Bajo cero. Es la temperatura que se ha registrado en diversos puntos de Barcelona la madrugada de este domingo, 22 de enero. Se trata de las consecuencias de una ola de frío polar que amenaza con paralizar la capital catalana durante toda la semana.
De hecho, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ya lo advirtió hace unos días: lo peor todavía no ha llegado. Se acerca el día más frío de enero e incluso podría nevar a lo largo de la semana.
EL DÍA MÁS FRÍO
El día más gélido del mes de enero será este lunes día 23 y aunque "no parece que muchas zonas vayan a alcanzar el umbral del 5 % de las temperaturas más bajas en enero y febrero del período 1971-2000", una de las excepciones será en Barcelona, donde sí se llegará a dicho umbral.
Por lo tanto, se espera repetir la misma imagen de este domingo: temperaturas bajo cero durante las primeras horas del día.
NINGUNA POSIBILIDAD DE LLUVIA
La tregua solo la dará la lluvia, aunque el viento podría dar algo de guerra, como se ha visto los últimos días. La capital catalana presentará temperaturas mínimas por que oscilarán entre los 3 y los 4 grados y máximas que oscilarán entre los 10 y los 11 grados. Todo ello, cargado con una probabilidad de lluvia del 0% al 10% y con cierta nubosidad durante la jornada.
A lo largo del día, sobplarán vientes en sentido noroeste de hasta 15 km/h y, ya para la tarde, de 5 km/h de media en sentido suroeste.
¿NIEVE?
Las masas polar y ártica marítimas que han llegado durante esta semana son entradas de aire frío que suelen llegar muy secas al litoral barcelonés, dejándonos una situación de precipitaciones muy escasa.
Ahora bien, hay un fenómeno local que en alguna ocasión nos ha dado más de una sorpresa, y que, a pesar de que es muy poco probable que suceda esta vez, siempre es positivo tenerlo en cuenta. Se trata del llamado “rebuf”, un viento de componente marítimo que se encarga de inyectar humedad en niveles medios de la atmósfera. Esta humedad, juntamente con el frío en altura, provoca el crecimiento de nubes, pudiendo dar paso a precipitaciones. En caso de darse esta situación (que es muy poco probable) y en caso de que las precipitaciones adquirieran cierta intensidad, la cota se desplomaría, pudiendo llegar a nevar a tan solo 200-300 metros sobre el nivel del mar (muy localmente, por debajo).