Es una pasarela elevada que se vislumbra a lo lejos, justo a la entrada de Barcelona, flanqueada por dos ascensores, uno a cada lado. Una visión agradable, que pone unas pinceladas de verdor entre tanto asfalto gris. El Pont de Sarajevo pasa por encima la Meridiana para unir dos barrios cañeros, la Trinitat Nova y la Trinitat Vella y, de hecho, dos distritos, Sant Andreu y Nou Barris. También unió para siempre Barcelona con la capital bosnia durante las matanzas de la guerra en la antigua Yugoslavia. Fue en aquellos años, con los Juegos Olímpicos del 92 como telón de fondo y durante la alcaldía de Pasqual Maragall (PSC), cuando el barrio logró nuevas mejoras, como el pulmón verde que es hoy el Parc de la Trinitat.

En 2015 fue remodelado con el fin de convertir un puente para coches en un puente para peatones. Proyectado por BCQ Arquitectes (David Bena, Toni Casamor, Maria Taltavull, Manel Peribáñez), se concibió entonces como un puente verde de plataforma única que incorporó además otros conceptos y criterios de sostenibilidad. Así fue como el icónico puente se convirtió en una construcción ecológica pionera.

REVESTIMIENTO SONOREDUCTOR

Cuenta con un revestimiento sonoreductor elaborado con un producto que contiene un catalizador de dióxido de titanio que con la luz del sol actúa sobre el smog (niebla contaminante) y otros contaminantes atmosféricos que se adhieren a su superficie. Unas estructuras de hierro hacen posible el muro vegetal, a base de enredaderas, que mejora la calidad del paisaje urbano y favorece la biodiversidad. El pavimento es fonoabsorbente, los revestimientos de los muros son antireverberación y la iluminación, de bajo consumo y eficiencia energética.

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