Un acueducto del siglo XIX conectará Barcelona y Montcada: una reivindicación vecinal hecha realidad

Ciutat Meridiana guarda dos tipos de legado arquitectónico. Uno, totalmente decepcionante, está formado por los enormes bloques de pisos que, allá por los años 60, hicieron crecer este barrio de la periferia barcelonesa de manera artificial: el legado del alcalde Josep Maria Porcioles. Y otro, realmente sorprendente, que se deriva de la vinculación de Nou Barris con las infraestructuras para bastecer de agua Barcelona.

ACUEDUCTO EN DESUSO

Un ejemplo es el acueducto de Ciutat Meridiana, hoy en día en desuso, que se eleva imponente en el distrito, a los pies de Collserola. El entorno no le hace justicia. Encajado en el olvido, entre el puzzle de bloques de uno y otro extremo, el viejo acueducto sobrevive en el olvido, sobre el torrente de Tapioles, convertido hoy en un descampado donde crece la mala hierva y se acumula la basura.

Esta obra de ingeniería formaba parte del acueducto del Baix Vallès, proyectado por Andreu Marí y financiado por el banquero Manel Girona a finales del siglo XIX, aprovechando que Barcelona estaba creciendo y que tanto el Rec Comtal como los pozos empezaban a ser insuficientes para proveer la ciudad. El acueducto medía 18 kilómetros de largo y conducía 1.700 metros cúbicos de agua al día desde las rieras de Ripoll y Caldes.

COMPANÍA DE AGUAS 

En 1881, en pleno rendimiento, pasó a manos de la sociedad Compañía de Aguas de Barcelona, hasta que la ciudad superó el millón y medio de habitantes, y se inició la canalización del río Ter.

La infraestructura cayó en desuso, pero a sus pies creció un pequeño oasis de piscinas que ha pasado a la historia como “la playa de Ciutat Meridiana” y que marcó la niñez de muchos noubarriencs hasta su cierre y desmantelamiento en la década de los 90.

PROYECTO DE REHABILITACIÓN

Y entonces sí, llegó el abandono y el olvido. He oído decir más de una vez que Ciutat Meridiana es una cicatriz cosida a base de luchas vecinales. Pues bien, estamos ante otra reivindicación histórica a punto de hacerse realidad: la de convertir esta infraestructura en desuso en una pasarela que comunique el barrio barcelonés de Ciutat Meridiana con el de Can Cuiàs en Montcada, uno en cada extremo del acueducto, para evitar el aparatoso rodeo de medio kilómetro por pronunciados desniveles o el atajo por el barranco campo a través por el descampado a los pies del acueducto. El proyecto de rehabilitación integral del monumento y el plan para hacerlo transitable ya está en marcha… o eso dicen.