Razzmatazz, Apolo o Luz de Gas son algunas de las salas que han colgado un interrogante en sus persianas, que llevan ocho meses bajadas. Se trata de una campaña lanzada por #ElÚltimoConcierto, presentada hoy en las redes sociales de diversas discotecas. Todas ellas se preguntan: “¿Será el 2020 el año en el que celebraremos nuestro último concierto?"
Salas de concierto de todo el Estado, coordinadas por la Plataforma de Salas de Conciertos, han lanzado esta iniciativa para “evidenciar la situación de vulnerabilidad” en la que se encuentran. “Nos unimos para celebrar el que podría ser un último concierto si la administración no toma las medidas necesarias”, señalan en su manifiesto.
Casi 100 salas se han adherido al manifiesto, y el próximo 18 de noviembre han programado un concierto en streaming, que esperan que no sea el último. Se podrá ver de forma gratuita a partir de las 20 horas en la web www.elultimoconcierto.com, que a lo largo de esta semana anunciará novedades.
¿CÓMO HA SURGIDO LA INICIATIVA?
“Los miembros de l’Associació de Sales de Concerts de Catalunya queríamos dar visibilidad a la situación que viven las salas y, en coordinación con asociaciones del resto del Estado, decidimos hacer una campaña estatal que ayudase a difundirla”, explica a Metrópoli Abierta Adriana Valero, responsable de comunicación de la sala Barts, que también se ha adherido a la campaña.
“En Barts tenemos la suerte de tener licencia de teatro, por lo que hemos podido abrir durante un mes, aunque ahora estemos cerrados, pero las salas de conciertos aún no han subido la persiana”, añade Valero.
CIFRAS DEBASTADORAS
Durante estos meses se han cancelado cerca de 25.000 conciertos. La música ha sido una de las grandes castigadas de la pandemia, y las pérdidas que acumulará el sector a finales de año ascienden alrededor de 120 millones de euros.
Estos espacios cuentan con casi cinco mil empleados directos, la mayoría afectados por ERTEs desde principios de marzo. Pero cuentan, además, con una gran cantidad de trabajadores como músicos, técnicos o promotores, entre otros, que también se han visto afectados por el cierre forzoso.
GRITO DE AUXILIO
Las salas hace tiempo que advierten de que no pueden seguir asumiendo la cantidad de gastos fijos que tienen con la persiana bajada. Esta campaña pretende ser su último grito de auxilio a las administraciones, porque consideran que la ayuda que han recibido hasta ahora es “casi inexistente”.
Por enésima vez, el sector vuelve a reclamar un plan de rescate o la hibernación de gastos fijos. Ahora habrá que esperar para ver si esta vez reciben una respuesta efectiva.