Marian Muro conoce el sector turístico como pocos responsables en Barcelona y Catalunya. Ha sido designada por la patronal de pisos turísticos, Apartur, como la nueva directora general, y llega con la convicción de que es posible un acuerdo, aunque el Ayuntamiento de Barcelona, a través de su alcalde, Jaume Collboni, haya anunciado que retirará todas las licencias en 2029. “Apuesto por un consenso con todo el sector, porque los pisos turísticos son vitales para Barcelona”, señala, en conversación con Metrópoli.
Su nombramiento ha provocado mucho interés en todo el ecosistema turístico barcelonés. Muro es una responsable muy conocida. Fue directora general de Turisme de Barcelona, entre 2000 y 2022, y directora general de Turisme de la Generalitat entre 2011 y 2016. Fue la que reguló el sector, y que permitiría, posteriormente, que el alcalde Xavier Trias otorgara licencias turísticas. En 2014 esa posibilidad se retiró. “Desde entonces no se otorgan licencias, no ha habido más”, indica Muro, que se muestra sorprendida por la medida del Ayuntamiento.
Porque, ¿qué se busca? “Si de verdad se considera que se actúa en beneficio de la oferta de vivienda, entonces es muy difícil de entender. Porque no se quiere pensar en otra realidad: hay 9.000 viviendas vacías en Barcelona, y hasta 80.000 que se destinan para otros usos. Se puede abrir un negocio de masaje, por ejemplo, en un principal de un inmueble”.
Muro insiste en que llega a Apartur, después de ejercer de asesora para distintas empresas del sector en los últimos años, con ánimo de entendimiento. “No vamos a buscar el enfrentamiento. Lo que se debe hacer es acercar posiciones, buscar el camino del consenso, porque interesa a todos. Barcelona no puede perder esa oferta, que es real, porque obedece a una demanda que existe y que es cada vez mayor”.
Como defensora de los intereses de Apartur, pero desde el conocimiento que le proporciona su amplia experiencia en el sector, Marian Muro insiste en que “hay muchas familias que desean esas viviendas, que se sienten cómodas. Y, al mismo tiempo, muchos participantes del Mobile World Congress o que vendrán para la Copa América se alojarán en pisos turísticos. ¿Son turistas de mala calidad, no los queremos?”
En contra de la inseguridad jurídica
El sector está en plena efervescencia desde que Collboni anunció la medida. Inversores y propietarios preparan demandas millonarias contra la Generalitat, porque es la que aprobó el decreto ley al que se acogen los alcaldes, como el de Barcelona. Pero, además, como señalan las fuentes jurídicas consultadas, existe un recurso del PP ante el Tribunal Constitucional. “El Constitucional lo ha admitido a trámite”, indica Muro, que recuerda que la Comisión Europea ha pedido requerimientos, porque no ve con claridad el decreto, que no se ajustaría a la normativa europea. “Lo que no puede ser es que se ofrezca una imagen de inseguridad jurídica”, remacha Muro.
¿Hay tiempo? Collboni situó la retirada de licencias en el horizonte de 2029. Y la teniende de alcalde, Laia Bonet, manifestó que se podía considerar como una indemnización patrimonial el hecho de que la medida se anuncie con cinco años de distancia, para que las empresas y propietarios con licencias ingresen lo que después ya no podrán. “La decisión que se ha tomado ha sido poco meditada y con poco conocimiento”, insiste Muro, que pide sentarse, negociar, “con todos los datos y con toda la información”.
Aumentar la competencia en el sector
Porque, ¿cuál es el objetivo real? Si lo es incrementar la oferta de vivienda, Muro entiende que hay que impulsar un acuerdo público-privado, como ha pedido el Círculo de Economía, con los ayuntamientos, y con un plan a largo plazo para construir vivienda asequible en toda el área metropolitana de Barcelona. “Los pisos turísticos representan el 0,7% de todo el parque de vivienda, me parece que con eso queda todo dicho. Y, en todo caso, ¿por qué no se incentiva con medidas fiscales que esos pisos vacíos se puedan utilizar para vivienda, el 9,3% -casi 75.000- que hay en Barcelona?”
Muro, una técnica con mucha personalidad que negocia duro por lo que cree, puede ser un interlocutor molesto para las administraciones, porque las conoce por dentro. Bajo su responsabilidad en el Govern de la Generalitat trató de regular las viviendas turísticas. Y jugó con los márgenes que se disponían al frente de Turisme de Barcelona. Ahora lo que pide es que el Ayuntamiento no dé por zanjada la cuestión y se abra a “negociar y pactar”. Su idea-fuerza es clara: “El sector debe tener competencia, la competencia es buena para el país”, en una alusión a las empresas hoteleras.