Poble Espanyol de Montjuïc / MA

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Economía

Poble Espanyol de Montjuïc, un negocio venido a menos

El histórico recinto de la montaña Montjuïc permanece cerrado a cal y canto desde la declaración del estado de alarma

30 abril, 2020 00:00

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El Poble Espanyol de Montjuïc echó el candado a sus portones el 14 de marzo. Según un comunicado difundido por la empresa gestora, la medida pretende “proteger a los visitantes, trabajadores y colaboradores externos del riesgo de posibles contagios del Covid-19”.

Poco antes de cerrar sus puertas, los responsables de la empresa instalaron en los árboles una partida de cajas-nido. Estaban previstas 50 unidades, que se pretendían colocar con la ayuda de estudiantes del Institut Pompeu Fabra de Badalona, en cuatro tandas sucesivas a lo largo del mes de marzo. El virus truncó la operación cuando solo se había ejecutado la mitad.

AVES Y ORUGAS EN MONTJUÏC

Las cajas-nido contribuyen a la reproducción de los gorriones, carboneros y otros pájaros que habitan en la instalación. Semejante iniciativa favorece la biodiversidad y la reproducción de las aves. Además, estas contribuyen a frenar la expansión de la procesionaria, un problema recurrente en la montaña de Montjuïc.

La inactividad del Poble Espanyol supone un mazazo económico considerable. El recinto ha prosperado los últimos años gracias a la afluencia de las mesnadas de turistas y las excursiones que programan los colegios.

VENTAS DECLINANTES

Pero de un tiempo a esta parte, las dos vías principales de ingresos menguan. Desde 2015, la facturación ha bajado de 7 a 6 millones anuales. Además, en los dos últimos ejercicios la sociedad que explota el conjunto monumental ha cosechado pérdidas.

Con el cierre decretado por el Gobierno debido al coronavirus, en 2020 los números rojos no solo no cesarán, sino que amenazan con dispararse.

AVATARES HISTÓRICOS

La historia del Poble Espanyol es apasionante y está plagada de vicisitudes. Abrió sus puertas en 1929, con motivo de la famosa Exposición Internacional de Barcelona, que dio lustre y fama mundial a la ciudad. En aquella época se llama Pueblo Español de Montjuich.

En plena Guerra Civil, el Gobierno republicano se incautó de todo el parque monumental y lo utilizó como campo de concentración y checa para torturar a los presos. Tras el final de la contienda, el régimen franquista lo empleó para difundir mensajes anticatalanistas.

QUEBRANTOS Y PRIVATIZACIÓN

El Poble Espanyol languideció durante mucho tiempo y arrojó pérdidas sin cuento para los contribuyentes de la Ciudad Condal.

Cansado de pechar con los quebrantos, el alcalde Pasqual Maragall decidió en 1986 traspasar la explotación al sector privado.

Así, un grupo de hombres de negocios se hizo con la concesión administrativa. Estos invirtieron fuertes sumas en la recuperación arquitectónica de los 117 edificios originales.

A la vez, en aquella época se inauguró una zona de ocio, otra gastronómica, así como varios servicios. Además se instauró la oferta nocturna.

SUSPENSIÓN DE PAGOS

Las actuaciones realizadas doblaron la afluencia de clientes hasta rebasar un millón anual. Pero las pérdidas de la explotación continuaron.

El Poble Espanyol estuvo liderado muchos años por el empresario hotelero Clemente Guitart Pascual, de la cadena Guitart Hotels.

En 1996, Guitart decidió no aportar más recursos y la compañía explotadora entró en suspensión de pagos, con una deuda de 12 millones.

NUEVOS INVERSORES

El financiero Joaquín Frigola Ruiz de Porras aprovechó la oportunidad para tomar el control. Pactó con el consistorio el alargamiento de la concesión hasta 2036.

A cambio se comprometió a realizar varias reformas que relanzasen la instalación. Con su impulso económico, el recinto monumental resaltó los valores arquitectónicos, la artesanía y el arte contemporáneo.

MUSEO DE FRANCISCO DAURELLA

Otro de sus platos fuertes es el Museo Fran Daurel, pseudónimo del veterano empresario Francisco Daurella Franco. La pinacoteca cedida por este prócer al Poble Espanyol alberga su espléndida colección privada. Francisco Daurella, de 91 años, es uno de los grandes impulsores de Coca-Cola en España.

Joaquín Frigola falleció en enero de 2017 a los 76 años. Pocos años antes había cedido la presidencia al empresario y financiero Jorge Campins Figueras, que posee una conspicua participación en la sociedad gestora del recinto Poble Espanyol de Montjuïc SA.

Campins está casado con Elena Daurella de Aguilera, hija de Francisco Daurella y prima hermana de Sol Daurella, presidenta del gigante embotellador de Coca-Cola en Europa.