Ernesto Valverde contempla la posibilidad de romper su contrato con el FCBarcelona tras ganar la Liga, molesto por las filtraciones de la junta directiva y el mánager general del fútbol, Pep Segura, que le culpaban de la eliminación del equipo en la Champions. El técnico extremeño cuenta con el apoyo de la plantilla, pero no tiene buena sintonía con la cúpula de la entidad.

Las tensiones entre el vestuario y el palco han vuelto al Camp Nou. Ni los buenos resultados del Barça en la Liga (necesita solo un punto para conquistarla, a falta de cinco partidos) y la Copa parecen contentar a la junta directiva y a los máximos ejecutivos del club, muy cuestionados el pasado verano por la nefasta planificación deportiva de la institución. La sonada eliminación de la Champions fue muy mal digerida entre las personas próximas a Bartomeu, que iniciaron una campaña contra Valverde y especularon con una posible destitución si el equipo perdía contra el Sevilla en la final de la Copa del Rey. Su filtración a Mundo Deportivo y ABC sentó muy mal a Valverde y a la plantilla.

Las horas previas a la final fueron muy movidas. Los pesos pesados del equipo, según desvela el diario AS, mostraron a Valverde todo su apoyo. También le expresaron su decepción con el comportamiento de algunos directivos y ejecutivos. Y su respuesta en el campo fue elocuente. No sólo ganó el Barça al Sevilla. El campeón arrolló a su rival con una lección de fútbol y una actitud ambiciosa que sorprendió a los andaluces. Con 5-0 en el marcador, los barcelonistas presionaban a los sevillistas por todo el campo. En las celebraciones, Valverde se quedó en un segundo plano, lejos de los focos mediáticos.

EL TALANTE DE VALVERDE

La final del Wanda Metropolitano fue un claro mensaje de los futbolistas a la directiva. Los jugadores están contentos con Valverde, a quien agradecen su talante sosegado y conciliador. El planteamiento del técnico en Roma disgustó a muchos futbolistas, pero mucho más indignó la reacción de la cúpula del club.

Valverde, que tiene un año más de contrato y otro opcional, ya ha expresado su decepción a personas de su total confianza. Ha sabido gestionar un vestuario con muchos egos y no entiende la reacción de una junta directiva y unos ejecutivos que el pasado verano no asumieron algunas peticiones suyas, como el fichaje de Iñigo Martínez. Entonces, el técnico silenció su malestar. El pasado enero, con la marcha de Mascherano, Valverde quería un central con experiencia en Europa y se encontró con Yerry Mina. En ambas ocasiones, tiró de discreción, una virtud que no caracteriza a Bartomeu y los suyos.

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