José Luis Mulero, tanatopractor y embalsamador de Barcelona durante su entrevista con Metrópoli Barcelona
José Luis, el embalsamador de Barcelona que está entre los mejores del mundo : "Cuando digo que trabajo con la muerte se asustan"
Este perito judicial e investigador en accidentes de tráfico lleva años formando a nuevos especialistas y profesionalizando el sector funerario, en el que "cada vez hay más mujeres"
José Luis Mulero trabaja con la muerte. La respuesta a la típica y preeliminar pregunta "¿A qué te dedicas?" suele tener la misma reacción en quien la formula. "Se asustan o se sorprenden", explica Mulero en una entrevista con Metrópoli. Y no es para menos.
José Luís es perito judicial forense, pero es internacionalmente conocido como experto embalsamador y tanatopractor. De hecho, ha sido premiado en varias ocasiones y es uno de los mejores del mundo.
El barcelonés ha conocido la muerte en todas sus expresiones. Desde niños que abandonan este mundo demasiado temprano hasta trabajadores fallecidos en accidentes laborales o personas que se han suicidado. No siempre es fácil separar mente y corazón ante la mesa metálica en la que trabaja.
Pero José Luís considera que hace una buena labor: "Cuido del último momento. Ayudo a hacer ese paso, esa transición, tanto al fallecido como a sus familiares", explica a este medio.
José Luis Mulero, tanatopractor y embalsamador de Barcelona durante su entrevista con Metrópoli Barcelona
"Mi trabajo empieza donde los demás no quieren mirar"
José Luis Mulero habla despacio en una de las salas del Instituto Español Funerario (IEF) de Malgrat de Mar. Mide cada palabra como quien sabe que no todo se puede decir deprisa.
“La tanatopraxia engloba el embalsamamiento y la tanatoestética, todo lo que tiene que ver con la preparación de un cuerpo”, explica a este medio. Lo dice sin morbo, con una serenidad que desarma. “Mi trabajo empieza donde los demás no quieren mirar”.
José Luis Mulero, tanatopractor y embalsamador de Barcelona durante su entrevista con Metrópoli Barcelona
En una profesión tan desconocida como necesaria, Mulero se ha convertido en una referencia. Perito judicial en su juventud, investigador de accidentes de tráfico y más tarde fundador del Instituto Español Funerario, lleva más de dos décadas formando a quienes trabajan con la muerte. Y lo hace, dice, “desde el respeto y la vocación de servicio”.
Instrumental para embalsamar y conservar cuerpos Barcelona
“Cuando digo que preparo fallecidos, la gente da un paso atrás”, confiesa entre risas. “Pero lo cierto es que detrás de cada cuerpo hay una familia que sufre, y nuestra labor es facilitar ese último adiós con dignidad”.
José Luis Mulero, tanatopractor y embalsamador de Barcelona durante su entrevista con Metrópoli Barcelona
Ciencia y corazón
No se trata solo de ciencia, aunque la técnica importa. Mulero habla con orgullo de los avances del sector: “Ahora utilizamos una máquina de inyección por intervalos que evita coágulos y mejora el drenaje de la sangre. Nos permite una conservación más limpia y eficaz”. Pero, insiste, “tan importante como la tecnología es el corazón con el que se hace”.
Elementos en el que los estudiantes de tanatopraxia practican Barcelona
En el aula donde imparte clases, las mesas están llenas de modelos anatómicos, productos de conservación y pinceles de tanatoestética. Allí enseña a mirar sin miedo. “Hay que tener respeto, empatía y también valentía. No siempre te vas a casa sin llevarte algo dentro. Hay casos que te rompen”, lamenta el experto.
Instrumental para embalsamar cuerpos Barcelona
Casos impactantes
Uno de esos casos lo marcó para siempre: tres hermanos pequeños fallecidos en un accidente de tráfico. “Como profesional intentas mantenerte firme, pero como padre… lloré. Tuve que apartarme un rato”, recuerda con los ojos bajos. “Es imposible no sentir”.
Mulero trabaja por toda España, aunque dejó su Barcelona natal para instalarse en Malgrat. Esta tragedia tuvo lugar en julio de este mismo año, en una carretera de Cuenca. Los jóvenes padres de los niños --naturales de Rumanía-- sobrevivieron al accidente, pero tuvieron que enterrar a sus tres pequeños. Un trance que no se le desea a nadie.
José Luis Mulero, tanatopractor y embalsamador de Barcelona durante su entrevista con Metrópoli Barcelona
Un sector cada vez más femenino y desigual
Mulero también dirige la escuela de formación, con más de 17.000 alumnos, el 95% de ellos mujeres. “Nos ha sorprendido mucho”, confiesa. “Antiguamente, este sector era de hombres, igual que la mecánica o la obra. Pero las mujeres son excelentes, incluso mejores que nosotros en muchos aspectos”.
Atribuye parte del interés a las series televisivas sobre criminalística, que han despertado la curiosidad por lo que ocurre tras la muerte. “Mucha gente viene porque ha perdido a un ser querido y quiere entender qué pasa después. Quieren saber quién prepara a esa persona”.
Sala de formación de los futuros tanatopractores y embalsamadores Barcelona
Pandemia, una época oscura
Durante la pandemia, la tanatopraxia vivió su momento más oscuro. “Fue una guerra”, resume sin adornos. “Hospitales con pulseras de prioridad, familias enteras que no podían despedirse. Había miedo, tristeza, agotamiento… Fue el periodo más duro de mi vida”.
Mulero reivindica una idea que se ha convertido en su lema: el respeto como eje. En sus cursos insiste en la importancia del detalle: la posición de las manos, el peinado, el color natural del rostro. “El objetivo es que parezca dormido, que dé paz. Cuando una madre dice ‘parece que descansa’, sabes que lo hiciste bien”.
José Luis Mulero, tanatopractor y embalsamador de Barcelona durante su entrevista con Metrópoli Barcelona
“Somos la última persona que ve el fallecido”
El proceso, explica, va desde la recogida del cuerpo hasta la tanatoestética final. “Es la última preparación antes de que la familia lo vea. El maquillaje y la vestimenta los hacemos dentro del ataúd, para que todo quede perfecto”, detalla.
Mulero lo resume con una frase que lo define todo: “Somos la última persona que ve al fallecido. Y lo menos que merece es respeto.”
