El programa Amunt persianes, que el Ayuntamiento de Barcelona ha puesto en marcha para comprar bajos de la ciudad que estén vacíos para darles un nuevo uso comercial, está resultando un auténtico desbarajuste. El gobierno de Ada Colau y Jaume Collboni ha enredado y complicado un iniciativa interesante que ha acabado lleno de polémicas y anulaciones de contratos. Al intento de adquisición de 14 locales en Les Corts, con contrato y una actividad lícita que puede derivar en desahucios, se unió que uno de los espacios comprados en el Eixample beneficiaba a un consejero de los comunes en Sarrià-Sant Gervasi, Max Cahner, y a su hermana. Ahora, Colau y Collboni han tenido que desistir de quedarse con otro local en Ciutat Vella.
En concreto, el negocio que no comprará el consistorio en Ciutat Vella está en la confluencia de las calles de Mercaders y Sidé. La adquisición no se ha podido materializar porque en el momento de la compraventa el titular no podía garantizar que el local estuviera libre de ocupantes, subrayan fuentes municipales. El rechazo municipal a quedarse el espacio se concretó en la comisión de gobierno del pasado 12 de mayo [ver aquí, punto 23]. En ella se "deja sin efecto" la compra por incumplirse la cláusula 14 del pliego regulador del procedimiento de adquisición de locales comerciales ubicados en el distrito de Ciutat Vella mediante el procedimiento de pública concurrencia.
CRÍTICAS DE ERC Y JUNTS
El mismo problema de Ciutat Vella pero más gordo (14 locales de un mismo propietario estaban ocupados y con contrato en vigor) se lo encontró el Ayuntamiento en Les Corts. Tanto Ernest Maragall (ERC) como Elsa Artadi (JuntsxCat) lo denunciaron y el Ayuntamiento paralizó la compra. Antes de abandonar la política, la líder de JuntsxCat acusó al primer teniente de alcaldía, Jaume Collboni, de tapar un caso que podía ser delictivo y al gobierno de mobbing inmobiliario. Como explicó este medio, los inquilinos recibieron un burofax del propietario en el que les decía que tenían que abandonar los espacios en junio para poder venderlos al consistorio.
Si bien Collboni dijo que la adquisición de estos locales no se ejecutaría si estaban ocupados y subrayó que se había intentado engañar al Ayuntamiento, la polémica lejos de ir perdiendo fuelle sigue provocando titulares. Hace unos días se supo que el propietario de los locales, que tenía otros de vacíos, renunció a venderlos todos al consistorio. Este miércoles, además, en la comisión de Economía, JuntsxCat y ERC se engancharon con Barcelona en Comú porque el propietario de los establecimientos seguía en sus trece de echar a los inquilinos y los dos grupos de la oposición pidieron al gobierno que intercediera. El concejal de Presupuestos, Jordi Martí (Barcelona en Comú) reiteró que el dueño mintió al consistorio y que éste ya estaba actuando para buscar una solución.
MARCHA ATRÁS EN LA COMPRA DE UN LOCAL A UN CARGO DE LOS COMUNES
El caso de Cahner fue avanzado en exclusiva por Metrópoli el pasado enero: el Ayuntamiento de Barcelona tenía intención de comprar un local en el distrito del Eixample a Max Cahner Picallo, un cargo de Barcelona en Comú en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi. La adquisición del local, un semisótano situado en la calle de Bruc 144, a Max y a su hermana, Joana, desató una tormenta política: JuntsxCat dijo que llevaría el caso al Comité de Ética del Ayuntamiento y a la oficina Antifrau, que depende de la Generalitat.
Hace unos días, después del anuncio de JuntsxCat, Cahner y su hermana renunciaron a vender la propiedad al Ayuntamiento y éste tuvo que dar marcha atrás en la operación, que ya se había ejecutado. Así lo decidió la comisión de gobierno del pasado 12 de mayo, que aprobó devolver a los hermanos unos 244.000 euros, la mitad para cada uno. Según el catastro municipal, el local que había comprado el Ayuntamiento es un espacio de uso comercial de 199 metros cuadrados, de los que 35 corresponden a tienda y 156 a almacén. El edificio data del año 1910.
POSIBLE INCUMPLIMIENTO DEL CÓDIGO DE ÉTICA MUNICIPAL
El pasado 20 de abril, JuntxCat, por aquel entonces todavía comandado por Artadi, consideró que el Comité de Ética municipal debía evaluar si con esta compra -enmarcada dentro del programa Amunt persianes para reactivar locales vacíos- el gobierno de la ciudad podía haber incumplido el código de ética y de conducta al favorecer a un cargo municipal. Artadi explicó que la compra y la formalización de las escrituras del local de Cahner fue delegada por Colau en el concejal del Eixample, Pau González, a través de un decreto de alcaldía del 8 de marzo, aunque la adquisición fue aprobada el 16 de diciembre, como informó este medio.
El programa Amunt persianes, que el gobierno de Colau y Collboni pactó con ERC, prevé la compra de más de 50 locales en planta baja en la ciudad que ahora se encuentren en desuso para ponerlos de nuevo en alquiler y que se implanten en ellos proyectos económicos o de dinamización social o cultural en las zonas en los que están. La inversión total asciende a 16 millones, de los que seis se gastan en Ciutat Vella. Uno de los locales que compra el Ayuntamiento es el Ingenio, la histórica tienda de cabezudos y gigantes del Gòtic que está cerrada desde hace más de dos años.
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