El clásico en el que 'no se juegan nada' acabó siendo un partido caliente, en el que hubo de todo e imágenes tan curiosas como esta, en la que Cristiano

El clásico en el que 'no se juegan nada' acabó siendo un partido caliente, en el que hubo de todo e imágenes tan curiosas como esta, en la que Cristiano

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Las cinco claves del empate del Barça con el Madrid

El árbitro desvirtuó un clásico que no tenía que pasar a la historia… pero en el que pasó de todo

6 mayo, 2018 23:37

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Para ser un partido en el que no se jugaban nada… ¡el clásico de este domingo habría valido como si fuese la final de la Champions! En realidad, y a pesar de ese mantra que se había creado al respecto –lo de que no había nada en juego- en realidad el Madrid sí que se jugaba bastante: alcanzar al Atlético en la tabla (75 puntos) si ganaba, después del sorprendente tropezón de los colchoneros en el Wanda ante el Espanyol (0-2). Para el Barça, sin pasillo y con el Camp Nou hirviendo, se trataba del prurito de seguir invicto esta temporada en Liga y humillar al rival ante su enfervorizada afición. La primera parte fue de final de Champions, pero tras la expulsión de Sergi Roberto, la segunda ya no fue lo mismo.

Así resumimos un clásico caliente, caliente…

  1. Sin Reservas: El Madrid salió con todo a pesar de su final de la Champions ante el Liverpool, en Kiev, dentro de veinte días. Zidane puso en juego de entrada a su delantera BBC (Bale-Benzema-Cristiano) frente a la MSC azulgrana (Messi-Suárez-Coutinho). Frente a frente, y tras un inicio de color azulgrana, el Madrid mandó sobre el Barça en la primera parte emulando, precisamente, lo que normalmente distingue al Barça: hacerse con el balón.
  2. Kroos, imperial en el centro: Un mediocampo más blanco y con un Kroos imperial le permitió al Madrid igualar el tanto de Suárez en menos de 5 minutos (del 9’ al 14’) y cambiar el color del encuentro. A partir de ahí, más ocasiones merengues (sobre todo una del goleador Cristiano, solo ante Ter Stegen) y la sensación de que el Madrid dominaba los espacios, la situación y el partido.… hasta que se calentó el ambiente, llegaron las amarillas, las broncas y la expulsión –¿justa, injusta?- de Sergi Roberto.
  3. El árbitro: Nunca es fácil arbitrar un clásico, pero este acabó teniendo más miga de lo que cabía esperar. El canario Hernández Hernández se las creía muy felices con el mantra –ya saben, ‘no hay nada en juego’- pero la tensión y la bronca que se desataron en la parte final del primer tiempo pudieron con él y acabaron trastocando un clásico que hasta entonces era de aúpa… y, de paso, a él también. Hubo enfrentamientos varios: Ramos-Suárez, Ramos- Messi, Alba-Modric, Bale-Umtiti… hasta que el menos esperado, un Marcelo-Roberto insulso, acabó con la roja directa para el azulgrana por intento de agresión. Y ahí se acabó un clásico ‘normal’.
  4. Iniesta y Rakitic: la segunda parte empezó con cambios por todos lados, dadas las circunstancias. Zidane quiso ganar acelerando el encuentro con Asensio por el tocado Cristiano (luego, Lucas Vázquez por Nacho). En el Barça, un inoperante Coutinho se marchó por Semedo. Luego, Valverde -que tardó mucho en hacer sus cambios, en el 75', cuando el equipo ya estaba roto por el sobreesfuerzo- permitiría la ovación a Iniesta, en su último clásico en el Camp Nou, poniendo a Paulinho para darle más potencia/empuje al equipo. Sin embargo, quien ofreció el equilibrio necesario al Barça acabaría siendo Rakitic, nada destacado en la primera mitad pero que en la segunda sí supo leer mejor que nadie lo que le esperaba al Barça con uno menos y un Madrid desatado.
  5. Messi, siempre: Con empate en el marcador, un Madrid superior y Sergi Roberto expulsado, la segunda parte era el peor escenario que podía imaginarse el Barça ante una afición que no le hubiera perdonado perder su condición de invicto esta temporada, en el sacrosanto Camp Nou y, además, ante su archirrival. Messi sacó el orgullo, tiró de casta, se peleó con Ramos. Y eso, sin perder ni su genio sublime ni su olfato de gol. El 2-1 fue clave: marcó un golazo en el 52’ que detuvo en seco las aspiraciones madridistas. A partir de ese momento, el argentino sería siempre un incordio para la defensa blanca, llegando a tener el 3-2 en su botas (había empatado Bale en el 72’), pero un inspirado Keylor Navas le sacó dos manos en sendas ocasiones. Messi, forever.