El sector cultural está tocado. Contra las cuerdas. La pandemia del coronavirus ha cancelado muchos eventos programados para primavera y el futuro de los festivales es incierto. Algunos buscan alternativas, nuevas fechas, para evitar su anulación. Es el caso del Primavera Sound, que la semana pasada anunció su celebración para finales de agosto. El aviso, según fuentes del sector, no es casual: “Bajo la apariencia de una presunta normalidad, los responsables del Primavera Sound asumen que no se celebrará en 2020, pero presionan para lograr unos buenos ingresos en concepto de subvención”. El festival cuenta con la complicidad de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, generosa con un evento que maneja un presupuesto de 14 millones de euros anuales, según su fundador y director, el controvertido Gabi Soprano Ruiz.
La celebración de la XX edición del Primavera Sound está, prácticamente, descartada. Cuesta imaginar que Barcelona pueda acoger a 220.000 personas a finales de agosto con la actual crisis sanitaria y las incertidumbres económicas derivadas. Cuesta, también, vislumbrar un desplazamiento masivo de visitantes extranjeros, en plena suspensión de grandes eventos lúdicos y deportivos. En el actual escenario, Colau anunció que sería muy sensible con los principales agentes culturales de Barcelona y a ese compromiso se agarran los responsables de algunos festivales, como el Primavera Sound, para paliar sus pérdidas. Públicamente, no obstante, sus responsables mantienen que el festival se celebrará en verano.
A mediados de marzo, con el estado de alerta ya declarado en España, Ruiz aseguró que el Primavera Sound se celebraría en las fechas programadas inicialmente: del 3 al 7 de junio de 2020. Argumentó que nadie le había comunicado que debía cancelar o cambiar las fechas por la expansión del coronavirus.
PRIMAVERA EN AGOSTO
El sábado 28 de marzo, la dirección del Primavera Sound asumió que el festival no podía celebrarse en junio. Y deslizó su voluntad de que se celebre entre el 26 y el 30 de agosto de 2020. A través de un comunicado en su página web, la dirección del festival anunció: “Nos vemos obligados a posponer la próxima edición del Primavera Sound Barcelona por causas de fuerza mayor por todos conocidas. Nuestra absoluta prioridad siempre ha sido garantizar la seguridad de nuestro público, artistas y de todas las personas involucradas”.
El Primavera Sound, no obstante, se colgó la etiqueta de salvador de la escena musical. En la misma nota, sus responsables añadían: “Nos sentimos en la obligación y responsabilidad de contribuir en la medida que podamos a la supervivencia de la escena de la música en directo, cuyo papel va a ser clave en el retorno a la normalidad tras esta situación absolutamente inédita y nunca antes afrontada por el sector cultural y todos sus agentes”.
GENERALITAT Y AYUNTAMIENTO DE BARCELONA
El Primavera Sound, como informó Metrópoli Abierta en mayo de 2019, está subvencionado, año tras año, con abundantes fondos públicos. Cuenta con la bendición de la Generalitat de Catalunya y del Ayuntamiento de Barcelona.
A través del Institut Català de les Empreses Culturals, el Govern le concedió 325.000 euros entre 2017 (175.000 euros) y 2018 (150.000 euros). La Generalitat le entregó 29.636 euros más por la “internacionalización” del festival y otras partidas en concepto de “sello discográfico” y “eficiencia energética”.
LA INCOHERENCIA DE COLAU
El Ayuntamiento de Barcelona también se ha mostrado muy generoso con el Primavera Sound. Su asignación en 2017 y 2018 fue de 277.000 euros. “Colau siempre habla de cultura popular cuando critica al MACBA o frena la construcción del Hermitage, pero es extremadamente espléndida con el Primavera Sound”, apunta una fuente del sector cultural.
El festival, que cuenta con importantes patrocinadores como Heineken, Desperados, Pull&Bear, Adidas, Aperol y Lotus, acogió a más de 200.000 visitantes en 2019. La mitad, según la organización, eran extranjeros, mayoritariamente del Reino Unido, Italia y Francia, “aunque en los últimos años se ha producido un importante incremento de visitantes sudamericanos”.
