Adoptar una alimentación saludable es fundamental para mantener el bienestar a lo largo de la vida, especialmente si se combina con la actividad física. Expertos en nutrición coinciden en que asegurar una dieta equilibrada no solo reduce el riesgo de enfermedades como la diabetes, sino que también fortalece el sistema inmunológico e, incluso, podría mejorar la salud mental, según investigaciones recientes.
Cada decisión alimentaria que se tome, como qué elegir para el desayuno, puede influir significativamente en la energía y fuerza durante el día. Sin embargo, en la actualidad, la amplia disponibilidad de frutas y verduras durante todo el año, independientemente de su temporada, ha hecho olvidar la importancia de consumir productos frescos en su momento óptimo.
Cuidar el cuerpo y el medio ambiente
Consumir frutas y verduras en su temporada adecuada tiene varias ventajas tanto para la salud como para el medio ambiente. Los productos estacionales suelen ser más frescos, con sabores y texturas auténticas, y ayudan a descartar opciones menos saludables, como la bollería industrial. Además, "los alimentos de temporada conservan mejor sus propiedades nutricionales, sabor y aroma, ya que completan su ciclo natural de cultivo", señala Maria Antònia Roig, nutricionista del Hospital Quirónsalud del Vallès.
Al comprar productos de temporada, también se apoya el comercio local y de proximidad, lo que reduce el consumo de energía en transporte y distribución, disminuyendo así la huella ecológica. Además, estas frutas y verduras suelen ser más asequibles debido a su abundancia en determinadas épocas del año.
Consumir frutas y verduras de temporada no solo beneficia a nuestro cuerpo, sino también al medio ambiente", explica la experta, haciendo referencia a la reducción de la huella ecológica asociada al transporte y distribución.
El otoño y sus alimentos estrella
El otoño, con sus cambios climáticos, es una época en la que aumenta la incidencia de enfermedades respiratorias. Por ello, adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una buena alimentación, actividad física y descanso, es fundamental para fortalecer las defensas. "Alimentos ricos en vitamina C, como el kiwi, las naranjas o los pimientos, son grandes aliados para prevenir enfermedades víricas típicas del invierno", recomienda la nutricionista.
Con el cambio de estación, es recomendable variar los alimentos que se consumen regularmente, incorporando productos como setas, calabazas, frutos secos (como castañas) y granadas, que son propios del otoño. "Es importante también adaptar las técnicas culinarias a esta estación, con sopas, purés y guisos", sugiere.
Además, la reducción de horas de sol durante el otoño afecta los niveles de vitamina D. Para evitar una deficiencia, es importante asegurar la exposición solar o, si es necesario, recurrir a suplementos.
Frutas, verduras y proteínas esenciales
La especialista recuerda que es fundamental complementar la dieta de temporada con otros alimentos básicos como el pescado, la carne blanca y los cereales integrales, para garantizar una nutrición completa y equilibrada.
Entre las frutas de otoño destacan las uvas, los higos, las manzanas, las peras y los kiwis, que aportan fibra, vitaminas y antioxidantes esenciales. María Antònia Roig recomienda “consumir al menos tres raciones de fruta al día, en su forma entera, para aprovechar mejor su contenido de fibra”. En cuanto a las verduras, el otoño ofrece una amplia variedad como calabaza, setas, berenjena y espinacas, que proporcionan vitaminas, minerales y fibra, ayudando a aumentar la sensación de saciedad.
El pescado fresco también es esencial en esta época, con opciones como la lubina, la merluza o el bacalao, que aportan proteínas de alta calidad y ácidos grasos omega 3, beneficiosos para la salud cardiovascular. Se recomienda consumir entre tres y cuatro raciones semanales de pescado. Además, los frutos secos como nueces y almendras, presentes en esta temporada, son ricos en grasas saludables y fibra.
Finalmente, es importante complementar estos alimentos estacionales con otros que están disponibles todo el año, como los huevos, carnes blancas (pollo, pavo, conejo), cereales integrales y legumbres, para asegurar una dieta equilibrada y completa.