No hubo pasillo. Hubo repasillo al Real Madrid. Por tercer año consecutivo, el Barça conquistó el Bernabéu y la Liga se tiñe de azulgrana. Catorce puntos separan a los dos grandes de la Liga. Catorce puntos que premian el sentido común de Valverde y penalizan a un Madrid con dos caras que despedirá 2017 con cinco títulos pero herido de muerte en el torneo de la regularidad. Luis Suárez, Messi y Aleix Vidal, dos estrellas y un actor secundario, firmaron otra obra maestra del Barça en la capital. En su estadio favorito.
El Madrid de Zidane se desvanece. Encoge. En un partido límite, el equipo blanco no supo meterle mano a un Barça muy fiable en defensa y resolutivo en ataque. Menos exquisito que en sus mejores años, el grupo azulgrana ha sabido reciclarse y Valverde sabe optimizar sus recursos. Con una plantilla inferior a la del gran rival, el Barça vive del deseo de sus futbolistas y, sobre todo, de la magia de Messi. Con el astro argentino, todo es más fácil.
Equipo más goleador (45 tantos) y menos goleado (7), el Barça se escapa en la Liga tras sumar 14 victorias y tres derrotas. Nunca había encadenado tres victorias en el Bernabéu (en los últimos 10 años ha ganado siete veces, empatado una y perdido dos), atormentado con cada visita de Messi. Ya sea con un fútbol de salón o con una mezcla de solvencia y talento, el Barça disfruta en Madrid. Se siente seguro. Este sábado, en un horario impresentable para un clásico, resistió las embestidas blancas en la primera parte y aniquiló a su rival en la segunda con una actuación memorable. Prodigiosa.
El Barça desplegó su perfil más pragmático en la primera parte ante un Madrid desbocado, que presionó muy arriba pero apenas inquietó a un soberbio Ter Stegen. Cristiano Ronaldo y Benzema pudieron avanzar a los madridistas en el primer tiempo. Por parte barcelonista, Paulinho fue quien más inquietó a Keylor Navas.
MONÓLOGO AZULGRANA
El segundo acto fue otra historia. Un monólogo barcelonista. El Barça se adueñó del balón, jugó en campo madridista y golpeó sin piedad a su rival. El destino quiso que el partido se resolviera tras un error de Kovacic. Obsesionado con parar a Messi, no tapó una incursión de Rakitic en una jugada que resolvió Luis Suárez tras darle continuidad Sergi Roberto.
El 0-1 tuvo un efecto letal para el Madrid. El Bernabéu intuyó otra jornada negra. Messi leyó perfectamente la agonía blanca y sus compañeros agrandaron la herida blanca con un futbol de tiralíneas. La grieta se agrandaba y los problemas se multiplicaron para los de Zidane con la expulsión de Carvajal al frenar, con la mano, un cabezazo de Paulinho. Messi anotó el penalti.
Zidane movió su banquillo, pero el Barça no se amilanó con las entradas de Bale y Asensio, aquel futbolista que le sacó los colores en verano. Cuatro meses después, sufre el Madrid y festeja el Barça, que cerró la matinal con el tercer gol de Aleix Vidal. En el Bernabéu todo parece más fácil. Ojalá todos los clásicos se jugaran en la capital.