Forn Sarriá en imagen de archivo

Forn Sarriá en imagen de archivo Forn Sarrià

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Adiós a otro comercio emblemático en Barcelona: cierra un símbolo de Sarrià tras 121 años de historia

Abrió sus puertas en 1904, pone fin a más de un siglo de historia por una causa que, según sus responsables, se ha vuelto insalvable: la falta de panaderos

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El Forn Sarrià, uno de los comercios más emblemáticos del barrio, bajará la persiana para siempre. Así lo ha anunciado en sus redes sociales con un mensaje claro y emotivo:
"Gracias, Sarrià. Hasta pronto."

Pan del Forn Sarriá en imagen de archivo

Pan del Forn Sarriá en imagen de archivo Forn Sarriá

La panadería, que abrió sus puertas en 1904, pone fin a más de un siglo de historia por una causa que, según sus responsables, se ha vuelto insalvable: la falta de panaderos.

Un oficio en peligro de extinción

El responsable del horno, Blas Aranda García, explica que el ritmo de trabajo era “insostenible”.
Y que no han logrado encontrar personal cualificado para continuar con la actividad.

Aunque reconoce que hay más motivos detrás del cierre, insiste en que la dificultad para encontrar panaderos ha sido clave. 

Una despedida con gratitud

En su comunicado, el equipo del Forn Sarrià ha querido agradecer al barrio su fidelidad.
“Gracias por cada buen día, cada sonrisa, cada conversación y cada confianza depositada en nuestro pan”, escriben.

Una coca del Forn Sarriá en imagen de archivo

Una coca del Forn Sarriá en imagen de archivo Forn Sarrià

El horno, que fue premiado en 2023 como el mejor establecimiento comercial en los Premios Eix Sarrià, ha sido gestionado por tres familias distintas a lo largo del tiempo: los Brufau, los Riera y, en los últimos años, los Aranda.

Un cierre que deja huella

La noticia ha generado una oleada de mensajes en redes por parte de los vecinos.
“¡Qué tristeza! ¡Qué vacío nos deja!”, “Es el primer pan que probé de pequeña. ¡Os echaremos de menos!”, son solo algunos de los comentarios.

También la Asociación Vecinal de Sarrià ha dedicado unas palabras al horno, agradeciendo no solo sus productos, sino todo lo que ha aportado al barrio durante generaciones.

Barcelona se despide así de un símbolo de la tradición panadera, en un momento en que mantener este tipo de negocios se hace cada vez más difícil.