El estrés, ese enemigo declarado del corazón
Es el disparador de numerosas enfermedades cardiovasculares y del infarto de miocardio
29 octubre, 2018 11:44Noticias relacionadas
El estrés, cada vez más presente en nuestro entorno, es considerado el gatillo o disparador de numerosas enfermedades cardiovasculares como el ictus, la angina de pecho y el infarto de miocardio. Está asociado a la hipertensión arterial y las arritmias cardíacas malignas. Además, forma parte de aspectos psiquiátricos y conductuales como la ansiedad, la depresión y el tipo de personalidad.
Por suerte, los avances médicos y la mejora de los tratamientos no quirúrgicos han permitido reducir el impacto de las enfermedades cardiovasculares. Aun así, la enfermedad cardiovascular comporta una carga de salud pública en los países industrializados como Europa y Estados Unidos y es la segunda causa de muerte, después del cáncer.
ESTRÉS: ¿SIEMPRE MALO?
“El estrés ha estado presente desde la existencia del ser humano como elemento fundamental para su supervivencia”, ha explicado el Dr. Jaume Ribas, cardiólogo del Hospital Quirónsalud Barcelona. Se definió, hace muchos años, como la respuesta fisiológica, psicológica y de comportamiento de un sujeto que busca adaptarse y reajustarse a presiones tanto internas como externas. El estrés, pues, es una respuesta necesaria de nuestro organismo y no siempre es malo, diferenciando el distrés (el estrés malo) del eustrés (el bueno).
Los factores estresantes físicos o mentales activan en nuestro organismo la denominada "respuesta al estrés". El organismo se pone en guardia y se prepara para la lucha. Concentra sus energías en el cerebro, el corazón y los músculos en detrimento del resto de órganos. Se producen, entonces, una serie de cambios como la elevación de hematíes y plaquetas, el aumento de la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la respiración, la dilatación de las pupilas y el aumento de la sudoración.
La primera fase, la fase de alarma, supone un alto consumo energético, según explica el Dr. Ribas. Tras esta fase el individuo se adapta al cambio y se recupera. Si esta respuesta persiste, el individuo entra en una fase de resistencia, agotando sus reservas hasta llegar a una tercera fase de agotamiento, cuando el estrés se convierte en patológico.
¿QUÉ CAUSA EL ESTRÉS PATOLÓGICO?
“Son varios los factores que pueden desencadenarlo. Los deportistas, por ejemplo, sufren un tipo de estrés físico. También son fuente de estrés las obligaciones familiares y laborales, la intensa exigencia del día a día y las preocupaciones económicas. A nivel social, existe un estrés de tipo emocional causado por desastres naturales, guerras o atentados”, aclara el cardiólogo.
Una respuesta de estrés inadecuada, ya sea desmesurada o insuficiente, también puede deberse a trastornos de personalidad, a una carencia de recursos y a enfermedades orgánicas genéticas o adquiridas como la ambición intensa, la competitividad, la hostilidad, una elevada negatividad emocional, la inhibición social, los trastornos de personalidad, el narcisismo y estados afectivos negativos como la depresión, la ansiedad y el pánico.
¿CÓMO CONTROLARLO?
El abordaje debe ser multidisciplinar y debe tener en cuenta tanto el estrés físico como el estrés emocional a nivel personal y social. “El médico no debe ser el único profesional implicado, también fisioterapeutas, psicólogos y nutricionistas”, apunta el Dr. Ribas. En algunos casos, puede ser útil el tratamiento farmacológico, psicológico y aprender técnicas de relajación y meditación como el yoga, el taichi y el pilates.
ALGUNAS RECOMENDACIONES:
- Reducir las sustancias estimulantes como el café, el alcohol y el tabaco.
- Evitar los factores estresantes.
- Practicar ejercicio físico frecuentemente.
- Hacer descansos regulares y dormir bien.
- Disfrutar de música relajante.
- Respirar suavemente y de forma relajada, ya que ayuda a la relajación de los músculos.
- Seguir una dieta equilibrada, reduciendo los alimentos con grasas, azúcar, y sal.
“Y es que, como me dijo un paciente centenario en mi consulta, el secreto de la longevidad saludable es vivir sin estrés. Vida sana, poner todos nuestros medios y energía, no enfadarse, comer moderadamente, socializarse y divertirse, salir un rato al campo y estar continuamente ocupado", ha sentenciado.