Una relación muy conflictiva, aunque con algunos destellos que han beneficiado a las dos partes. Los hoteleros en Barcelona ya establecen un balance sobre los años de mandato de Ada Colau, a la espera de lo que suceda tras las elecciones del mes de mayo. A pesar de la recuperación económica y de los buenos datos, la conclusión es clara y llega a partir de un caso que se considera paradigmático. La limitación para nuevas licencias de hoteles en el centro de la ciudad, aprobada en el primer mandato de Colau, impidió el aterrizaje de la cadena Four Seasons en el edificio del antiguo Deutsche Bank, en la confluencia entre Diagonal y Paseo de Gràcia. “Cargarse el ‘Four Seasons’ ilustra en gran medida todo su mandato”, a juicio de Jordi Clos, presidente del Gremio de Hoteles.

El edificio lo había comorado por 90 millones de euros el grupo inversor KKH. Una de las cadenas con más números para instalarse era Four Seasons, cuyos hoteles, en las grandes ciudades del mundo, atraen a un tipo de turista-viajero muy preciado. De hecho, muchos de esos ciudadanos globales se mueven a partir de la presencia de esos hoteles en las ciudades de destino. La cadena abrió, finalmente, un hotel en Madrid, después de que en Barcelona fuera imposible su proyecto. Y es el que Ayuntamiento de Colau no autorizó el cambio de planeamiento urbanístico del edificio, ya que estaba previsto derribar la estructura y edificar de los 75 metros actuales a los 100 metros, para lograr una mayor rentabilidad.

HASTA 120 PLEITOS

Lo que ha ocurrido es que ese hotel es hoy un edificio de apartamentos de lujo. Uno de ellos se acaba de adquirir por 40 millones de euros. Colau, preguntada por Metrópoli sobre esa circunstancia, sobre si Barcelona es o no una mejor ciudad a partir de esos apartamentos, y sin la presencia de la cadena de Isadore Sharp, señaló que la ciudad “es mejor con la regulación urbanística”.

Por dos veces fue preguntada, sin que la candidata de los comunes quisiera hacer referencia al hecho concreto, y es que Barcelona no tendrá, por ahora, ese hotel perteneciente a una de las cadenas con más prestigio del mundo y que atrae a un determinado tipo de turista que suele dejar importantes recursos en otros establecimientos, como la restauración o los comercios de lujo, pero que también responde ante la oferta cultural de la ciudad que visita.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en el encuentro anual con el Col·legi de Periodistes de Catalunya / EFE Toni Albir

El Gremio de Hoteles presentó “hasta 120 pleitos” durante el primer mandato de Colau, para hacer frente al PEUAT, el plan urbanístico que Colau impulsó y que limitaba la apertura de nuevos hoteles en el centro de la ciudad. “Es duro presentar recursos contra el ayuntamiento de tu propia ciudad, no es nada fácil, pero tuvimos que hacerlo”, señala Jordi Clos. Y los hoteleros tuvieron una respuesta favorable, por parte de la justicia, aunque cuando llegó Colau ya había modificado las partes más polémicas del plan. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) tumbó, de forma definitiva el PEUAT en mayo de 2021. El tribunal no admitió un recurso de casación del Ayuntamiento de Barcelona tras la sentencia de 2019, por lo que se convertía en firme. El plan, en todo caso, siguió vigente porque meses antes, en enero, se había aprobado una seguna versión, que introdujo modificaciones sobre los aspectos que tenían sentencias en contra. Por ello, Clos señala que se ganaron “todos los recursos que se plantearon”.

Hay otra cuestión, sin embargo, en la que los hoteleros sí han estado al lado de Colau. Se trata de la limitación de los pisos turísticos o hogares compartidos. Los comunes se impusieron a los socialistas, en el consistorio, y sacaron adelante la medida, con el apoyo del Gremio de Hoteles, que consideró que esas habitaciones compartidas, por parte de particulares, podrían atraer un turismo poco atractivo para la ciudad. Pero los socialistas incidieron en que podía ser un complemento salarial para algunas familias, y, siempre desde la legalidad, podía suponer también un modo para compartir experiencias culturales.

Los hoteleros entienden que Barcelona tiene un modelo “híbrido” que no acaba de contentar a nadie, y, aunque pueden comprender las aspiraciones de particulares, que pueden poner a disposición de un turista una habitación, aprovechando las plataformas tecnológicas de las que se dispone, se posicionaron al lado de los comunes.

¿CERCA DEL COLAPSO?

Ahora los hoteleros esperan un cambio a partir de las elecciones de mayo. Clos lo ha verbalizado a partir de una declaración de amor: “Lo que queremos es que el nuevo alcalde, o alcaldesa que surja de las elecciones ame Barcelona, que demuestre que quiere a esta magnífica ciudad, no pedimos más”. Pero su petición llegó tras el reproche a Colau por romper relaciones con la ciudad israelí de Tel Aviv, con la advertencia de que se puede poner en peligro el “mercado judío”, que es muy importante para Barcelona.

Las distancias con los hoteleros respecto a Colau y a los comunes han sido grandes, a pesar de ese idilio sobre los pisos turísticos. De hecho, ha sido la bandera que ha izado desde el primer día el partido de Colau, que ha identificado al sector hotelero con la especulación y el “caos turístico” en la ciudad. Lo señaló, tras la sentencia de 2021 del TSJC, la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz: “El PEUAT abrió un camino, el de ordebar el turismo y nos salvó del colapso”, aseguró. Y esa idea, la de “regular”, fue la que le trasladó Sanz a Colau cuando la alcaldesa respondía a Metrópoli sobre la no existencia en Barcelona de un hotel del Four Seasons. “Hay una ciudad regulada”, manifestó la candidata de los comunes. Y de ahí no se mueve Colau.

Tampoco se mueve de su posición el Gremio de Hoteles, que ha visto como la actividad turística prácticamente ha recuperado los números de 2019, el último año antes de la pandemia, con el 6,8% menos de ocupación, pero con un precio medio por noche mayor, unos 12 euros más, hasta alcanzar los 152 euros. El sector se muestra satisfecho, pero quiere saber ya qué pasará tras las municipales del mes de mayo.

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