Un antiguo restaurante familiar del Eixample, en obras para convertirse en un Vivari

Un antiguo restaurante familiar del Eixample, en obras para convertirse en un Vivari GALA ESPÍN Barcelona

Eixample

Barcelona ordena el cese de las obras de un antiguo restaurante que se convertirá en un Vivari

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El Ayuntamiento de Barcelona ha ordenado la suspensión de las obras del local ubicado en el número 108 de la calle de Pau Claris, en el distrito del Eixample. La Guardia Urbana ha levantado un acta y un expediente disciplinario sobre el establecimiento que, se planea, se convertirá en un Vivari.

Según explican fuentes municipales a Metrópoli, el local dispone solo de un enterado de obra, una documentación por debajo de la licencia de obras y que, por tanto, no se ajusta a los trabajos que se están llevando a cabo en su interior.

El expediente se fundamenta así en que las obras "se están ejecutando sin permiso", detallan. Tanto el expediente como la orden de suspensión están pendientes de notificación.

De restaurante familiar a panadería

El 108 de la calle de Pau Claris, ubicado justo en la esquina con la calle de Diputació, albergaba en los bajos el Campeón, un negocio familiar que sirvió su último menú el pasado verano. 

Un antiguo restaurante familiar del Eixample, en obras para convertirse en un Vivari

Un antiguo restaurante familiar del Eixample, en obras para convertirse en un Vivari GALA ESPÍN Barcelona

Ahora, según ha podido saber este digital, se está reacondicionando el lugar para abrir una macropanadería-cafetería de la cadena Vivari. La franquicia dirigida por la familia Ji abrirá su octavo local solo en el barrio de la Dreta del Eixample.

Los dueños del establecimiento, por su parte, lamentan que un restaurante que llevaba 50 años en el barrio no se haya podido traspasar y aseguran que no han tenido nada que ver con el relevo de su negocio.

Barcelona, infestada de macropanaderías

Vivari, junto con su gran rival, 365, es la que más establecimientos tiene desplegados por la capital catalana. Cada una de estas dos marcas, a través de sus locales tanto en propiedad como franquiciados, dispone de más de un centenar de panaderías distribuidas por la ciudad.

¿Son las únicas? No. Solo en la urbe compiten ferozmente 21 cadenas. Las más extendidas son, además de las mencionadas, Santagloria, con medio centenar de locales; El Fornet, con 365, y Granier, con más de una veintena.

Un local de la cadena Vivari en Barcelona

Un local de la cadena Vivari en Barcelona SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

En conjunto, hay más de 400 macropanaderías-cafeterías en activo por Barcelona. Se trata de establecimientos en los que se vende pan, pero también café, pastas, bocadillos, cervezas y refrescos y, en algunos, incluso hay un menú del día.

Competencia desleal

Ello, según ya explicó a este digital el Gremi de Restauració, entraña una "competencia desleal" al resto de bares y restaurantes que sí tienen la licencia de actividad correcta y en regla.

Y es que legalmente se contemplan estos establecimientos como panaderías y locales con degustación. No obstante, según explica la asociación, la actividad que se lleva a cabo de facto es la de un bar o un restaurante, lo que influye en el número de mesas --y clientela-- que pueden albergar.

Locales de El Taller, 365 y Vivari en la avenida del Paral·lel

Locales de El Taller, 365 y Vivari en la avenida del Paral·lel Simón Sánchez

Ello implica también que se paga menos por las licencias y por los salarios de los trabajadores. De hecho, aunque las funciones son muy similares, un camarero cobra por convenio unos 400 euros más al mes que el trabajador de uno de estos negocios.

El director del Gremi, Roger Pallarols, en conversación con este digital, estimó que aproximadamente el 85% de las macropanaderías-cafeterías incumplen con la normativa municipal.

Los restauradores, en contra de la apertura

La noticia de la apertura del nuevo Vivari en Pau Claris no ha sentado bien a buena parte de los comerciantes y restauradores de la zona. La esquina con la calle de Diputació, precisamente, tiene varios bares, restaurantes que dan de comer a los trabajadores de los negocios y oficinas de los alrededores.

Temen, precisamente, que los bajos precios que la cadena se puede permitir poner arramble mediante la "competencia desleal" con la clientela local --o, por lo menos, buena parte de ella-- y eso se traduzca en una caída de las ventas.