Imagen aérea del cementerio de Collserola

Imagen aérea del cementerio de Collserola CB

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Collboni amplía el cementerio judío con 70 tumbas en un bosque-cementerio

Las obras, solicitadas por la comunidad israelita de Barcelona, costarán casi un millón de euros y estarán listas en cinco meses

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La Comunidad Israelita de Barcelona (CIB) tiene su propio cementerio en la sierra de Collserola. Se trata de lo que popularmente se conoce como “cementerio judío”, un recinto de 22.000 metros cuadrados conformado por un bosque mediterráneo en cuyos caminos se han ido construyendo nichos.

Su acceso es por un único camino (en mal estado) y que ahora tiene peligro de desprendimientos debido a los taludes al lado de los cuales discurre. Ese camino desemboca en una explanada más amplia construida en hormigón donde hay un pequeño espacio ceremonial que nunca se utiliza y una amplia zona abierta que se utiliza como aparcamiento. De esa explanada salen los caminos que llevan a las tumbas, muchos de ellos no pavimentados.

Dos fosas comunes

En el terreno hay también dos fosas comunes, una de las cuales permite aún albergar más huesos, pero no se encuentran reformadas ni señalizadas y en sus inmediaciones no hay ningún cartel de recordatorio a las personas enterradas en ellas.

Imagen del cementerio de Collserola

Imagen del cementerio de Collserola ARCHIVO

La urbanización que se pretende hacer afecta a 5.100 metros cuadrados (en un principio, estaban previstos 4.300 metros cuadrados), en los que se construirán 68 nuevos nichos “a ras de tierra” en dos niveles. Las tumbas son prefabricadas y sólo se han de incrustar en el ambiente.

El nuevo recinto se construye con la intención de “potenciar la atmósfera y confort del bosque cementerio”, así como disponer de “nuevas sepulturas en terrazas prolongadas en terraplenes artificiales, integrar la arquitectura de las tumbas en la naturaleza y agrupar los nichos en formaciones de 5, 7 y 9 fosas ordenadas en series sucesivas con separaciones reducidas entre ellas para no permitir que se intercalen más tumbas”. Esta disposición se hace para poder adaptarse mejor al terreno.

Los nichos irán, así, “en terrazas prolongadas en terraplenes parciales, minimizando los desniveles y los movimientos de tierra, lo que permite mantener la cobertura arbórea, la sombra y el confort”.

Casi un millón

También se aprovecha para cambiar la puerta de entrada al cementerio, puesto que la actual ya está un tanto deteriorada. Se arreglarán los caminos de acceso y se han de construir tres escaleras para llevar a los nuevos nichos. No hay que olvidar que el cementerio está en la ladera de la montaña y, por tanto, tiene un pronunciado desnivel.

Asimismo, se cambiará de lugar una fuente que hay en el recinto y se renovará la canalización del riego para que en épocas de sequía se puedan distribuir manualmente cada quince días 50 litros por cada árbol y 20 litros por metro cuadrados en las zonas de arbustos.

La empresa Eurocatalana Obres i Serveis se ha llevado la adjudicación de la urbanización del nuevo recinto (un concurso al que acudieron un total de cuatro empresas constructoras).

Las obras costarán al erario público un total de 963.975 euros y está previsto que duren cinco meses. Según los responsables, “los terrenos desde se proyecta la obra son todos de titularidad municipal, por lo que su ejecución podrá iniciarse de manera inmediata, sin precisar ningún tipo de expropiación ni de actuación previa especial”.

A petición de la comunidad

La urbanización del cementerio se realiza a petición de la comunidad hebrea residente en Barcelona.

Hasta ahora, el funcionamiento ha consistido en “la construcción progresiva de tumbas, la mayor parte a contrapendiente y encajando el máximo número de ellas en bandas estrechas a un lado y otro de los caminos no pavimentados”. El bosque donde está integrado el camposanto está compuesto, mayoritariamente, de pinos, encinas, lentiscos y cipreses.

Todo este planteamiento “quiere mejorarse reforzando el carácter de bosque mediterráneo del recinto, redefiniendo un nuevo sistema de implementación de las tumbas que requiere la necesidad de ampliación actual del cementerio judío de Collserola”.

Como señala el último proyecto redactado, “los criterios del diseño que prevalecen son [entre otros] preservar y potenciar la atmósfera y el confort del bosque-cementerio”.

Primer proyecto, en 2017

Sobre este cementerio ya hizo en 2017 un proyecto el despacho de arquitectos Estudi Martí Franch juntamente con el equipo de Ardèvols Consultors Associats. “El cementerio judío de Collserola tiene una atmósfera propia. La sombra de la canopia de pinos y encinas y la discreción de los nichos a ras de tierra genera una alternancia de vistas cortas y lejanas reconfortante. La integración de las tumbas en forma de terrazas ayuda a integrar estas ‘escrituras’ en el paisaje”, decía el arquitecto en ese proyecto.

En 2020, el bufete Segos Management desarrolló y actualizó aquel proyecto, manteniendo las líneas generales del mismo pero priorizando determinadas cuestiones. “El objetivo es priorizar las concentraciones en número variable para su mejor adaptación al terreno y con los espacios de separación entre agrupaciones plantadas con árboles, lo que reforzado con un programa de nuevas plantaciones para contribuir a preservar la atmósfera y el confort del conjunto mejora notablemente su integración paisajística”.