El edificio de Barcelona con tres fachadas diferentes: está en el barrio 'de la Òstia'

Las calles de la Barceloneta, el barrio de la Òstia, no son especialmente anchas, de manera que hay caminar mirando hacia arriba si uno no quiere perderse algunas cosas. Como el edificio de planta cuadrada que ocupa la isla delimitada por las calles de Sant Carles, Pescadors y Sant Miquel. Es un edificio de planta cuadrada con planta baja y tres alturas. Hay algo especial en él que obliga a mirarlo de arriba abajo: adornos en piedra, medallones de cerámica vidriada, barandillas de hierro forjado… ¿Cómo puede una fachada contener tantos elementos ornamentales de diferentes estilos y de tan diversos materiales? Eclecticismo es sin duda el estilo que mejor define este edificio, construido hacia 1900 e incluido en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Catalunya.                 

DECORACIONES ÚNICAS

Una, dos… y tres. Tres fachadas, una a cada calle, aunque la principal da a la calle Sant Carles --en el número 7--. Por esta tiene uno de los accesos, el principal, la farmacia que ocupa la planta baja. El segundo está en Sant Miquel y el tercero, en la calle Pescadors, da entrada al vestíbulo y a las viviendas. Los adornos de la planta baja están elaborados en piedra. Acercaos a la puerta y no os perdáis los dos animalillos fantásticos, uno a cada lado del famoso símbolo de las farmacias, todos tallados en piedra. En la primera y segunda planta, la piedra deja paso al estucado despiezado imitando sillares de piedra, mientras que la tercera está decorada con un sencillo esgrafiado geométrico.

La farmacia que ocupa la planta baja del peculiar edificio de la Barceloneta / INMA SANTOS

FACHADA MÁS LLAMATIVA 

Todas las fachadas son diferentes, pero la más llamativa es la que da a Sant Carles. No hay planta que pase desapercibida por su alguno de sus elementos. En la planta superior, dos jarrones (uno en cada hornacina) flanquean el balcón semicircular. En la segunda, llama la atención el balcón tripartito, mientras que en la primera, cuenta con un balcón corrido con una apertura real y dos falsas. En todos ellos, destaca el trabajo del hierro forjado en las barandillas y en las ventanas, en especial en la fachada principal, que recrean en cierto modo el escudo de Catalunya.

Para las esquinas, los brancales, los dinteles y las ménsulas, el arquitecto escogió los motivos vegetales en piedra, pero también la cerámica vidriada para poner una nota de color en medallones con forma de flor. Dos pináculos, uno en cada esquina de la fachada principal coronan el edificio, como dos pequeñas torres de un castillo.

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