Con Mascherano empezó todo
La historia completa de la gran pelea entre Luis Enrique y Messi que agrietó al Barça
24 octubre, 2018 18:35Noticias relacionadas
Viernes 2 de enero del 2015. Los internacionales sudamericanos regresan de las vacaciones de Navidad que Luis Enrique les había dado a regañadientes. Evidentemente Leo Messi está entre ellos. El técnico asturiano prepara una sesión por la tarde en la Ciutat Esportiva. En el transcurso de la misma, ya prácticamente al final, organiza un partidillo de tres equipos de cuatro jugadores donde Luis Enrique ejerce de árbitro. En el último partido se va a decidir el ganador (el resultado era 4-4). Leo Messi, consciente de esta situación, le pide el balón a Ter Stegen y empieza a gambetear contrarios, cuando de pronto aparece su compatriota Javier Mascherano para lanzarse con todo, barriendo tanto a la pelota como al crack argentino. Luis Enrique no pita nada y dice que la jugada siga ante la estupefacción de Leo, quien además ve cómo el equipo rival aprovecha el desconcierto general para marcar y poner el 5-4 a su favor.
“Tú nunca cobras nada, eso es una foul clarísima”, le grita Messi al ‘arbitro’ Luis Enrique, quien le contesta: “No ha sido nada y no te quejes más”. Leo aumenta el tono de sus lamentos y empieza a tirar de la manta: “Lo que pasa es que me tienes ganas hace tiempo”. El técnico hace oídos sordos, pero Messi se va calentando: “Te lo digo a ti, no me faltes al respeto y mírame a la cara cuando te hablo”. Luis Enrique entonces le replica: “¿Tienes algún problema? Si es así ven aquí y dímelo a la cara tú también”. Leo se dirige raudo hacia Luis Enrique con ganas de más bronca y cuando ya está a punto de tenerlo cara a cara acude Ter Stegen al rescate para calmar los ánimos. Por su parte, Xavi Hernández hace lo propio con Luis Enrique, llevándoselo fuera del campo y dando el entrenamiento por finalizado.
En la rampa situada entre el campo de entrenamiento y el vestuario aún se produjo algún cruce de comentarios, pero al menos parecía que la sangre no iba a llegar al río.
Sábado 3 de enero del 2015. Entrenamiento previo al partido ante la Real Sociedad en Anoeta. Todo transcurre bajo absoluta normalidad. Eso sí, ni Luis Enrique ni Messi se dirigen la palabra.
Domingo 4 de enero del 2015. Partido Real Sociedad-Barcelona de Liga. Antes de salir del hotel hacia Anoeta, Luis Enrique al grito de: “¡Y los elegidos son…!” comunica a sus jugadores el once titular. “¡Messi no está!”, rápidamente salta la bomba en el vestuario, mientras el argentino ofrece un rictus de consternación en su rostro. Durante el trayecto al campo se le acerca uno de los capitanes, “¿te ha dicho algo el míster?”, su contestación no presagiaba nada bueno: “No”. Estaba claro que el incendio aún tenía varias ascuas encendidas.
El Barcelona pierde 1-0 ante la Real Sociedad con el infortunio de que el gol se lo marca en propia puerta Jordi Alba y Messi sale en la segunda parte sustituyendo a Munir.
Lunes 5 de enero del 2015. El Barça celebra el tradicional entrenamiento a puertas abiertas la víspera de Reyes en el Mini Estadi donde más de 10.000 niños esperan ver, por encima de todo, a su ídolo: Leo Messi. La derrota ante la Real Sociedad no desanima a la gente y se producen colas desde primera hora de la mañana. Sin embargo, Messi no está. Primero se le llama al móvil, después su amigo y empleado del club, Pepe Costa, llama a su domicilio particular, y hasta se prueba a llamar al móvil de Antonella. En todos los casos sin ningún resultado. Los teléfonos suenan pero nadie los coge. Se decide enviar mensajes de whatsapp, pero ni se leen, ni evidentemente son contestados.
Se celebra después del entrenamiento una reunión de urgencia con la presencia de Luis Enrique, Andoni Zubizarreta, aún director deportivo del club - su destitución estaba a punto de producirse-, Xavi Hernández, como capitán del primer equipo, un miembro de comunicación y dos abogados del club. Luis Enrique, fuera de sí, amenaza con expedientarlo con la sanción más alta en la historia del club por un acto muy grave de indisciplina además de castigarle una semana fuera del equipo, mientras Zubizarreta no dice nada, seguramente consciente de que le quedan pocas horas ya en el cargo, y al responsable de comunicación solo le preocupa la excusa que dará la prensa, optándose finalmente por el topicazo de “indispuesto”. Fue Xavi quien tuvo que poner un poco de cordura, calmando los ánimos y cogiendo el toro por los cuernos. El de Terrassa le explicó al entrenador que esta situación no era la primera vez que la había vivido con Leo y que la solución era dejar pasar 24 horas para que el argentino recapacite, pero evitando sanciones y castigos que puedan empeorarlo todo. Xavi se responsabilizó de hablar personalmente con el jugador para reconducir la situación. Luis Enrique acepta a regañadientes los consejos del capitán, pero los acepta al fin y al cabo.
Al final del día, Xavi consigue ponerse en contacto con Leo Messi y se envían varios mensajes de whatsapp.
Martes 6 de febrero del 2015. El equipo tiene fiesta, pero Leo Messi acude a entrenar a la Ciutat Esportiva. El jugador salta al campo para hacer una suave sesión.
Miércoles 7 de febrero del 2015. Entrenamiento en la Ciutat Esportiva. Leo Messi acude el primero. Le está esperando Luis Enrique, quien baja al vestuario cuando le comunican que ya ha llegado Leo. Cuando el técnico entra preguntando por Messi le informan que acaba de entrar en el baño. Van a buscarlo, pero el argentino dice que tardará en salir. Luis Enrique vuelve al cabo de quince minutos y entonces se encuentra cara a cara con Leo. El asturiano le dice que quiere hablar a solas con él y pide al resto de jugadores que abandonen el recinto. La reunión se alarga casi una hora. Parece que el hacha de la guerra se ha enterrado definitivamente.
Sin embargo, aun queda un último capítulo por abrir de este culebrón. Después de la reunión, Luis Enrique llama a toda la plantilla para oficializar públicamente la reconciliación entre ambos. “Quiero que sepáis que Leo y yo hemos hablado largamente de lo que ha ocurrido estos días y Leo me ha pedido perdón; para mí está ya todo olvidado”. Entonces Messi levanta la voz para dejar bien claro una cosa: “Míster yo no he pedido perdón”. El asturiano se le queda mirando: “Sí, Leo, que me has pedido perdón”, y Messi insiste en su negativa. Viendo que la situación tenía visos de enquistarse de nuevo, Xavi decidió dar por zanjado el asunto.
A partir de aquí la historia ya la sabe todo el mundo: el presidente Josep Maria Bartomeu anuncia adelanto de elecciones para desviar la atención, destituye a Andoni Zubizarreta para buscar un chivo expiatorio y Leo Messi se transforma en un huracán de juego que acaba dando el triplete al FCBarcelona.