Parece que no hay límite para Rafael Nadal en este 2018, un año que, a este paso, puede acabar siendo de los más exitosos de su ya de por sí portentosa carrera deportiva.
A sus 31 años, el mallorquín (Manacor, 1986) ha puesto la directa para presentarse en París para ganar el que sería su decimoprimer Roland Garros, una cifra que seguramente jamás nadie podrá repetir -me juego un brazo- y que es la que está definiendo su actual campaña.
En efecto, el mejor deportista español de la historia llegó a Barcelona tras conseguir su 11ª corona en Montecarlo (un Masters 1000), sale del Godó (un ATP 500) con 11 títulos y será el gran favorito para lograr también su 11º entorchado en la capital francesa. Siendo así, ya nadie puede discutirle que es el mejor tenista de la historia sobre tierra batida y, tal vez, de los mejores de todos los tiempos en todo tipo de superficies.
Nadal ha ganado el Barcelona Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó a lo grande: sin perder un solo set. En realidad, es algo que ya logró en Montecarlo, y antes incluso: lleva la friolera de 46 sets consecutivos sin haber cedido apenas uno a nadie desde 2017.
El griego Stefanos Tsitsipas, la gran sensación de este Godó, puede irse a casa tranquilo, porque no tenía nada que hacer: debe impresionar mucho salir a jugar una final en una pista que lleva el nombre de tu rival; o sea, es como pretender ganar a una leyenda viva en su propia casa. Y Nadal no es que esté muerto, es que sigue vivito y coleando...
SIN HISTORIA
La final no ha tenido más historia y tiempo (apenas 1 hora y 18 minutos) que los que le ha querido dar Rafa cuando se ha soltado el brazo. 6-2 en el primer set y 6-1 en el segundo. Y para casa, que la semana que viene toca Madrid, otro Masters 1000 que está obligado a ganar si pretende mantener su condición de Nº1 mundial. La culpa la tiene el hecho de que Roger Federer, que le pisa los talones en el ránking ATP, renunció a jugar de nuevo la temporada de tierra batida, y eso obliga al español a ganar todo lo que ganó el año pasado para no perder puntos. Lo consiguió en Montecarlo, lo ha hecho en Barcelona y, en breve, le tocará repetirlo en Madrid. Sólo así conservará el preciado título de Number One hasta que aterrice en París.
Recordemos que Tsitsipas ha hecho historia en Barcelona, ya que desde 1973 ningún tenista griego había alcanzado una final de la ATP. Así que 'chapeau' para un chaval de apenas 19 años, hijo de un entrenador de tenis (Apostolos) y de una ex profesional rusa (Yulia Salnikova), y que aspira a meterse entre los grandes -antes de llegar a Barcelona era el 63º del mundo.
COLAU, EN EL PALCO
El triunfo de Nadal ha contado con la nada habitual presencia en el palco de Ada Colau, una alcaldesa que se apunta a salir en cualquier acto deportivo siempre que sea muy 'popular' -o inaugurando calles- pero que desdeña lo que signifique acercarse a cosas digamos 'profesionales'. Sin embargo, el Godó es un clásico de Barcelona y no haber asistido a esta final habría sido excesivo. Que se sepa nunca ha jugado a tenis aunque, seguramente, tras presenciar la exhibición de Nadal tal vez empiece a practicar con una raqueta... aunque sólo sea para devolver los golpes que recibe en el Ayuntamiento.
Tras recibir el trofeo de manos del Javier de Godó, conde de Godó (que da título al torneo), y de Albert Agustí, que a final de año dejará de ser presidente del anfitrión RCT Barcelona-1899, Nadal ha cogido el micrófono y, en su estilo, ha alabado primero el trabajo de Tsitsipas para proseguir así: “Es emocionante volver a ganar aquí y ver en video todo lo que he hecho. Lo único negativo es que son ya muchos años... y eso significa que me hago viejo. ¡Pero aquí seguimos! Jugar aquí, en el club que me ha visto crecer, me sigue emocionando cada año, así que pienso volver en 2019”.
Para la posteridad de Nadal, tras este triunfo en el jardín de su casa (es jugador del RCT Barcelona desde niño), aquí van unas cuantas cifras: actual Nº1 del mundo, 77 títulos ATP (el 55 en tierra batida), 16 títulos de Grand Slam (10 Roland Garros, 3 Open USA, 2 Wimbledon, 1 Open Australia); tras su victoria de este domingo en Barcelona, lleva 46 sets consecutivos sin perder, para un total de 401 partidos ganados sobre una superficie, la tierra, de la que es el Rey incontestable.