La clave de los hospitales españoles está en Barcelona
La empresa Asho es líder en asesorar y codificar las altas clínicas
2 junio, 2018 15:28Noticias relacionadas
¿Recuerdas? Llegabas a la consulta y el médico le decía a la enfermera (perdón por ser políticamente incorrecto, ahora es al revés): “Búsqueme el historial del Sr. X”. La enfermera salía para volver, al cabo, con un cartapacio de hojas, análisis y radiografías que asomaban por la/s enorme/s carpeta/s. Entonces, el médico se pasaba unos minutos repasando el tal historial, hasta que lo cerraba –si podía- y te decía (más o menos): “Bueno, ahora ya sé qué tenía. ¿Qué le pasa ahora?”.
Ahora pasa que no hace falta cartapacio, porque hemos pasado de lo analógico a lo digital, hasta en los hospitales. A ver, no es cosa de hoy, que hace tiempo que ya funciona. Pero sí que es verdad que la cosa es cada vez más rápida y eficiente, y en esto han influido mucho las empresas que, con el tiempo, han ido reciclándose hasta convertirse en ‘trending topic’ en el colectivo médico-hospitalario de toda España. En ese escenario, hay una compañía barcelonesa que sigue marcando la pauta. Se llama Asho, y está radicada en la calle Pallars (tocando Pere IV), en el barrio de El Parc i la Llacuna del Poblenou, distrito de ídem.
Lo que marca el trabajo de Asho es su aplicada labor en la codificación de los registros de los pacientes. “Somos líderes en asesoramiento de servicios hospitalarios. Tenemos 24 años de experiencia en el sector”, explica Ruth Cuscó, directora gerente de la compañía. “Ya éramos una empresa especializada en ofrecer servicios profesionales a la manera clásica. Desde que apareció la digitalización nos transformamos, y actualmente seguimos ofreciendo el valor añadido en lo referente a sistemas de información hospitalarios. Nuestro objetivo es contribuir a una mayor calidad y excelencia, ofreciendo servicios y sistemas que facilitan la gestión y el trabajo de nuestros clientes”.
Una de las principales armas de Asho, dentro de su pionera reconversión digital, es la codificación. Codificación que atañe a clínica hospitalaria, urgencias y procesos ambulatorios. También realizan tareas de formación y administran un IonPad, una plataforma multimedia para el entorno hospitalario integrada de Ocio, Gestión Médica y adquisición de constantes vitales. Pero tal vez su principal atribución sea la validación y la auditoría de la mentada codificación (no olvidemos que hablamos de la vida personal de los pacientes) de todos los datos que constan en el CMBD.
¿Y qué es el CMBD? Es el acrónimo de Conjunto Mínimo Básico de Datos. Datos que están conectados con diversas aplicaciones del Plan de sistemas y otros catálogos del CatSalut (el Servei Català de la Salut). El objetivo principal de los registros del CMBD es disponer de bancos de datos exhaustivos y válidos sobre morbilidad y actividad sanitaria y sociosanitaria de Catalunya.
NO HAY LUGAR NI DISTANCIA
Lo que aporta Asho son softwares propios de última generación (Asho COODE y Asho Index) que se ‘aggiornan’ conforme van avanzando las tecnologías. Durante más de dos décadas de trayectoria, Asho ha gestionado unos 500 proyectos hospitalarios, lo que supone una codificación de más de 8 millones de altas médicas.
“En los tiempos analógicos nos encargábamos de los archivos hospitalarios, de la documentación de los pacientes. Ya existía la codificación, pero era primaria, nada que ver con la de ahora”, recuerda Cuscó.
“De alguna manera, lo que hicimos fue incorporar todas las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías. De la misma manera que ahora es normal que todo el mundo lleve un teléfono inteligente, nosotros intentamos hacer más ‘inteligente’ y efectiva nuestra labor. Eso nos hace más competitivos”, explica Carlos Sevillano, director comercial de Asho.
DE 17 MIL A 140 MIL CÓDIGOS
El sector sanitario catalán se ha visto revolucionado por la entrada en vigor, este enero, de la nueva Clasificación de Enfermedades y Diagnósticos (CIE10), promovida por la OMS, con el objetivo de favorecer la comparabilidad de los datos de las estadísticas de salud y de actuar como referente internacional de la gestión sanitaria.
La CIE10, empleada para la codificación clínica, es más precisa que su antecesora, la CIE9, y amplía su contenido pasando del orden de 17.000 a 140.000 registros. Asho lleva 2 años codificando con el nuevo método CIE10 (en el resto del estado español) y asegura que el nuevo sistema de clasificación es más eficiente que su antecesor. Su software (el programa informático) tiene una capacidad de resolución elevada, la óptima para operar en el espacio hospitalario español, capaz de dar 350.000 altas al año. Porque, esta es otra: es una herramienta “que aprende por sí misma”, aseguran.
PRÓXIMO PASO: LA IE
“El futuro de nuestro negocio, sin duda, estará en la Inteligencia Artificial (IA)”, avanza Carlos Sevillano. “Es un nuevo salto cualitativo, y cuantitativo, que abre una nueva frontera en la manera de entender la computación de datos”.
La Inteligencia Artificial, que ya está implementándose en otros aspectos de nuestra vida cotidiana, va a transformar lo que ahora conocemos y, en este caso, los servicios de codificación hospitalaria.
“Quiere decir esto que podrá realizarse en tiempo real todo lo que ahora se hace, lo cual significa que modificará el lenguaje clínico tal y como lo conocemos en la actualidad”, aventura Sevillano.
“Pero, en el fondo, al final, todo pivotará sobre lo mismo, que es a lo que nos dedicamos: ayudar al hospital, al médico y, por supuesto, al paciente. Ese es el fin al que siempre hemos aspirado y el que sigue guiándonos. Que lo hagamos más rápido y mejor redundará en el bien de todos. Porque la cuestión es que el paciente pueda recibir el mejor tratamiento posible gracias a una información veraz, rápida y profesional”, añade Cuscó.
A estas alturas, y pensando en el futuro, se nos antoja que podría ser un nuevo capítulo de ‘Black Mirror’: un paciente cualquiera que llega a un hospital cualquiera de un país cualquier. Sólo dar su nombre y el médico que le atienda tendrá, al instante, todo su historial en la mano –una tableta, o hasta un simple smartphone- para saber a qué se enfrenta.
No hará falta llamar al Dr. House, pues.