La sequía en Barcelona empeora con cada día que transcurre sin lluvia. La ciudad enfrenta el año más seco de su historia, según los registros disponibles. A pesar de haber dejado atrás el verano y con una buena parte del otoño por delante, la gran pregunta es cuándo llegarán las temperaturas más frescas y las lluvias.
Es una cuestión complicada de responder, ya que los servicios meteorológicos rara vez ofrecen pronósticos infalibles; en su lugar, se basan en las probabilidades según el análisis climático del momento. Además, unas ligeras precipitaciones breves y escasos milímetros por metro cuadrado no resolverían la situación, se necesita un período de lluvias y bajas temperaturas que señale claramente el fin del verano.
Lluvia probable
Y a todo ello podría ayudar la borrasca que se cierne sobre Barcelona y que se prevé que llegue a partir de la próxima semana. Los cambios en el tiempo, sin embargo, deberían notarse el fin de semana, que será eminentemente nublado y con temperaturas de entre 21 y 26 grados, sin llegar a los picos de las últimas semanas. Además, tanto el sábado como el domingo podrían llegar a caer las primeras precipitaciones.
Tres personas se cubren de la lluvia con paraguas / EUROPA PRESS
Pero el plato fuerte llegará el lunes, día a partir del cual comenzará una lluvia que todavía no tiene una fecha de fin. Como pronto, lo que parece probable es que lloverá toda la próxima semana.
¿VOLVERÁ EL FRÍO?
Entre este fin de semana y los próximos 10 días las temperaturas caerán drásticamente: entre 5 y 8ºC tanto en las mínimas como en las máximas. ¿Es eso suficiente para afirmar que volverá el frío?. De momento, aquellos más sensibles o que pasen mucho tiempo en la calle tendrán que desempolvar chaquetas y puede que alguna sudadera. Las mínimas rozando los 15 ºC indican que se acerca el final de las prendas más cortas y frescas propias del verano.
Dos mujeres se protegen del frío en una imagen de archivo / EFE
Desde luego, la próxima semana será más fresca y Barcelona entrará, por fin, en temperaturas otoñales, pero del otoño del litoral catalán, mucho más suaves que en lugares de interior. Todavía falta, sin embargo, para sacar los abrigos del armario.