La enfermedad celíaca es un trastorno crónico y autoinmune, que aparece en personas genéticamente predispuestas, tras la ingesta de gluten. Esta proteína se encuentra trigo, centeno, cebada, espelta, kamut, triticale y avena (salvo que se certifique como “sin gluten”), así como productos derivados de estos cereales, como harinas, almidones, féculas o sémolas
En la celiaquía el sistema inmune genera defensas que atacan el propio intestino, inflamándolo de manera progresiva, y dificultando la absorción de nutrientes, e interfiriendo en el normal crecimiento y desarrollo de los niños. A pesar de que la clínica puede ser muy variada, e incluso inexistente en algunos casos, los primeros síntomas pueden ser diarrea, dolor abdominal, vómitos, estreñimiento o un estancamiento en el peso o la altura. Para la confirmación del diagnóstico se deberá realizar una analítica sanguínea y en algunas ocasiones se requerirá una endoscopia con biopsias.
¿QUÉ ES LA CELIAQUÍA?
Se trata de una patología multiorgánica (puede afectar a cualquier sistema del cuerpo humano además del digestivo), en la que se produce una lesión del intestino delgado, a causa de una respuesta anormal del sistema inmunitario, ante la ingesta de gluten.
“Para que se origine la celiaquía, es necesario que exista una predisposición genética, una alteración en la permeabilidad intestinal y respuesta inmune anómala. Esto hace que, si la genética de la persona lo permite, la gliadina presente en el gluten interactúe con las células del sistema inmune dentro de la pared intestinal, generando una inflamación y lesión progresivas”, explica la doctora Montse Arias, pediatra especialista en gastroenterología infantil del Hospital Quirónsalud Barcelona.
¿ES HEREDITARIA?
“Se trata de una enfermedad multifactorial, que se ve influenciada tanto por factores genéticos, ambientales e inmunológicos. Aunque la ingesta de gluten es necesaria para la aparición de la enfermedad, nos podríamos preguntar por qué algunas personas predispuestas genéticamente y con similar consumo de gluten desarrollan la enfermedad y otras no. Algunas hipótesis lo relacionan con la edad a la en la que se introduce el gluten por primera vez, infecciones gastrointestinales en la infancia, uso de medicación o una alteración en el microbiota intestinal”, detalla la doctora Arias.
Es más habitual en niños con antecedentes en la familia de celiaquía o enfermedades autoinmunes, como la tiroiditis y la diabetes de tipo I, el déficit de IgA y determinados síndromes genéticos, sobre todo Turner y Down.
SINTOMATOLOGÍA INFANTIL
Se puede manifestar con una variedad de síntomas, que se clasifican en digestivos y extraintestinales. Entre los primeros, están la diarrea crónica, la pérdida de peso, el dolor abdominal, los gases, las aftas o úlceras en la boca, o la inflamación del hígado.
Entre los que producen efectos extraintestinales, destacan la anemia, la osteoporosis, lesiones cutáneas (dermatitis herpetiforme) o los trastornos de tipo neurológico como cefalea o depresión. Si el niño presenta estos síntomas de forma continuada, lo más conveniente es acudir a consulta para evaluar su caso.
LAS PRIMERAS SEÑALES
Los primeros síntomas dependen de la edad y pueden comenzar tras la incorporación de los primeros alimentos que contengan gluten, aunque pueden aparecer a cualquier edad.
En la infancia, los síntomas más habituales son:
- Crecimiento alterado
- Deposiciones anormales, que puede manifestarse con heces, blandas y de mal olor, o todo lo contrario, con un estreñimiento
- Falta de apetito
- Distensión del abdomen o dolor abdominal
- Palidez
- Bajo tono muscular o hipotonía
- Inapetencia
- Alteraciones emocionales
- Vómitos en los lactantes más pequeños
EL DIAGNÓSTICO
La analítica de sangre es una de las pruebas más concluyentes para el diagnóstico de celiaquía en la infancia. En ella se busca la presencia de tres anticuerpos posibles, que son:
- IgA antitransglutaminasa. Sirven como despistaje inicial, ya que son muy sensibles.
- IgA antiendomisio Son unos marcadores muy específicos de la enfermedad, se suelen solicitar para la confirmación
- IgG Antigliadina deaminada. Pueden resultar útiles si existe un déficit de IgA o en lactantes pequeños.
Ante una clínica compatible, si se detectan unos IgA antitransglutaminasa muy elevados y unos IgA antiendomisio positivos, en algunas ocasiones es suficiente para establecer el diagnóstico. Si existen dudas, debería realizarse una endoscopia con biopsia para la confirmación, en la que se podrán encontrar alteraciones como infiltrado inflamatorio, atrofia de vellosidades e hiperplasia de criptas. La enfermedad es más probable cuando hay una lesión más intensa.