El déficit de yodo, ¿una barrera para el desarrollo de nuestros hijos?
El yodo es imprescindible para que la glándula tiroides trabaje con normalidad
8 mayo, 2018 18:48Noticias relacionadas
Uno siempre quiere lo mejor para sus hijos. A la hora de elegir guardería o colegio, cuando piensas qué darles de comer, si hay que buscar especialista médico por algún problema concreto, o cuando queremos hacerles un regalo o llevárselos de vacaciones. Sin embargo, a veces hay aspectos que se nos escapan y pasamos por alto, muchas veces por formar parte del día a día y pese a que su importancia es clave para su porvenir. Uno de esos factores es el consumo de yodo, imprescindible para que la glándula tiroides trabaje con normalidad, pero que se muestra insuficiente en una parte importante de la población.
Las fuentes de yodo en la dieta son: el pescado, la leche y, principalmente, la sal. Sin embargo, no siempre se utiliza sal yodada para el consumo individual o en la producción industrial de alimentos, lo que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a catalogar el consumo deficiente de yodo como un problema de salud pública y la mayor causa de deficiencia mental prevenible de nuestras futuras generaciones. Tanto es así que hasta la mitad de los recién nacidos en Europa podría no alcanzar su potencial cognitivo completo como consecuencia de dicho déficit, según ha alertado recientemente la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
La hormona tiroidea (tiroxina), que contiene yodo, es clave para la maduración cerebral del feto y durante los primeros años de vida. Sin embargo, y aunque en España el consumo de yodo ha mejorado sensiblemente en los últimos años, es preciso trabajar para garantizar unos valores mínimos, muy especialmente a los grupos de mayor riesgo, que son mujeres en edad fértil, embarazadas y niños, según asegura la Dra. Gemma Sesmilo, jefa del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Dexeus.
La yodación de la sal es la medida más eficaz para la erradicación de esta deficiencia, por ser el alimento que más fácilmente puede llegar a toda la población. En los últimos tres años investigadores de 27 países europeos están trabajando en la búsqueda de estrategias comunes que contribuyan a prevenir y erradicar dicho déficit, en el marco del proyecto EUthyroid, que recientemente ha presentado la llamada ‘Declaración de Cracovia’, donde se definen las líneas a seguir para conseguir ese objetivo.
UNIVERSALIZAR LA SAL YODADA
Por un lado, explica Sesmilo, que forma parte el grupo de tiroides de la SEEN que siempre ha luchado de forma activa para conseguir la erradicación del déficit de yodo, plantean que toda la sal de consumo sea yodada, consensuando entre los países europeos el contenido mínimo de yodo y ajustándose a las necesidades de cada país.
Para esta ‘universalización’ de la sal yodada es preciso elevar el reto al ámbito político y trabajar en una legislación que lo garantice, por lo que es fundamental asesorar a los políticos para que asuman esta responsabilidad de alcanzar este objetivo.
Asimismo, es preciso diseñar programas de prevención, evaluación y monitorización de la nutrición de yodo; también, crear comités asesores compuestos por expertos interesados en el campo de la prevención de los trastornos por déficit de yodo (TDY), que pudieran asesorar a los políticos y las autoridades de Salud Pública.
Y mientras el consumo de sal yodada sea voluntario, los gobiernos y las autoridades de Salud Pública deberían fomentar y financiar campañas para promover que, en lugar de consumir sal común, se consuma sal yodada. “No se trata de consumir más sal, sino poca pero yodada”, defiende la doctora Sesmilo, que confía en que con esta llamada de atención del proyecto EUthyroid se perciba este problema como “una necesidad real” y que las autoridades públicas adopten las medidas oportunas para prevenir los trastornos por déficit de yodo.