El uno es amante de la fotografía y el otro rabia de amor por las figuras hiperrealistas, algunas de las cuales lucen en su restaurante, un espacio acogedor y extravagante llamado Spoonik. Su nombre es el fruto del talento de Ignasi Fontvila, especialista en naming. Así como un cohete que se lanza a alcanzar lo más alto del universo gastronómico. Eso es Spoonik: un chupinazo de sabor, un proyectil cargado de ideas que van más allá de los fogones. Jaime Lieberman (Cancún) y Jon Giraldo (Manizales, Colombia) son los capitanes de esta nave desde donde estimulan a la gente para adentrarles en un viaje de sabores, recuerdos y emociones.

DE MÉXICO Y COLOMBIA A BARCELONA 

Jaime se encarga del laboratorio de fogones y Jon del sudoku de números. Un dúo 'mexicolombiano' inseparable que ha logrado hacerse con varias distinciones de calado internacional en el mundo gastronómico como el Hospitality Innovation Planet por ser el mejor modelo de negocio en 2018 o el Magtive Awards Gastronomics 2017-2018.

Máscara tradicional colombiana que adorna el restaurante / H.F. 



Ambos reconocen que aprendieron la cocina mediterránea con mucho mimo. Jaime siguió con su cámara de fotos en mano y Jon terminó derecho para dedicarse a lo que realmente le llenaba la vida de sabor y se encontraron en el camino. Después de dominar los platos de la cuenca mediterránea y hacer sus pinitos con la cocina europea, se arremangaron la camisa con el delantal puesto para construir un estilo propio enfocándose en la riqueza y la diversidad gastronómica que les ofrecía su Latinoamérica.

Invitaban a sus amigos a casa y lo que era una cena entre amigos, se convirtió en un reclamo a cuatro voces por lo que se animaron y dieron el pistoletazo de salida con Spoonik que tantas alegrías les sigue dando.

Jon Giraldo en Spoonik / H.F. 



Mantienen el club de amigos de paladares sibaritas donde la amistad rebosa las mesas y a su vez, reciben a nuevos viajeros en Spoonik. Viajeros de recuerdos, sugerencias y atrevimientos gastronómicos como los que exponen en su carta que suena, huele y sabe a Latinoamérica con un ‘savoir-faire’ mediterráneo. Prueba de ello es una plato que elaboran con toda la ternura del mundo: una Oda al maíz, alimento base en la dieta latina que en esta ocasión elaboran en distintas texturas: espuma de lima, helado de maíz, polvo de palomitas, pesto de piñones, queso fresco mexicano y "crema de maíz de la bisabuela de Jon". Un tesoro familiar de Jon, cuya receta no se puede desvelar.

Oda al maíz / H.F. 



Spoonik garantiza una experiencia sensorial que marca un antes y un después en el comensal que se siente único porque Lieberman y Giraldo saben como introducir al viajero gastronómico en una performance sin igual.

Arte hiperrealista en Spoonik / H.F. 



UN POSTRE ACORAZONADO

Las mesas de convierten en escenarios naturales. Las luces juegan discretamente con la música que baila con la misma intensidad que la temperatura de cada uno de los platos. El espacio recrea un ambiente mágico generando placer a los cinco sentidos porque Spoonik provoca y “el placer está en el sometimiento”, según Jon.

En las manos de Jon y Jaime, el placer está asegurado. Tanto es así que se puede acabar la velada con un postre en forma de corazón humano bombeando al ritmo de ‘Unbreak my heart’. Así la pareja de artistas gastronómicos rompen el corazón de los comensales, haciendo una de las cosas que más les apasiona, crear sensaciones a través del paladar. Una experiencia inolvidable.

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