El plato típico de Catalunya que todos aman en Barcelona y no saben cocinar en el resto de España
Este emblema de la gastronomía catalana es fácil de hacer, pero muchos lo complican... y lo estropean
El pan con tomate, o pà amb tomàquet, es uno de esos platos que, sin necesidad de grandes artificios, se ha convertido en un icono de la cocina catalana. Compañero inseparable de embutidos, quesos y tapas, es un alimento tan básico como irresistible. Sin embargo, su preparación sencilla es precisamente lo que parece hacer tropezar a quienes intentan replicarlo fuera de su tierra natal.
Este plato, nacido en Catalunya, es tan conocido que lo podemos encontrar en cualquier rincón de España. A pesar de sus raíces catalanas, el pà amb tomàquet ha sido adoptado por el resto del país, aunque con matices que muchas veces lo alejan de la autenticidad. Y es que, aunque la receta parezca sencilla —pan, tomate, aceite y, si acaso, una pizca de sal—, es fácil hacerlo mal.
En Catalunya, cualquier bocadillo o tostada que se pida en un bar ya viene con su correspondiente untada de tomate. No sucede lo mismo en otras regiones, donde esta versión del pan con tomate puede ser un enigma: desde rebanadas cubiertas con tomate triturado de bote, hasta trozos de tomate en dados, a veces acompañados de perejil o incluso cebolla. Para los catalanes, estas interpretaciones son una herejía.
El pà amb tomàquet, paso a paso
Pero ¿qué es lo que realmente convierte a un pan con tomate en un auténtico pà amb tomàquet? En primer lugar, la elección del pan es crucial: el pan payés, de miga densa y corteza crujiente, debe ser tostado con mimo. Y después, el tomate. No cualquier variedad servirá, sino los tomates de rama o de colgar, con su sabor suave y baja acidez, perfectos para impregnar el pan sin empaparlo.
El proceso es casi un ritual: se frota el tomate partido por la mitad sobre la superficie del pan tostado, permitiendo que la pulpa lo cubra por completo. Luego, una pizca de sal, si se desea, y un generoso chorro de aceite de oliva virgen extra completan la obra maestra. Con cada bocado, el crujido del pan y el sabor intenso del tomate se combinan con la suavidad del aceite, creando una sinfonía sencilla pero sublime.
Su origen
Para los catalanes, el pan con tomate es mucho más que una simple receta: es un símbolo de identidad cultural y gastronómica. No es de extrañar que, al ver cómo lo preparan de maneras tan dispares fuera de Catalunya, muchos se sientan molestos. Y es que, aunque parezca mentira, algo tan sencillo puede hacerse muy mal.
Si bien el pan con tomate puede parecer milenario, lo cierto es que su historia es relativamente reciente. Los tomates no llegaron a Europa hasta el siglo XVIII, tras ser traídos desde América, y no es hasta 1884 que se encuentra la primera referencia escrita al pà amb tomàquet, probablemente ideado para aprovechar tanto el pan seco como los excedentes de tomate en el mundo rural.
Así que ya lo sabes: si quieres disfrutar del auténtico pà amb tomàquet, sigue los pasos y no te compliques. Pan, tomate, aceite y sal... pero en su justa medida y con el mimo necesario.