Un hombre bebe agua en plena ola de calor / EFE

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Un estudio alerta: las olas de calor en Barcelona podrían rozar los 45 grados a final de siglo

Un análisis con simulaciones de alta resolución alerta del aumento de temperaturas extremas y noches tórridas persistentes si no se reducen las emisiones

Hace dos semanas: La ola de calor provoca registros máximos en Barcelona: termómetros a 40 grados en Sant Adrià de Besòs

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Barcelona podría experimentar temperaturas de más de 45 grados en algunos barrios a finales de este siglo si no se frenan drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

Esta es una de las proyecciones más preocupantes de un estudio del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB), publicado en la revista científica Journal of Geophysical Research Atmospheres, que alerta del agravamiento de las olas de calor en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB).

Dos hombres sin camiseta pasean por Barcelona durante la ola de calor

Dos hombres sin camiseta pasean por Barcelona durante la ola de calor EP

Mediante simulaciones meteorológicas de alta resolución, el equipo investigador ha modelizado escenarios futuros en los que las temperaturas máximas medias podrían subir hasta 4 °C y las mínimas, 3,5 °C.

En puntos del interior del AMB, el mercurio podría superar los 45 grados, mientras que en barrios costeros de la capital catalana, las noches tropicales darían paso a noches tórridas, con mínimas por encima de los 32 °C.

Un escenario de “no acción”

El estudio contempla un panorama pesimista: un mundo en el que las emisiones de CO₂ casi se duplican para 2100, en línea con los actuales conflictos geopolíticos y la falta de compromisos efectivos contra la crisis climática.

A diferencia de otros modelos, esta investigación aplica por primera vez el enfoque PGW (Pseudoglobal Warming) a la ciudad de Barcelona, combinando este método con una simulación urbana de alta resolución espacial, capaz de capturar el impacto del efecto isla de calor.

“Es la primera vez que se combina este enfoque con simulaciones urbanas tan detalladas para Barcelona”, explica el investigador principal, Sergi Ventura, del ICTA-UAB. “Esto permite entender cómo las condiciones urbanas pueden amplificar el calentamiento previsto”.

Radiación atrapada y humedad en descenso

El informe señala que el mayor incremento térmico se dará en zonas densamente urbanizadas, donde materiales como el asfalto y el hormigón absorben más radiación y las dinámicas de ventilación natural se ven comprometidas por la morfología urbana.

La playa de la Barceloneta en plena ola de calor / EFE

La playa de la Barceloneta en plena ola de calor / EFE

A este cóctel se suma un descenso acusado de la humedad relativa: el estudio proyecta una disminución del 6% en los valores máximos y del 5,3% en los mínimos, con reducciones de hasta el 16% en áreas como el Garraf, donde podrían alterarse los patrones de brisas marinas.

Calor más seco, más extremo y más persistente

Los resultados se basan en la modelización de los episodios cálidos más comunes entre 1991 y 2020, reubicados en el contexto climático de mediados y finales de siglo.

Las conclusiones son claras: las olas de calor no solo serán más intensas, sino también más secas y duraderas, aumentando el riesgo para la salud humana, los ecosistemas y la infraestructura urbana.

¿Qué se puede hacer?

Aunque el estudio no se centra en soluciones, los autores insisten en que la mitigación de emisiones sigue siendo crucial para frenar este escenario extremo.

Además, los resultados refuerzan la necesidad de políticas urbanas que apuesten por la renaturalización, la eficiencia energética y la adaptación del espacio público a un clima cada vez más hostil.