Mapa fotográfico de las atrocidades de nuestro tiempo

En Guatemala, una mujer de 42 años yace muerta en el suelo. Ha recibido 16 balazos, justo 16: eso significa que el asesino la conocía. En las antípodas, un hombre con la pierna mutilada se inyecta un chute de heroína. Vive en la calle, sumido en la pobreza, y está enganchado. Son solo dos de las tantas realidades que conforman el mundo. Desde este miércoles, el Palau Robert acoge hasta el 10 de febrero la muestra Creadores de conciencia, un viaje de no ficción con entrada libre.

Producida por la compañía DKV, la exposición reúne 120 imágenes de 40 fotoperiodistas –vivos y en activo– que han ilustrado historias con sus cámaras. Desde Siria a Colombia, pasando por Venezuela, Irak o la misma Barcelona. En ella se incluyen los trabajos de reputados fotógrafos como Gervasio Sánchez, Kim Manresa, Sergi Cámara o Sandra Balcells, y de otros más jóvenes como Javier Corso, Manu Brabo, Samuel Aranda o Lurdes Basolí, que también han publicado sus trabajos en los medios de comunicación más importantes del mundo.

UN MAPA DE LOS PROBLEMAS

Avanzo por el paseo que ha comisariado –con muy buen gusto– Chema Conesa. Cada uno de los 40 seleccionados ha elegido tres fotografías con la idea de "componer una colección que tratara de dibujar un mapa de los problemas de nuestro tiempo". Las imágenes son desgarradoras. Una mujer en Haití llora la muerte de su hija. Su dolor penetra en la mirada del espectador.

La realidad se vuelve más atroz en cada imagen. Dos niñas que se dedican a la prostitución en Brasil posan frente a la cámara con sus cigarrillos. Otra imagen muestra a un niño con cáncer de piel, días antes de morir. Más adelante, dos transexuales ofrecen sus servicios en la zona del Camp Nou. Luego, una mujer de Pakistán mira al espectador sin un ojo: fue atacada con ácido por su marido, se ha sometido a 25 intervenciones quirúrgicas.

UNA IMAGEN NO VALE MÁS QUE MIL PALABRAS

La maldita realidad supera la ficción. Con el peso de las verdades calando en la conciencia, sigo avanzado. Entonces, una fotografía de Rafael Trobat me hace frenar. Veo a una niña que se abraza a una tumba en un cementerio. Un hombre mayor la mira de lejos condescendiente, agarrándose la gorra: parece triste, parece que esté controlando a la pequeña.

Las tres fotografías de Rafael Trobat incluidas en la muestra del Palau Robert | P.B.

Con los ojos encharcados leo la descripción. Es entonces cuando te das cuenta de que una imagen no siempre vale más que mil palabras. Las imágenes captan un segundo, las palabras lo desarrollan. La descripción dice así: “Se trata del cuidador del cementerio haciendo una pausa en su trabajo mientras su hija juega despreocupada, disfrutando de la frescura del mármol en una calurosa mañana tropical”. Río. Ni todo es tan dramático, ni todo es tan real.

Fotografías tomadas por Ana Palacios expuestas en el Palau Robert | P.B.

SITUACIONES FELICES

Más allá de la pena, en la exposición también hay lugar para las situaciones felices. Por ejemplo, se incluye la imagen de una pareja homosexual besándose ajena al mundo o la de una familia celebrando una boda con alegría. Tal como han destacado los organizadores, Reporteros Sin Fronteras participa en el proyecto y recibirá todos los beneficios recaudados con la venta del catálogo de la exposición. Después de alojarse un tiempo en Barcelona, la muestra recalará en Madrid, Zaragoza y Valencia, con un solo objetivo: agitar conciencias y despertar empatías.