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La calle de Barcelona que conecta con París: esta es su historia y su curioso origen

Es una de las principales arterias circulatorias y una vía de entrada a la ciudad

30 abril, 2024 10:55

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Barcelona tiene una calle que conecta la ciudad con París. Se trata de la avenida Meridiana, que se ha convertido en un símbolo de la ingeniería urbanística que marcó el desarrollo de la urbe. Su curioso origen se remonta al siglo XIX, en un momento crucial de transformación y modernización de la capital catalana.

El proyecto de la Meridiana surge en el contexto del Plan Cerdà, un ambicioso plan urbanístico diseñado por el ingeniero Ildefons Cerdà a mediados del siglo XIX para expandir y modernizar Barcelona. Este plan, concebido con una visión vanguardista, buscaba resolver los problemas de congestión y falta de higiene de la ciudad mediante la creación de un nuevo modelo de urbanización basado en la cuadrícula y en la dotación de amplias avenidas.

El curioso origen de la Meridiana

La avenida Meridiana se concibió como una gran vía de acceso a la ciudad que conectara el centro con las zonas periféricas y que permitiera una circulación fluida de personas y mercancías. Pero lo que hace realmente única a esta calle es su curioso origen: su trazado reproduce con asombrosa fidelidad el meridiano de París-Dunkerque.

Render de la pacificación de la avenida Meridiana

Render de la pacificación de la avenida Meridiana AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Este meridiano, una línea imaginaria que atraviesa Europa desde París hasta Dunkerque, fue establecido en el siglo XVIII como una referencia geográfica y astronómica fundamental. La elección de este trazado para la avenida de la Meridiana no fue casualidad; más bien fue un homenaje al progreso científico y técnico de la época, así como una muestra de la voluntad de conectar Barcelona con otras grandes ciudades europeas, en este caso, París.

La calle que conecta Barcelona y París

La Meridiana, por tanto, no solo cumple una función práctica como vía de comunicación, sino que también se convierte en un símbolo de la conexión entre Barcelona y París, dos centros culturales y económicos de gran importancia en Europa. Esta conexión simbólica se refleja incluso en el nombre de la calle, que hace alusión al meridiano que une ambas ciudades.

El trazado de la Meridiana, con su amplitud y rectitud, contrasta con el entramado medieval de gran parte del casco antiguo de Barcelona, mostrando la modernidad y la planificación racional que caracterizaban al Plan Cerdà. A lo largo de los años, esta avenida ha sido testigo de importantes transformaciones urbanas y sociales, desde la industrialización hasta la llegada del turismo y la consolidación de Barcelona como una ciudad global.

La Meridiana sigue siendo una de las principales arterias de Barcelona, con un intenso tráfico de vehículos y un importante flujo peatonal. Pero más allá de su función como vía de comunicación, esta calle representa la historia y la identidad de la ciudad, recordándonos el legado de aquellos visionarios que, hace más de un siglo, imaginaron una Barcelona moderna y conectada con el resto del mundo.