Una mujer en una revisión oftalmológica

Una mujer en una revisión oftalmológica EUROPA PRESS

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Las cinco enfermedades ocultas que amenazan tus ojos y puedes prevenir

La prevención y las revisiones periódicas son la mejor defensa contra estos enemigos invisibles de la visión

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La salud ocular no siempre avisa. Existen enfermedades silenciosas que progresan sin dar señales hasta que el daño es irreversible. Muchas personas creen que los problemas de vista solo llegan con la edad o por el exceso de esfuerzo visual. Sin embargo, la realidad es más compleja: hay enfermedades oculares que se desarrollan de manera silenciosa, sin molestias evidentes, hasta que el paciente comienza a notar pérdidas irreversibles de visión.

Entre las más frecuentes se encuentran el glaucoma, la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), las cataratas, la retinopatía diabética y el edema macular diabético. Todas ellas pueden convertirse en una amenaza grave si no se detectan a tiempo.

“Los ojos no siempre avisan cuando algo empieza a fallar. Muchas enfermedades progresan de manera lenta, sin dolor y sin síntomas claros. Cuando el paciente se da cuenta de que no ve bien, ya suele existir un daño considerable y en muchos casos irreversibles”, advierte el doctor Carlos Barnés, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitari Dexeus.

El valor de la prevención

Precisamente por ese carácter silencioso, la prevención se convierte en la herramienta más poderosa. Una revisión oftalmológica periódica puede marcar la diferencia entre mantener la visión o perderla para siempre. Los especialistas insisten en que incluso personas sin molestias deberían acudir al oftalmólogo al menos una vez al año, ya que solo con exploraciones clínicas es posible descubrir las alteraciones invisibles en etapas iniciales.

Las revisiones son como un salvavidas para los ojos”, señala el doctor Barnés. “Gracias a ellas podemos diagnosticar enfermedades antes de que el paciente sufra una pérdida visual, y empezar un tratamiento precoz que frene la evolución”. 

Enfermedades que atacan en silencio

El glaucoma, conocido como el “ladrón silencioso de la visión”, daña de forma progresiva el nervio óptico, normalmente asociado a un aumento de la presión intraocular. Su inicio suele pasar inadvertido, porque la pérdida afecta primero a la visión periférica. El paciente cree que ve bien hasta que la enfermedad ya está avanzada.

Otra amenaza creciente es la DMAE, una de las principales causas de pérdida visual en mayores de 60 años. Se trata de un deterioro de la mácula, la zona central de la retina que nos permite leer, reconocer rostros o conducir. Los afectados pueden empezar a ver borroso o con distorsiones, dificultando las tareas cotidianas.

Cataratas y complicaciones de la diabetes

Las cataratas, por su parte, son la opacificación del cristalino, la lente natural del ojo. El mundo se vuelve borroso, los colores pierden intensidad y la visión nocturna se complica. Aunque su avance es progresivo, hoy la cirugía permite recuperarse con una eficacia extraordinaria y mínima invasión.

En personas con diabetes, el riesgo visual se multiplica. La retinopatía diabética es una de las complicaciones más comunes y peligrosas: el exceso de glucosa daña los vasos sanguíneos de la retina, debilitándolos hasta provocar sangrados y pérdida progresiva de visión. El edema macular diabético, consecuencia directa de esta condición, ocurre cuando se acumula líquido en la mácula, originando visión distorsionada y borrosa. Sin un tratamiento rápido, el daño puede ser definitivo.

Hábitos que protegen la visión

La buena noticia es que la prevención está al alcance de todos. Un estilo de vida saludable, basado en una dieta rica en frutas, verduras y pescado azul, unido al ejercicio regular y la eliminación del tabaco, no solo protege al corazón, sino también a los ojos. El control de la diabetes, la hipertensión y el colesterol es esencial para quienes presentan factores de riesgo.

También la protección solar resulta fundamental: unas gafas homologadas con filtro ultravioleta reducen de manera significativa la probabilidad de desarrollar cataratas o DMAE. “El cuidado ocular no es un lujo ni un capricho”, afirma el doctor Barnés. “Es la mejor inversión que podemos hacer para preservar uno de los sentidos más valiosos de nuestra vida: la visión”, concluye.