El mito de las banco-farolas de Passeig de Gràcia que supuestamente eran calefaccionadas con carbón en invierno

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No lo sabías: El mito de las banco-farolas de Passeig de Gràcia que supuestamente eran calefaccionadas con carbón en invierno

Creadas por Pere Falqués en 1906, estos elementos del mobiliario de la capital catalana siguen despertando curiosidad por su estética singular y las leyendas que los rodean

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Barcelona está llena de rincones que esconden secretos, pero pocos tan curiosos como los bancos-farolas del Passeig de Gràcia.

Estas singulares estructuras modernistas, diseñadas en 1906 por el arquitecto municipal Pere Falqués i Urpí, han sido durante décadas objeto de una peculiar leyenda urbana: la creencia de que estaban calefaccionadas con carbón en invierno. Aunque la historia se ha popularizado incluso en redes sociales como TikTok, la realidad es muy distinta.

Obras modernistas

Los 32 bancos-farolas distribuidos a lo largo del Passeig de Gràcia son auténticas obras de arte modernistas. Con estructura de hierro forjado y revestimiento de trencadís —una técnica decorativa que llevó a muchos a atribuir erróneamente su autoría a Antoni Gaudí—, su diseño funcional y artístico los convierte en un emblema del paisaje urbano barcelonés.

Los bancos-farola de paseo de Gràcia en Barcelona

Los bancos-farola de paseo de Gràcia en Barcelona Ruta del Modernisme

Unas puertas misteriosas

Pere Falqués i Urpí ejerció como arquitecto municipal de Barcelona desde 1889 hasta 1914. Natural de Sant Andreu de Palomar y nacido en 1850, Falqués jugó un papel fundamental en el desarrollo urbanístico de la ciudad durante el auge del modernismo.

Pero lo que más ha alimentado la imaginación ciudadana han sido las misteriosas puertas metálicas que incluyó en estos bancos, que dieron pie al mito de una supuesta calefacción interior. Pese a que ha sido comentado en otros artículos y vídeos, nunca funcionaron como estufas de carbón. 

La parte de hierro forjado fue realizada en el taller de su cuñado, Manuel Ballarín, quien aportó la maestría artesanal que distingue estas piezas únicas del mobiliario urbano barcelonés.

El paseo de Gràcia de Barcelona

El paseo de Gràcia de Barcelona ARCHIVO

¿Eran hornos?

La confusión no es nueva. Apenas inaugurados, en diciembre de 1906, la prensa ya tuvo que aclarar el asunto. El diario La Veu de Catalunya explicaba que aquellas compuertas no escondían hornos de carbón, sino el mecanismo para elevar o bajar el sistema de iluminación, que originalmente funcionaba con lámparas de arco eléctrico, no bombillas.

Estas lámparas utilizaban electrodos de carbón que debían cambiarse con regularidad, y se cree que los recambios se almacenaban dentro de los bancos, lo que pudo dar pie a la leyenda del “horno”.

El propio semanario satírico Cu-Cut! se hizo eco del mito en 1907 con una viñeta humorística en la que un cocinero intentaba asar un pollo bajo una farola, convencido de que el banco era un horno. Una sátira que, más de un siglo después, parece haber revivido con fuerza gracias a la viralidad en redes sociales.

El paseo de Gràcia de Barcelona / CEDIDA

El paseo de Gràcia de Barcelona / CEDIDA

Una joya del modernismo barcelonés

Hoy en día, los bancos-farolas siguen sorprendiendo tanto a turistas como a barceloneses, y aunque la leyenda de su calefacción interior es solo un mito, el encanto de su diseño sigue vivo.

A lo largo de los años, han sufrido diversas modificaciones, especialmente entre 1950 y 1985, pero su esencia se mantiene intacta como parte fundamental del paisaje del Passeig de Gràcia.