Durante la festividad de este Sant Joan 2018, además de levantar hogueras y adorar al fuego, los catalanes comerán cerca de 1,7 millones de cocas artesanas, más o menos la misma cantidad que en 2017. De todas ellas, sólo en el territorio de la provincia de Barcelona la cifra se situará en las 900.000 unidades.
Las cocas más vendidas volverán a ser las tradicionales, aunque en muchas pastelerías también habrá espacio para la innovación que reclaman algunos compradores, año tras año.
El presidente del Gremi de Pastisseria de Barcelona y Provincia, Elies Miró, ha avanzado que el hecho de que este año la verbena caiga en sábado podría favorecer un tímido incremento de ventas, que ha cifrado en un 2%.
En cuanto a las más vendidas, volverán a ser las cocas tradicionales, de brioche con crema y piñones, seguidas de la coca de chicharrones. Para los paladares más innovadores, y según cada pastelería, también habrá novedades que van desde la coca de mascarpone, mango, sobrasada o en forma de helado.
De media, los precios de las cocas se mantendrán entre los 16 y los 35 euros, en función de la medida, a pesar del encarecimiento de productos básicos como los piñones, cuyo precio se ha puesto por las nubes – ni que fuera caviar.
FIESTA PAGANA
La fiesta de Sant Joan no tiene un origen definido, aunque se sabe que obedece a ritos paganos. Mucha más antigua que muchas de las tradiciones religiosas instauradas y mantenidas hasta hoy en el calendario de fiestas, la de Sant Joan se ha conservado a lo largo de los siglos y la costumbre de comer coca no ha sido una excepción.
Se explica que en la noche más corta del año -el día más largo-, el sol era adorado porque apuntaba el verano y as buenas cosechas agrícolas. De ahí el redondeamiento original de la coca, un círculo perfecto con un agujero en medio -ponían un huevo- que emulaba al astro solar. Con el tiempo, y por razones prácticas, la coca ha acabado siendo como es ahora: un rectángulo o, en todo caso, un cuadrado.
Sea tradicional o no, los expertos 'coqueros' dicen que una buena coca ha de estar hecha el mismo día. Aunque los ingredientes principales sean de calidad, es relevante que esté hecha en la jornada de Sant Joan, porque se trata de un producto con una vida muy corta. Por esta razón, las pastelerías catalanas comienzan a elaborar las cocas de madrugada, o el mismo día a primera hora de la mañana.
Precisamente, esta es una de las principales virtudes del producto artesano: la masa debe fermentar durante más de tres horas, y cada coca requiere de una a seis horas de trabajo. Lo bueno, no obstante es que muchos acostumbran a desayunarse los restos al día siguiente, porque sigue estando riquísima.
Esto repercute en el precio, pero es lógico. ¿O no?