La muerte de un repartidor de Glovo en Barcelona, atropellado por un camión de recogida de basura en pleno centro de la ciudad, ha puesto sobre la mesa las inicuas condiciones de trabajo que soportan los conductores de la empresa. Jornadas extenuantes, salarios paupérrimos y unas circunstancias laborales propias del esclavismo son la nota dominante.
AMENAZA MINISTERIAL
Glovo es una aplicación para teléfonos móviles, tabletas u ordenador, que se utiliza para solicitar todo tipo de envíos urbanos. Es un botón de muestra de los negocios tecnológicos del siglo XXI que han florecido en el ecosistema de internet. Se trata de empresas que manejan activos millonarios ajenos y centenares o miles de colaboradores, pero sin contabilizar apenas bienes en el balance. Uber o Cabify son otros ejemplos palmarios. Alquilan vehículos con conductor, pero carecen de automóviles y mecánicos propios.
A raíz del atropello y muerte de uno de los repartidores de Glovo, el ministerio de Empleo anunció la apertura de una investigación y amenazó con multas crecidas a la empresa, por las lamentables condiciones laborales que sufren los llamados “riders”. Todos ellos son autónomos, no empleados en nómina.
Glovo es de muy reciente creación. Se puso en marcha en 2015, con el capital mínimo de 3.000 euros. Su promotor es el ingeniero aeroespacial y emprendedor Oscar Pierre Miquel. La sede central de la polémica empresa se encuentra en la calle Pujades de Barcelona.
ACCIONISTAS Y CONSEJEROS
Con unos recursos propios tan menguados, Glovo se ha financiado a golpe de sucesivas ampliaciones de capital que dieron entrada a un ramillete de inversores externos, muchos de los cuales han ocupado plaza en el consejo de administración.
Hoy, su capital está dominado por Oscar Pierre y su socio Sacha Michaud, así como por grandes fondos de inversión o empresas como Seaya, GR Capital, Rakuten y AmRest.
Desde la fundación, los desdobles de capital ascienden a siete, realizados entre 2015 y 2019. El primer consejo de administración que se instituyó estaba formado por Oscar Pierre, Josep Lluís Sanfeliu Benet, Sacha Michaud, Harry Serra Moreno, Anne Marie Champetir González y Carlos Rafael Severino Martínez. Poco después se incorporaron Gerard Olivé Fernández y Miguel Vicente Verdoy, y cesaron Sanfeliu, Serra y Severino.
Más tarde se sumaron al órgano gestor Ernest Sánchez Chumillas, Inmaculada Miquel Comas (madre de Oscar Pierre) y Beatriz González Ordóñez. Las dos últimas no duraron mucho. En 2017 presentaron la renuncia, junto con Ernest Sánchez, Anne Marie Champetir y Miguel Vicente.
CRECIMIENTO METEÓRICO
La expansión que ha experimentado la empresa es impresionante. En 2015, primer ejercicio completo, la facturación se limitó a 106.600 euros. El siguiente año se multiplicó por diez y alcanzó 1,2 millones. En 2017, últimos datos oficiales, batió todas las marcas anteriores: 14,2 millones. En los tres ejercicios no hubo beneficios, sino unos crecientes números rojos: 614.000 euros, 4,5 millones y 5,6 millones. Aunque la empresa no facilita sus ingresos de 2018, se calcula que rondaron los 100 millones. Al parecer, las pérdidas también han subido de forma exponencial.
La situación financiera de la casa es muy desahogada, gracias a las repetidas entradas de fondos frescos de sus socios. La capitalización de la casa es extraordinaria. Hasta 2017 había captado de los inversores 37 millones. Pero entre 2018 y 2019 ha entrado un auténtico diluvio de recursos en dos ampliaciones, una de 115 millones y otra de 169 millones. El éxito de la empresa en España se ha proyectado a otra veintena de países, en donde tiene presencia en cerca de 70 grandes ciudades.
