Los 'soñadores artísticos' del mundo se dan citan en Barcelona
La Barcelona Academy of Art apuesta por el arte figurativo y atrae a alumnos de todo el planeta bajo la dirección del pintor Jordi Díaz Alamá
10 marzo, 2023 00:00Noticias relacionadas
"¿Picasso?, antes, como él mismo hizo, hay que aprender a dibujar, volver a la figuración, conocer los métodos clásicos”. Es la aseveración, precisa, clara, del pintor Jordi Díaz Alamá, que tiene claro que el arte figurativo es el futuro, que “siempre vuelve” y que es necesario difundir para que, después, cada artista despunte con sus propias características. Y esa idea ha calado, porque el centro que dirige, la Barcelona Academy of Art, atrae a dibujantes y pintores de todo el planeta, en pleno centro de la ciudad, en una de las calles más bellas del Eixample, en Ausiàs March. En Barcelona se forjan los sueños artísticos.
Entrar en la escuela impresiona. Decenas de alumnos dibujan los rasgos de las y los modelos que se distribuyen a lo largo de una enorme sala. Se practica el dibujo del ojo, de la pestaña, del torso, con paciencia, con todo el detalle necesario. También se esculpe, y se pinta, en otras salas. Todo con un enorme silencio, con una concentración absoluta. Los estudiantes se matriculan por trimestres, y la escuela --privada-- tiene lista de espera. Son 280 alumnos, el 80% extranjeros, con una treintena de profesores y veinte modelos.
Jordi García Alamá, con una importante obra ya expuesta, y con proyectos tan exitosos como la exposición sobre la Divina Comedia, en el Museo Europeo de Arte Moderno, se esconde tímidamente entre los alumnos para ver y comentar con su interlocutor el trabajo de extremo detalle que realizan. Su propuesta es revolucionaria porque pretende, hoy y ahora, volver “a los clásicos, a la base del arte”.
La escuela, con esa idea en el frontispicio, parte de una metodología basada en el Renacimiento, y que se revivió en los principales ateliers realistas académicos de finales del siglo XIX. Es la enseñanza de maestros pintores como Jean-León Gérôme, Léon Bonnat o Carolus-Durán la que está presente en la escuela de la calle Ausiàs March, que forma parte de una red de solo ocho centros con esas características en todo el mundo.
“El nivel de los alumnos es alto, y se comprueba cuando van avanzando en cada una de las etapas que se plantean en la escuela. Todo tiene su momento, con una metodología que se ha demostrado que sirve, y que perdura en el tiempo. Por ello podemos valorar tanto a pintores a lo largo del siglo XIX y XX. Lo primero es saber dibujar, cómo hacerlo, con qué perspectiva”, insiste Díaz Alamá.
El centro se había ubicado, inicialmente, en el Poble Nou. Para crecer se buscó un espacio más grande y el resultado es un viejo almacén textil, en el Eixample, por cuya fachada pasan miles de personas cada día. Los cuadros en la entrada, muchos de ellos del propio Díaz Alamá, explican por sí solos la filosofía de la escuela: retratos, pinturas, que exhiben el alma humana.
La escuela intentó un salto para ser un centro de arte universitario. Pero, en 2019, la Generalitat no lo autorizó por cuestiones “urbanísticas” que, desde el centro en Ausiàs March, no se logran entender.
Pero la escuela, --donde se ubica el propio estudio de Díaz Alamá-- será también una galería de arte. En eso está el artista, que incide en cómo un pintor, para desarrollar un proyecto propio, debe “regresar al inicio, a las bases del dibujo”. Con el centro educativo, sus promotores entienden que también impulsan la ciudad, porque es un foco de atracción para miles de estudiantes de todo el mundo: del este de Europa, del Reino Unido, de Corea, del Líbano...
Las modelos y los modelos respiran, sin que apenas se note, inmóviles, con sus cuerpos desnudos, con la mirada concentrada en algún punto para mantener el equilibrio. En silencio, cada alumno dibuja un rasgo distinto, lo pule y lo plasma con su lápiz o su pincel. En la calle, aunque se ven unos enormes cuadros, todo pasa desapercibido. Dentro, decenas de jóvenes buscan cómo plasmar sus sueños artísticos.