algunos detalles del crimen, se centra en mostrarse a él mismo como un ser benevolente y una gran persona, que hace pulseras para niños con cáncer y camas para gatos de la calle.

También saca pecho de haber hecho buenas migas con sus compañeros de cárcel, con los que ha organizado torneos de futbol y con quienes ha compartido espacio en talleres de salsa y bachata. A pesar de la imagen que pretende crear, lo cierto es que estuvo involucrado en el crimen más mediático de los últimos años, el de la Guardia Urbana. La sentencia es firme y, por más que intente hacer creer lo contrario a sus lectores, él y Rosa Peral son los únicos culpables.

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