Los especialistas recomiendan cenar pronto y ligero

Los especialistas recomiendan cenar pronto y ligero PEXELS

En colaboración con

Vivir en Barcelona

El cuerpo tiene reloj: descubre por qué la hora de cenar sí importa

La crononutrición es una ciencia que investiga cómo los ritmos del cuerpo influyen en la digestión, el peso y la energía

Llegir en Català
Publicada

Noticias relacionadas

El organismo humano no funciona igual por la mañana que por la noche. Y eso incluye cómo procesa los alimentos. La hora de la cena, por ejemplo, puede marcar la diferencia entre dormir bien o pasar la noche haciendo la digestión. Comer tarde no solo afecta al sueño: también puede dificultar el control del peso y alterar el aprovechamiento de los nutrientes.

Aquí entra en juego la crononutrición, una rama de la ciencia que estudia cómo la alimentación y los ritmos biológicos se sincronizan. En pocas palabras: lo que comes es importante, pero cuándo lo comes podría serlo aún más.

Comer en el momento justo

Según la nutricionista María Valero, del Hospital Universitari Dexeus, adaptar la comida al horario biológico ayuda a mejorar la digestión, la energía y el metabolismo. ”Por la mañana, cuando el cuerpo está más activo, conviene consumir proteínas y carbohidratos complejos para obtener combustible. En cambio, a la hora de cenar, el organismo se prepara para el descanso, por lo que lo ideal es optar por alimentos ligeros y bajos en carbohidratos”, explica.

Eso sí, no todos los relojes funcionan igual. “Cada persona tiene su propio ritmo interno, influido por la edad, el sueño y el estilo de vida. Lo importante es encontrar el punto de equilibrio entre el reloj biológico y la rutina diaria”, añade.

La endocrinóloga María Valero, del Hospital Universitari Dexeus

La endocrinóloga María Valero, del Hospital Universitari Dexeus Cedida a Metrópoli

Ritmos circadianos: el metrónomo del metabolismo

Los ritmos circadianos son los responsables de que sintamos hambre, sueño o energía en determinados momentos del día. Regulan la temperatura corporal, las hormonas y la forma en que el cuerpo asimila los alimentos. “Cuando los ignoramos, por ejemplo, cenando muy tarde o comiendo a deshoras, obligamos al organismo a trabajar a contrarreloj”, señala la especialista.

Durante la mañana, la sensibilidad a la insulina es más alta, lo que ayuda a controlar el azúcar en sangre. Por la noche ocurre lo contrario: el metabolismo se ralentiza y los alimentos tardan más en procesarse. Por eso, cenar tarde y en exceso puede afectar tanto al descanso como al control de la glucosa

Cenar pronto, un hábito con ciencia detrás

Cenar temprano no solo mejora la digestión: también facilita el ayuno nocturno, ese período natural de descanso metabólico que permite al cuerpo regenerarse. “Si la cena se retrasa, este proceso se interrumpe y pueden aparecer problemas como resistencia a la insulina o alteraciones del sueño”, aclara la nutricionista Valero.

Además, varios estudios sugieren que concentrar muchas calorías por la noche podría aumentar el riesgo de diabetes tipo 2. En resumen: no se trata de comer menos, sino de darle al cuerpo el tiempo y la energía que necesita cuando mejor puede aprovecharla.

El reloj en el plato

La crononutrición recuerda algo que la sabiduría popular ya intuía: “Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo”. Comer en armonía con el reloj biológico mejora el metabolismo, el descanso y la relación con la comida.

Así que, la próxima vez que pienses en cenar tarde, recuerda: tu cuerpo ya se está preparando para dormir, no para digerir. Escuchar a tu reloj interior puede ser uno de los gestos más sencillos –y poderosos– para cuidar la salud.