Situado en pleno corazón de Barcelona, el parque de la Ciutadella es considerado uno de los pulmones de la Ciudad Condal. Situado junto al Arc de Triomf, es uno de los lugares preferidos tanto por los propios barceloneses como por los turistas que se agolpan en él para disfrutar de la llegada del buen tiempo y de un pícnic en el interior de sus instalaciones.
Fue a principios del siglo XVIII cuando Felipe V, tras la Guerra de la Sucesión, decidía crear un reducto armado para controlar Barcelona. Un fuerte en el que poder alojar a los soldados en el centro de la ciudad y que éstos estuvieran preparados para actuar en cualquier momento por si la sociedad barcelonesa se planteaba un resurgimiento armado.
UN SÍMBOLO DE REPRESIÓN
En el interior de su espacio está la explanada central, el lugar en el que se ahorcaba a todos los presos capturados por sedición. Por ello, el parque es considerado un símbolo de represión. En el año 1841 hubo un intento por parte de la sociedad de derribar la fortificación y sus torres de vigilancia. Sin embargo, no tuvo el éxito esperado.
No fue hasta 1869 cuando Prim propuso ceder la fortaleza a la ciudad a cambio de que el Ayuntamiento se comprometiera a que el terreno fuera destinado a un jardín público.
EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE 1888
Tras un concurso público en el que el proyecto fue adjudicado a Josep Fontserè, la inauguración del parque de la Ciutadella terminó por diluirse con la celebración de la Exposición Universal de Barcelona en 1888. Desde entonces, la importancia de la presencia del parque no ha dejado de crecer entre todos los habitantes de la ciudad.
Actualmente, este espacio actúa como un punto clave en el imaginario de la ciudad barcelonesa. La construcción del Zoo de Barcelona, la cercanía de la sede del Parlament de Cataluña y las amplias zonas verdes que acoge en su interior han terminado por convertir a la Ciutadella en una de las zonas más transitadas de la ciudad de Barcelona, conformando un espacio alejado del bullicio y el tráfico de los coches.