DE GLOVO A RTVE
Oscar Pierre Miquel, el fundador de Glovo, es hijo del empresario Oscar Pierre Prats, que fue consejero de Radio Televisión Española entre 2012 y 2018 a propuesta de CiU. Este último año se vio impelido a cesar porque la normativa del ente obliga a acreditar la posesión de un título académico de doctor, licenciado o grado equivalente, y Pierre no presentó titulación alguna.
Pierre Prats ha participado en numerosas empresas, algunas de las cuales acabaron en liquidación dejando una cadena de fallidos. Es el caso de las sociedades barcelonesas Customer Relationship Management, Supply Chain Management y Application Software Provider.
También formó parte de la entidad Publicaciones de los Puertos de España, perteneciente a Dalmau Codina, editora del diario portuario El Vigía. En 2017 los trabajadores lograron que el Juzgado Mercantil declarase la quiebra necesaria por el impago de sus salarios.
Sin embargo, no todo han sido sinsabores en su andadura empresarial. Pierre tiene en su haber un pequeño pelotazo. Lo propinó en 2006 cuando vendió la empresa tecnológica Business T&G, de Sant Just Desvern, por unos 5 millones de euros a la firma china CDC Software. Más tarde, los asiáticos le cambiaron el nombre por Aggity Europe. Oscar Pierre sigue como consejero.
LA SOCIEDAD PATRIMONIAL, A MADRID
Además, junto con su esposa Inmaculada Miquel Comas posee la sociedad patrimonial Valbar Consulting, dotada de un capital social de 2,6 millones, que entre otros activos posee su casa de la calle Cavallers, en el opulento barrio de Pedralbes.
En 2017, con motivo del procés, Oscar Pierre puso a buen recaudo sus bienes. Trasladó el domicilio social de Valbar Consulting de Barcelona a la calle Zurbarán de Madrid. Además de propietaria de la vivienda de la familia en Pedralbes, Valbar Consulting es accionista de la empresa informática DMS Digital Solutions.
EL PETARDAZO DE MIQUEL ALIMENTACIÓ
En cuestión de pelotazos quien se lleva la palma es su esposa Inmaculada Miquel Comas, hija de uno de los socios de referencia de Miquel Alimentació. Esta compañía es titular de los supermercados Suma y Pròxim, que tienen una red comercial de más de 600 tiendas. De forma paralela, también presta servicios al sector mayorista, por medio de 67 autoservicios.
En 2015, los tres hermanos Ramón, José y Amadeo Miquel Ballart vendieron el grupo entero al consorcio chino Bright Food, por unos 100 millones. A continuación, Bright Food cambió el nombre de Miquel Alimentació por General Markets Food Ibérica (GM Food Ibérica). La facturación de GM Food rebasó el año pasado los 1.100 millones.
Ramón Miquel Ballart, expresidente de Miquel Alimentació, es un convergente de toda la vida, amigo íntimo y consejero áulico de Jordi Pujol Soleu, además de un empresario de largo recorrido.
En los años setenta formó parte, en su calidad de accionista, del consejo de administración de Banco Mercantil de Manresa, que a la sazón presidía el industrial textil Juan Casablanas Bertrán.
En 1979 esta institución se integró en la Banca Catalana de Jordi Pujol y Ramón Miquel pasó a formar parte de su máximo órgano de gobierno. Cuando estalló el caso Banca Catalana y la fiscalía se querelló contra sus directivos, Ramón Miquel fue procesado junto con otros prebostes de la institución como Jordi Pujol, el abogado Josep Lluís Vilaseca y el historiador Francesc Cabana.
Los pelotazos de la familia Miquel en Miquel Alimentació y Oscar Pierre Prats en Business T&G palidecen frente al que tarde o temprano soltará Oscar Pierre Miquel en Glovo. Porque las valoraciones que alcanza la compañía ascienden ya a varios cientos de millones de euros.