La situación del comercio en Barcelona muestra una ciudad dividida en dos realidades. En el centro, calles como el paseo de Gràcia, la Rambla Catalunya o el Portal de l’Àngel concentran un auge comercial impulsado por el turismo y por una creciente comunidad de expatriados, que priorizan el consumo en zonas céntricas. En cambio, en los barrios menos céntricos, el panorama es muy distinto: los locales comerciales presentan una alta tasa de desocupación, con negocios que luchan por mantenerse a flote.
La demanda de los comercios en el centro de Barcelona está cada vez más determinada por turistas y los llamados expats, un perfil de inmigrante con alto poder adquisitivo que se ha instalado en la ciudad por su atractivo. “Barcelona es un imán para ejecutivos, estudiantes internacionales y trabajadores desplazados, y esto tiene un impacto directo en las zonas comerciales más exclusivas”, señala a Metrópoli el economista Gonzalo Bernardos.
El aumento de este tipo de consumidor se traduce en una demanda constante y en un incremento de los alquileres en las principales arterias comerciales, donde algunas firmas internacionales esperan años para encontrar la ubicación ideal.
Baja ocupación de comercios en los barrios periféricos
Este dinamismo, sin embargo, no se extiende a otras áreas de la ciudad. En barrios más alejados del centro, la ocupación de locales comerciales enfrenta serias dificultades. Mientras el Ayuntamiento asegura que la tasa de desocupación de estos espacios se sitúa en torno al 9%, otros estudios la elevan hasta el 16%, y Bernardos advierte que “es más probable que ronde el 20% que el 10%”.
La falta de relevos generacionales en negocios familiares, junto a condiciones laborales poco atractivas y una falta de planificación financiera y de marketing, contribuyen a esta realidad. En estos barrios, la rotación de comercios es elevada, y los pocos negocios que prosperan suelen estar en el sector de la restauración y el ocio, donde la demanda se mantiene estable.
Además, la disparidad en la ocupación de locales comerciales responde a una cuestión de rentabilidad. Mientras que en las zonas céntricas los comercios pueden operar con un flujo constante de turistas, los negocios en los barrios no cuentan con esa ventaja. En estos entornos, los alquileres no han experimentado subidas desde 2019; de hecho, muchos han bajado, aunque aún resultan excesivos para algunos comerciantes, detalla el economista.
Reconversión de locales vacíos
Desde el sector inmobiliario defienden el mismo posicionamiento. Fuentes del sector advierten a este digital que el llamado non-prime retail —comercio que no se encuentra en las arterias principales— está sufriendo intensamente.
Muchos locales comerciales en las plantas bajas de nuevas promociones inmobiliarias quedan vacíos debido a la falta de interés, lo que representa un problema tanto para los promotores como para los propios barrios, aseguran desde la gestora Conren Tramway.
Desde el sector proponen que, en el contexto actual de emergencia habitacional, el Ayuntamiento de Barcelona debería considerar la reconversión de estos espacios desocupados en viviendas. La obligación de incluir locales comerciales en las plantas bajas encarece las promociones y repercute en el precio de las viviendas, algo que podría paliarse flexibilizando esta normativa en zonas de baja demanda comercial.
Turismo concentrado en el centro
La concentración del comercio en el centro de la ciudad refleja también el circuito limitado de los turistas, que raramente exploran más allá de las zonas más reconocidas. Hay muchas Barcelona, pero el turista solo recorre un trayecto determinado. "Gran parte de los barrios barceloneses quedan fuera del radio turístico, no se benefician de la afluencia de visitantes ni de su capacidad de gasto, lo que deja a los comercios locales dependiendo exclusivamente de la clientela residente, con menor margen de consumo", explican fuentes del sector inmobiliario a Metrópoli.
No obstante, una de las pocas excepciones en los barrios es el aumento de tiendas y supermercados de gestión pakistaní o china, muchos de ellos abiertos las 24 horas. Estos negocios han encontrado un nicho rentable debido a su disponibilidad continua y a unas condiciones de trabajo que, según Bernardos, muchos empresarios españoles no están dispuestos a asumir.
El efecto del turismo en el retail español
El crecimiento del retail beneficiado por el auge turístico es una tendencia que se mantiene en España. Según informa Cushman & Wakefield, el número de turistas internacionales ha alcanzado cifras récord, impulsado especialmente por el aumento de visitantes procedentes de Estados Unidos, quienes han encontrado en España un destino preferente para sus vacaciones y experiencias culturales.
Este repunte en el turismo ha tenido un impacto positivo directo en el comercio minorista, especialmente en los centros comerciales y en las calles comerciales más emblemáticas del país. Zonas como el paseo de Gràcia han registrado un incremento en la afluencia de compradores, muchos de ellos turistas internacionales con un alto poder adquisitivo.
La llegada de estos visitantes ha sido clave para reactivar las ventas en tiendas de lujo, moda y accesorios, que venían de años complicados debido a las restricciones de la pandemia.