¿Posibilidades de alquiler? Nulas. ¿De compra? Ni de broma. Sí, los jóvenes que volaron del nido hace un par o tres de años atrás las pasan canutas, pero los que todavía viven con sus padres ni siquiera ven una simple pista de aterrizaje. Cuotas de 800 euros al mes (y gracias). Los alquileres baratos en Barcelona ya no los encuentra ni Google. 'Catalans Go Home', exclaman desde hace apenas una semana un grupo de estudiantes. Irónicamente, su hogar de toda la vida es la única opción que tienen de continuar siendo barceloneses.
SIN MERCADO DE ALQUILER RESIDENCIAL
La campaña virtual que han puesto en marcha es una especie de segunda parte del 'Tourist Go Home', aunque su esencia no tiene nada que ver con esta primera. Ellos aseguran que no son turistofóbicos, aunque su treintena de componentes sí que achaca los altos precios a la mercantilización temporal de pisos que hacen plataformas como Airbnb.
Tal como denuncian, muchos multi-propietarios prefieren ofrecer sus pisos a turistas, en lugar de ponerlos en el mercado del alquiler residencial. La pela es la pela, “y apenas les dan miedo las sanciones del Ayuntamiento”, explica una de las impulsoras a quien llamaremos Marta Ruiz. Tal como ha pedido esta joven de veintipocos años, los impulsores prefieren mantenerse en el anonimato. Sus acciones, aunque se basen en pegar cuatro simples carteles, les podrían acarrear multas que hipotecarían seriamente su futuro.
LA LEY MORDAZA ESPANTA LA CALLE
Según sostienen, la encartelada que han llevado a cabo en el barrio de Gràcia (y que queda recogida en el vídeo de arriba), les supondría la aplicación de la Ley de Seguridad Ciudadana (alias, Ley Mordaza). ¿Se entiende ahora que prefieran guardar el anonimato? Dinero no les sobra. Sus nóminas van subyugadas a puestos de becario. Y, a falta de identidad pública, “decidimos actuar en internet”. Es fácil de interpretar como la calle resta asustada con las mordazas.
Ante esta circunstancia, “queremos crear un punto de encuentro virtual donde la gente se pueda expresar, ya que, hoy en día, uno grita para un sitio y el otro para otro; de esta forma gritaremos todos juntos”, apunta Carlos Vargas, otro de los integrantes de la campaña que habla bajo pseudónimo. Por lo menos, “de Internet no nos va a quitar nadie”, asegura. En su opinión, “este es el canal que la gente joven utiliza más para expresarse, ya que en la calle ya no lo podemos hacer”.
'PUBLICIDAD SOCIAL'
La campaña es pura publicidad, “pero sin un objetivo comercializador; queremos concienciar a los ciudadanos”, señala Ruiz. “Tenemos que pedir medidas”, añade como interpelación a la clase política. En relación a la similitud con la campaña anti-turistas, los impulsores de este movimiento matizan: “nosotros utilizamos la ironía, para decir totalmente lo contrario; sí, parece que son los turistas los que nos están echando a la calles, pero al final no es su culpa, sino de los vacíos legales”, reflexiona Ruiz.
Vacíos a cubrir y mayor presión sobre los ilegales. Y tal como sostienen, “este no es solo un problema habitacional”. Los bajos sueldos y los eternos puestos de becario tampoco les ayudan a buscarse la vida. Tanto ella como Vargas y el resto sus compañeros se han hartado a buscar un techo en los portales inmobiliarios. Pero en Barcelona “no hay nada”, concluyen. La esperanza de encontrar algo entre el Besòs y el Llobregat se desvanece.
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