Buenas noticias para los foodies de Barcelona: la churrería más viral de TikTok reabrirá sus puertas próximamente. Así lo ha confirmado su propietario a Metrópoli: "Si todo va según lo previsto, a finales de este mes ya podré volver a mi parada". Se trata de la churrería Alpuente, que se ha convertido en el lugar de referencia para los influencers y los amantes de la comida.

El famoso churrero vio en las redes sociales la posibilidad de aumentar sus ventas y no dudó en aprovechar la oportunidad. Gracias a TikTok, sus beneficios han crecido entre un 20 y un 30%. Alpuente acumula más de 25 millones de visualizaciones en esta plataforma, donde cuenta las curiosidades de su negocio y comparte con sus casi 600.000 seguidores el arte de hacer churros. Abrió sus puertas por primera vez hace 67 años y, a pesar de las dificultades, no ha parado de crecer, llegando a su boom gracias a las redes sociales.

LOS VISITANTES MÁS CURIOSOS DE LA CHURRERÍA

La churrería Alpuente se ha hecho conocida internacionalmente y la han visitado incluso seguidores de México. Pero eso no es todo, algunos políticos se han acercado a probar las deliciosas recetas tradicionales. Es el caso de Ernest Maragall (ERC), que se convirtió en churrero por un día. El entonces candidato a la alcaldía comparó este negocio con la política: "En Barcelona hay que recuperar la confianza y hay mucho trabajo".

La famosa churrería estuvo ubicada en el Mercat dels Encants durante los últimos ocho años, pero Juan Alpuente tuvo que cambiar de ubicación y fue entonces cuando empezaron los problemas. El Ayuntamiento de Barcelona quería construir unos pisos de protección oficial muy cerca de su comercio, así que no tuvo otra alternativa que reubicarse en la zona del Teatre Nacional, a pocos metros del mercado.

SIN LUZ Y SIN PODER TRABAJAR

Como cualquier otro churrero, Juan Alpuente necesita electricidad para poder trabajar, así que pidió al consistorio municipal que le instalara un contador. La sorpresa del hombre fue cuando vio que pusieron un cable que iba desde la churrería hasta una farola y que luego bajaba hasta la caja del contador. A él le pareció muy raro, pero desde el Ayuntamiento le dijeron que todo estaba en orden.

Distintos productos de la churrería Alpuente / METRÓPOLI

Medio año más tarde, un inspector de Endesa le informó de que la instalación no estaba reglada y que le tenía que cortar la electricidad. "Me abrió un expediente y me quitó el cable, dejándome sin luz y sin poder trabajar", lamenta el churrero tiktoker. Alpuente pidió ayuda al Ayuntamiento, ya que habían sido ellos los que, supuestamente, le habían instalado mal la luz. 

PIEDRAS EN EL CAMINO POR PARTE DEL AYUNTAMIENTO

Fuentes municipales explican a este medio que se trata de un problema entre la compañía y el comercio y que ellos no tienen nada que ver, algo en lo que discrepa Alpuente. El hombre lamenta la actitud del Ayuntamiento y asegura que, más allá de ayudarlo, le ha puesto más piedras en el camino. Ha sido gracias a un seguidor que trabaja en Endesa que podrá reabrir próximamente.

"Este follower me guiaba diciendo todo lo que tenía que hacer para recuperar la luz", dice el churrero a Metrópoli. Gracias a su insistencia y a la del empleado, parece que hay luz al final del túnel y Alpuente podrá abrir pronto. "Están haciendo gestiones y hay que pedir el contador (que es lo que tarda más)", dice el tiktoker. Ya han conectado el cable así que cuando tenga el contador subirá la persiana de nuevo.

LAS NOVEDADES DE LA CHURRERÍA ALPUENTE

El churrero cree que ha tenido unas circunstancias que han ralentizado su apertura: las elecciones municipales, las generales y las vacaciones de agosto. Por fin, después de meses de parón, vuelve con todas sus fuerzas y espera hacerlo antes de que se acabe el mes. Su reapertura está acompañada de novedades: está cambiando la decoración. "Esta churrería tiene más diez años, así que le voy a poner unas luces LED, hay que actualizarla", dice Alpuente. 

Puesto de la churrería de Juan Alpuente / METRÓPOLI

A pesar del auge de las redes sociales, la churrería no ha perdido su esencia y sigue siendo un negocio familiar con más de seis décadas de historia. Además de sus tradicionales churros y porras, freídos en aceite de orujo de oliva mezclado con AOVE, el famoso churrero vende bolsas de chips de todo tipo y porras de sabores de kinder, chocolate o crema. 

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