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El síndrome de intestino irritable (SII) no es una enfermedad, es un trastorno digestivo común que afecta aproximadamente al 11% de la población. Se caracteriza por una serie de síntomas como dolor abdominal, hinchazón y cambios en los hábitos intestinales como estreñimiento, diarrea o un patrón alternante.Este síndrome es más habitual en mujeres y su prevalencia disminuye con la edad.

"Afecta gravemente las actividades personales, sociales y laborales de quienes lo padecen, reduciendo su calidad de vida y productividad", aclara el doctor José Walter Huaman, especialista en aparato digestivo en el Hospital Universitari General de Catalunya para destacar el impacto del SII en la vida diaria.

Diagnóstico y subtipos

El diagnóstico se basa en los criterios de ROMA IV, que exigen la presencia de dolor abdominal al menos una vez por semana durante los últimos tres meses, asociado con cambios en la defecación. Además, estos síntomas deben haberse iniciado al menos seis meses antes del diagnóstico.

"Según la consistencia de las heces, clasificada mediante la escala de Bristol, el SII se divide en cuatro subtipos: predominio estreñimiento, predominio diarrea, mixto y no clasificable”, según el especialista del HUGC.

Doctor José Walter Huaman, especialista en aparato digestivo en el Hospital Universitari General de Catalunya QUIRÓNSALUD

Hay una nueva propuesta de clasificación del SII basada en una combinación de síntomas gastrointestinales, dolor abdominal, síntomas extraintestinales y comorbilidad psicológica, publicada este mes de diciembre en Lancet Gastroenterol Hepatol por el profesor Alexander C Ford.

Causas y factores relacionados

El SII se relaciona con alteraciones en la comunicación entre el cerebro y el intestino, hipersensibilidad visceral y factores psicológicos. También intervienen la microbiota intestinal, la barrera epitelial y componentes dietéticos.

Estudios recientes han demostrado que las personas con SII presentan una menor diversidad de microorganismos en la microbiota, con predominio de bacterias proinflamatorias.

Tratamientos disponibles

El tratamiento del SII busca aliviar síntomas y mejorar la calidad de vida. “Para casos leves, se recomienda reducir el estrés, realizar ejercicio físico, mantener una dieta equilibrada y evitar alimentos que generen gases, como bebidas carbonatadas, cafeína y ciertos vegetales. La fibra soluble puede ser útil, aunque debe administrarse con precaución para evitar molestias abdominales”, explica el doctor.

"Es muy importante preguntar a los pacientes sobre la calidad del sueño y ofrecerles consejos de higiene del sueño. Dado que la mejora del sueño puede ser útil para mejorar los síntomas gastrointestinales, aunque se necesitan más estudios sobre este enfoque en el SII", añade.

Cuando los síntomas son más severos y predomina el estreñimiento pueden ser de utilidad los suplementos de fibra como el plántago o los laxantes osmóticos a base de magnesio o de polietilenglicol. “Si por el contrario predomina la diarrea, la loperamida o quelantes de ácidos biliares pueden ayudar.

Para el control del dolor abdominal se puede usar anticolinérgicos y neuromoduladores”, añade el doctor Huaman, quien reitera que todas estas medidas deben aplicarse siempre bajo prescripción médica.

Dieta y microbiota

La dieta baja en FODMAP, que limita ciertos carbohidratos fermentables, ha mostrado eficacia a corto plazo en reducir síntomas, aunque debe ser supervisada por expertos debido a su carácter restrictivo.

Por otro lado, el uso de probióticos y prebióticos puede aliviar síntomas específicos como el dolor y la hinchazón, aunque su eficacia varía según la composición del producto.

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