Los vecinos del Raval se han anotado la primera victoria en su particular cruzada contra los camellos. Tras semanas de sucesivas protestas a pie de calle y en redes sociales exigiendo la salida de los traficantes de sus calles, la policía ha tomado cartas en el asunto. Una operación conjunta de Mossos d’Esquadra y Guardia Urbana se ha saldado este miércoles tres detenidos que habían ocupado dos pisos del barrio.
En concreto, el operativo ha destapado y desmantelado dos viviendas en las que se vendía estupefacientes y se almacenaba esta substancia. “La investigación, que se inició hace un mes a raíz de las quejas vecinales, ha permitido desmantelar dos puntos de venta de estupefacientes”, explican fuentes de los Mossos d’Esquadra. Uno de ellos, ubicado en la calle Picalquers y otro en Carretes, de los que se han detenido a tres hombres de 38 y 42 años. Además, se han intervenido dosis de marihuana y cocaína, dinero y balanzas de precisión, detallan los mismo interlocutores.
El primero, que había sido ocupado de forma ilegal para la venta de la droga, los ha recuperado el propietario legítimo. El segundo, que hacía la función de almacén, no ha sido clausurado ya que en él viven personas ajenas a la investigación. Pero estos dos domicilios no son más que la punta del iceberg.
EL MAPA DE LA DROGA EN EL RAVAL
Los dos pisos señalados e identificados forman parte de una red en la que se incluirían hasta 20 viviendas, según las identificaciones de los propios vecinos. Han sido ellos los que, a través del colectivo vecinal Acció Raval, han detectado los puntos negros en un particular mapa de barrio sobre los puntos de venta y distribución de drogas al por menor deteriorando así la vida de sus calles.
Decenas de viviendas en las que los camellos preparan los estupefacientes para después hacer que circulen por la calle. El resultado son vías con jeringuillas, toxicómanos pinchándose a plena luz del día o camellos vendiendo sin pudor ante la mirada de los transeúntes, relatan los propios afectados. Pero tal es el punto, que los vecinos que van a trabajar a las 5 de la mañana, “han empezado a organizarse para no salir solos de casa”, según el testimonio de Judit, una de las vecinas de la zona.
CACEROLADAS TODOS LOS DÍAS
La voz de alarma la dieron los vecinos de Picalquers, los cuales manifestaron que había un domicilio que se había convertido en un espacio de venta de substancias estupefacientes, explican fuentes de los Mossos. Un problema social y de salud pública que han ido retratando a través de las redes sociales. especialmente Twitter e Instagram, donde se han publicado instantáneas de la situación que viven diariamente los vecinos del Raval.
Fotografías que han acompañado con caceroladas a las 22 horas todos los días frente a domicilios en los que supuestamente se vende droga, para evidenciar a pie de calle los puntos negros del barrio. Concentraciones a las que bajan con pancartas en el que el lema principal es el de: Traficants foteu el camp.
Un grito de guerra que este miércoles ha dado sus primeros frutos, una operación policial conjunta en la que se han identificado dos puntos de venta y almacenamiento y se han detenido a tres personas. Pero la lucha vecinal contra los camellos del Raval no acabará hasta que las drogas y sus devastadores efectos dejen de ser un problema para el barrio.
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