FONDO DE INVERSIÓN ESTADOUNIDENSE
La compañía que gestiona el Primavera Sound está formada por su presidente, Pablo Nicolás Soler Soler, y los vocales Gabriel Ruiz Rodríguez, Alfonso Lanza García, José Alberto Guijarro Rey, Sonia Saura Quesada, Borja Soler Fillat, David Michael Barnes y Barrie Duncan Health. Los dos últimos vocales representan a Y Festivals Limited, una filial inglesa del consorcio estadounidense The Yucaipa Companies LLC.
La promotora musical Primavera Sound vendió el 29% de sus acciones al citado fondo de inversión estadounidense, controlado por el multimillonario Ron Burkle, para tener más músculo económico. Y, según Ruiz, “para protegerse de los tiburones de los festivales”, en referencia a AEG Live y Live Nation.
DEFRAUDA A HACIENDA
El Primavera Sound es una máquina de hacer dinero, pero elude impuestos al fisco. Los funcionarios de la Agencia Tributaria revisaron los de sociedades, IVA y renta de no residentes, correspondientes a los ejercicios 2010, 2011 y 2012.
En 2015, Hacienda extendió una serie de actas por importe de 402.866 euros, por cuotas e intereses. Adicionalmente, impuso sanciones por 516.394 euros. En total, la sociedad organizadora tuvo que pagar 919.260 euros a la Agencia Tributaria.
DESPIDOS Y PRECARIEDAD LABORAL
El Primavera Sound también se vio salpicado hace un año por el despido de dos trabajadoras por su talla. Una chica tenía la 36 y la otra, la 38. Ambas, que trabajaban en una barra de Heineken, fueron sustituidas por dos modelos.
Otros trabajadores temporales del Primavera Sound denunciaron también a Metrópoli Abierta las precarias condiciones laborales que les ofrecía la dirección del festival. “Te dan un bocata y una lata por 14 horas de trabajo. Son muy explotadores”, explicó un runner. Es decir, una persona cuya principal función es la conducción de vehículos. “De todos los festivales en los que he trabajado, es el que peor me han tratado”, añadía la misma fuente sobre la pasada edición.
LAS PRESIONES
El Primavera Sound, para abaratar costes, contrata, mayoritariamente, a estudiantes. En 2015 trascendió que pagaba 2,57 euros la hora. La organización del festival es muy quisquillosa en cuestiones económicas, hasta el punto de contratar a barmans portugueses, que son trasladados en autocar, para evitar que los barceloneses pudieran invitar a sus amigos. Las quejas de algunos asistentes por la escasa profesionalidad de los barmans no preocupa a la dirección.
En el sector musical también critican los “métodos abusivos” del Primavera Sound y sus presiones a sellos discográficos y artistas. “Solo contempla la sumisión en su negocio. O aceptas sus condiciones o te ningunea y desprecia”, explica una persona que fue vetada por Gabi Ruiz.
VETO A LOS MEDIOS CRÍTICOS
Los medios de comunicación también han sufrido la dictadura del Primavera Sound, que sistemáticamente ha vetado a los periodistas críticos. El caso más sonado fue el de Nando Cruz, castigado tras publicar tres artículos del festival en El Confidencial.
El historial conflictivo de Ruiz se remonta a los años 90, cuando expulsó de un concierto a Santi Carrillo y Juan Cervera, directores de la revista Rockdelux. También tuvo problemas con Xavi Sancho, de El País, y en mayo de 2012 retiró, provisionalmente, la acreditación de Jordi Bianciotto, redactor de El Periódico, por cuestionar el cartel del Primavera Sound. Tras ser censurada su actuación en las redes sociales, el director del festival le devolvió el pase.
Metrópoli Abierta cubrió los conciertos del Primavera Sound en 2017 y 2018. En 2019, sin embargo, fue vetado después de que cuestionara la contratación de Young Beef, conocido por las letras ofensivas y machistas de sus canciones. “¿Quién se ha follado a tu bitch?” canta el trapero de Granada en uno de sus temas que justificó su presencia en el Primavera Sound, festival que despide a chicas por su talla, que vitorea canciones machistas y que se beneficia de las subvenciones de Colau.
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